MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha jurado este domingo de nuevo su cargo al frente del país — tras conseguir el 99 por ciento de los votos, según los resultados oficiales, en los comicios del mes pasado — con la intención de alcanzar la paz diplomática en la región y poner fin a sus fricciones con República Democrática del Congo.
En el centro de la cuestión se encuentra la actividad de las milicias del Movimiento 23 de Marzo (M23), un grupo armado que opera en la provincia congoleña de Kivu Norte. El Gobierno de RDC acusa a Ruanda de financiar a esta organización, autoproclamada defensora de los derechos de los tutsis congoleños huidos del genocidio ruandés de los años 90, pero el Gobierno de Ruanda niega toda vinculación y acusa a su vez a RDC de financiar a grupos armados que operan en territorio ruandés.
“La paz en nuestra región es una prioridad para Ruanda; una paz que, por desgracia, está ausente en República Democrática del Congo. Y no hay paz que pueda lograrse, en lugar alguno, si la parte más directamente involucrada no hace lo que es necesario”, ha indicado el mandatario durante su discurso de investidura, en una velada mención a su homólogo congoleño, Felix Tshisekedi.
Kagame, de 66 años, se convirtió en líder ‘de facto’ de Ruanda después de que los rebeldes del Frente Patriótico Ruandés (FPR) derrotaran a las autoridades centrales, dominadas por extremistas hutus, tras el genocidio de tutsis y hutus moderados en 1994, que se saldó con más de 800.000 muertos en el transcurso de cerca de tres meses.
El mandatario ha logrado su victoria para su cuarto mandato ante la ausencia de rivales de peso después de que las principales figuras opositoras hayan sido descartadas y no hayan podido presentarse a las urnas.
Kagame ha logrado estabilizar el país tras el genocidio y durante estas tres décadas Ruanda ha logrado progresos a nivel económico y social, incluida su transformación en un centro de conferencias internacionales y eventos deportivos, si bien durante las últimas tres décadas numerosos opositores han desaparecido o han sido asesinados.
El genocidio ruandés también ha ocupado buena parte del discurso de Kagame ante una multitud concentrada en el estado de Amahoro, en la capital, Kigali. “Nuestro trágico pasado ha encendido un fuego en cada uno de nosotros: el fuego de la esperanza, la resistencia y la justicia”, ha indicado el mandatario, también en presencia de más de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno del continente africano.
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