El mandatario aspira a consolidar su poder tras la mayoría absoluta obtenida por su coalición en las parlamentarias de 2023
MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
Mauritania celebra este sábado unas elecciones presidenciales en las que un total de seis candidatos aspiran a derrotar al actual mandatario, Mohamed Uld Ghazuani, cuyo partido se impuso ampliamente en las parlamentarias celebradas en 2023, cuando se hizo con la mayoría absoluta del órgano legislativo.
Las parlamentarias, en las que el gubernamental El Insaf se hizo con 80 de los 176 escaños del Parlamento –a los que sumó otros 36 logrados por sus aliados, frente a los 24 de la oposición–, supusieron la cimentación del poder de Uld Ghazuani, quien llegó a la Presidencia en 2019, cuando sucedió a Mohamed Uld Abdelaziz.
El mandatario, quien se unió a las filas del Ejército en los años 70 y recibió entrenamiento en una academia militar en Marruecos, fue una figura muy cercana al expresidente Maauya Uld Sid’Ahmed Taya (1984-2005, cuando fue derrocado en un golpe de Estado) y posteriormente aliado de Uld Abdelaziz, quien ascendió al poder en 2009 tras una segunda asonada en 2008.
Precisamente, fue durante el segundo mandato de Uld Abdelaziz cuando fue nombrado ministro de Defensa y logró consolidarse como una de las figuras más importantes del Gobierno, hasta presentarse a las elecciones de 2019 como ‘delfín’ del entonces presidente, del que se ha distanciado debido a los numerosos casos abiertos por supuesta corrupción contra el exmandatario.
Las diferencias se acentuaron tras la creación de una comisión parlamentaria para investigar a Uld Abdelaziz, lo que derivó en un largo proceso judicial que culminó en diciembre de 2023 con una sentencia a cinco años de prisión, la confiscación de sus bienes y la prohibición de ocupar cargos electos por enriquecimiento ilícito y blanqueo, cargos que ha rechazado y achacado a una persecución política.
Durante la campaña electoral, el actual mandatario, respaldado por el partido Insaf, ha prometido un impulso del sector agrícola para lograr la autosuficiencia alimentaria, aumentar los salarios de los trabajadores y mejorar las condiciones de vida de los jóvenes, que componen un sector importante de la población mauritana.
El mandato de Uld Ghazuani en el país, cuya política ha estado durante décadas marcadas por el peso del Ejército y los reiterados golpes de Estado, ha estado caracterizado por la continuación de la discriminación a los negros, las mujeres, los homosexuales y los haratin, un grupo étnico presente en varios países del Magreb sometidos tradicionalmente a esclavitud en Mauritania, si bien las autoridades han prometido trabajar para hacer frente a estos problemas.
La esclavitud es precisamente uno de los principales problemas sociales y políticos en el país africano y el relator especial de Naciones Unidas para las formas modernas de esclavitud, Tomoya Obokata, afirmó en agosto de 2023 que, si bien se han logrado “progresos significativos” en el refuerzo del marco legal para evitar esta práctica, la “esclavitud basada en la descendencia” persiste en ciertas zonas, así como “formas contemporáneas es esclavitud”.
Por otra parte, las autoridades han sido acusadas de reprimir diversas protestas y de recurrir a cortes de Internet para intentar silenciar estas movilizaciones, incluidos casos de tortura y detenciones arbitrarias contra activistas, entre ellos el destacado opositor, Biram Dah Abeid, quien denunció fraude en las elecciones de 2019 y quien vuelve a concurrir a las urnas este año.
UNAS ELECCIONES CON SEIS ASPIRANTES
Dah Abeid, presidente de la Iniciativa para el Resurgimiento del Abolicionismo (IRA-Mauritania) y Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2013, ha sido desde hace años una de las figuras más conocidas de la oposición, tanto dentro como fuera del país, y se presenta esta vez a las que suponen sus terceras presidenciales.
