MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
El enviado especial de Naciones Unidas para Yemen, Hans Grundberg, ha concluido este martes su visita a la capital de Arabia Saudí, Riad, donde se ha reunido tanto con altos cargos del Gobierno saudí como con el primer ministro de Yemen reconocido internacionalmente, Ahmed bin Mubarak, y su ministro de Exteriores, Shayea al Zindani.
“Debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten para garantizar un futuro pacífico y estable a los yemeníes. El statu quo no es sostenible y todos los actores deben abandonar una mentalidad centrada en la guerra y adoptar una mentalidad centrada en la paz”, ha manifestado.
La oficina de Grundberg ha explicado que las conversaciones se han centrado en los “acontecimientos en Yemen y la región”, así como su impacto en el proceso de paz yemení, mientras que ha abordado la “necesidad de una desescalada inmediata y de centrarse en un diálogo constructivo para allanar el camino hacia un proceso político controlado por los yemeníes”.
“La hoja de ruta sigue siendo un camino viable hacia un alto el fuego a nivel nacional, abordando medidas económicas y humanitarias críticas e iniciando un proceso político. Las conversaciones también se centraron en los desafíos económicos y la necesidad de colaboración entre las partes para tomar medidas encaminadas a estabilizar la economía y aliviar las penurias del pueblo yemení”, reza un comunicado.
En la víspera, Grundberg estuvo en Irán, donde se reunió con el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, así como otros altos funcionarios, y consideró que “ahora es más urgente que nunca proporcionar a Yemen un apoyo regional e internacional concertado y unificado para superar la compleja dinámica regional, aprovechar las oportunidades de paz y reanudar un diálogo constructivo”.
La guerra en Yemen enfrenta al Gobierno reconocido internacionalmente, ahora representado por el Consejo Presidencial de Liderazgo y apoyado por la coalición internacional que encabeza Arabia Saudí, y a los hutíes, respaldados por Irán. Los hutíes controlan la capital, Saná, y zonas del norte y el oeste del país.
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