BILBAO, 20 (EUROPA PRESS)
Los exmiembros de ETA Lourdes Auzmendi y Josu Elkoro han pedido que se investiguen todos los asesinatos sin esclarecer derivados de la actividad de la organización terrorista. Asimismo, han destacado la necesidad de que la historia de la organización armada y las consecuencias de sus actos sea estudiada en los centros escolares.
Auzmendi y Elkoro han participado esta tarde en Bilbao en la mesa redonda ‘Rolando: Reflexiones sobre la primera masacre de ETA y sus consecuencias’, en la que también han intervenido Alberto Alonso, director del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora; Gaizka Fernández Soldevilla, historiador y responsable del Área de Archivo, Investigación y Documentación del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo; y Gorka Landaburu, periodista y moderador de la mesa.
Lourdes Auzmendi era pareja de Eduardo Moreno Bergareche, alias ‘Pertur’, líder de ETA político-militar (pm) que desapareció el 23 de julio de 1976 en la localidad francesa de San Juan de Luz, donde residía. Formaba parte de la dirección de ETA político-militar y todavía siguen sin despejarse las incógnitas sobre su desaparición y el destino de sus restos. Un juzgado de Baiona (Francia) archivó un sumario sobre su desaparición, cuyas hipótesis apuntaban a que fue asesinado por grupos de la ultraderecha o miembros de ETA que discrepaban de sus teorías.
Durante el debate, el historiador Gaizka Fernández Soldevilla ha considerado “imprescindible investigar con rigor todo lo que ocurrió al detalle, y luego transmitírselo a las nuevas generaciones, que sepan lo que fue y las consecuencias que puede tener una opción como ETA”. “Es decir, que si optas por una vía armada de conseguir el objetivo que sea, la patria, Dios, Alá, la banderita, sabes que el precio a pagar va a ser hacer daño a otras personas, que les vas a destrozar su vida, vas a romper familias, vas a romper sueños, y también la tuya propia de tus amigos, porque al final también acabas pagando”, ha agregado.
La que fuera militante de ETA en los años 70, que hacía labores de cocinera en un caserío de Francia para los miembros de la banda allí refugiados, ha coincidido con el historiador en que es una labor “pendiente” enseñar a los escolares qué fue ETA y las consecuencias de su actividad terrorista. “Es importantísimo porque no se puede pasar la página antes de leerla. Hay que saber lo que sucedió, cómo sucedió, por qué sucedió, y esas cosas hay que contar”, ha subrayado.
En este punto, ha reconocido lo “duro que es tener que recordar todo aquello que hicimos, que a veces generó dolor”. Por otra parte, ha indicado que también sirvieron (los que abandonaron la banda) para “dar un paso adelante y poder acabar, al menos para mucha gente, esa senda que llevábamos de la lucha armada, y que pudimos integrarnos en la sociedad y poder avanzar en la lucha por la democracia, por los caminos políticos”.
Según ha manifestado, “tienen que hablar, por supuesto las víctimas, son los primeros que tienen que hablar sobre lo que pasó en este país; los historiadores como vienen haciendo, que investiguen, que saquen de debajo de las piedras las cosas que, lamentablemente, muchas veces es trabajo que ni siquiera la policía ha hecho en este país”.
“Yo creo que la policía tenía que haber trabajado mucho más que lo que ha trabajado por esclarecer tantísimos casos que están todavía pendientes de esclarecer: quién los asesinó. Víctimas, historiadores, pero también los que estuvimos en esta otra parte, tenemos que contar, aunque nos cueste, cómo fue nuestra vida, qué hacíamos, qué decisiones tomábamos y cuáles no tomábamos”, ha relatado.
ELKORO
Josu Elkoro, quien militara en ETA en los años 70, participó en la fundación de Euskal Iraultzarako Alderdia (EIA), partido político que operó en el País Vasco y Navarra entre 1977 y 1982, algunos de cuyos dirigentes habían sido destacadas figuras de ETA, formación que pasó a formar parte de la coalición Euskadiko Ezkerra.
Elkoro se ha sumado a lo expresado por Lourdes Auzmendi y ha reconocido echar en falta que cuando eran niños, –él empezó a militar con 16 años–, nadie les decía “ni en las escuelas, ni en ningún sitio, ni lo que era la democracia, ni lo que era la libertad o qué era la dictadura”.
“Pero vivíamos la dictadura, –ha proseguido— padecíamos la dictadura. Yo nací en un caserío y no sabía hablar castellano. Los palos que me dieron algunos mercedarios, me enseñaron castellano. Que, de alguna forma, luego les he agradecido también, porque ahora me siento que las dos lenguas son mías”.
Por ello, ha afirmado que “a nivel de colegios, hay que hacer un trabajo impresionante”. “Ahí la ley tiene que ayudar y promocionar a que se dé esa enseñanza vital, que es, al final, una enseñanza que, a posteriori, luego el hombre lo va a necesitar para el resto de su vida. El tener que hacer política, porque hay que hacer política, hay que escoger a los buenos electos para que, de alguna manera, nos gobiernen bien, etcétera”, ha agregado.
Por ello, tras lamentar la falta de formación en ese sentido en los colegios, ha animado a incidir a nivel de todas las instituciones posibles, “con la mayor fuerza posible”.
En esta línea, Auzmendi ha instado a contar estas experiencias en los entornos familiares y sociales. “Tenemos que vencer este pudor y hacer memoria, porque han pasado muchos años. Para venir hoy aquí me he pasado dos días leyendo documentos de ETA. No sabéis lo terrible que era para mí leer aquellos documentos y tener que recordar todas aquellas cosas, pero lo tenemos que hacer. Es decir, es un trabajo de toda la sociedad. Los unos en un sentido y los otros en otro. Pero esa página hay que escribirla, todo el mundo la tiene que leer y luego pasaremos”, ha añadido.
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