El activista, que ha sido arrestado y encarcelado en varias ocasiones durante los últimos años, ha defendido reiteradas veces la necesidad de lanzar un proceso de reformas tras entrar en política y de que la comunidad internacional presione a las autoridades para lograr una mejora de la calidad democrática y de las libertades en Mauritania.
Dah Abeid, nacido libre después de que su padre fuera liberado por el hombre que tenía esclavizada a su abuela, ha impulsado la campaña abolicionista contra este crimen en el país y ha prometido trabajar para acabar totalmente con esta práctica en caso de llegar a la Presidencia, tras quedar en segundo lugar en 2014 y 2019. En la actualidad, es parlamentario, escaño que ocupa desde 2018.
El político fue uno de los pocos candidatos a la Presidencia que optó este mes por abrir su campaña electoral en otro lugar diferente a la capital, Nuakchot, al hacerlo desde la comuna de Kaédi, desde donde pidió a sus seguidores que “estén vigilantes” en los colegios electorales ante un posible fraude y expresó su confianza en que se hará con la victoria en las urnas.
Además de la candidatura de Dah Abeid, destaca entre las filas opositoras la de Hamadi Sidi el Mojtar Mohamed Abdi, respaldado por la Agrupación Nacional para la Reforma y el Desarrollo (Tauasul), un partido de corte islamista vinculado a la rama en el país de la organización Hermanos Musulmanes y la segunda fuerza con más escaños en el Parlamento durante la última década.
Mohamed Abdi ha hecho hincapié durante la campaña a incrementar el peso de la religión en el país africano y mejorar las condiciones salariales de los trabajadores, uno de los caballos de batalla de su partido, legalizado en 2007 y que boicoteó las elecciones de 2014 –mientras que en 2019 respaldó al ex primer ministro Sidi Mohamed Uld Bubakar, quien no era parte de la formación–.
Por su parte, Ba Mamadou Bocar, apoyado por la Alianza para la Justicia y la Democracia (AJD), ha manifestado durante la campaña que es necesario cambiar el sistema actual por uno de “progreso” y “prosperidad”, anclado en la “cohesión social” y la “unidad nacional”, según ha recogido el portal de noticias Mauriweb.
Junto a ellos figuran El Id Mohameden Mbareck, otro destacado opositor, en este caso apoyado por la Unión de Fuerzas de Salvación (UFS), cuyo director de campaña, Jaly Diallo, destacó que la prioridad “es el empleo y la formación de los jóvenes”, tal y como ha informado Radio France Internationale. “La juventud mauritana, el pueblo mauritano, quiere vivir una nueva era de cambio, de justicia, de unidad. Nuestro país se está desmoronando debido a la corrupción, lamentó durante la campaña.
El propio Mbareck ha recalcado durante la última semana que busca impulsar “reformas fundamentales” en los campos de la sanidad, la agricultura y el sistema de agua, al tiempo que ha prometido potenciar la creación de empresas dedicadas a la industria y las minas, además de a abordar la situación en el sector pesquero, uno de los más importantes para la economía del país.
Por su parte, Outouma Antoine Soumaré ha desvelado que entre sus prioridades estarán igualmente mejorar los sistemas de infraestructura y la calidad de la sanidad y la educación, mientras que Mohamed Lemine el Murtaji el Uafi, quien ya se presentó a las elecciones en 2019, ha apelado a jóvenes y trabajadores a “alzarse contra la injusticia” y ha dicho que trabajará para mejorar la situación de los más desfavorecidos.
Las elecciones son consideradas clave para consolidar el proceso democrático en Mauritania, un país mayoritariamente desértico con cerca de cinco millones de personas –lo que lo convierte en uno de los que tienen menor densidad de población del mundo– que vivió su primera transferencia política de poder en 2019 tras una sucesión de golpes de Estado entre 1978 y 2008, especialmente ante la creciente amenaza de la expansión del yihadismo en el Sahel, que hasta ahora no ha afectado a territorio mauritano desde 2011.
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