SAN SEBASTIÁN, 30 (EUROPA PRESS)
La pareja de jóvenes acusados de retener, prostituir y asesinar a la donostiarra Aintzane Pujana, de 32 años, en la madrugada del 1 al 2 de enero de 2021, que se enfrentan a la primera condena de prisión permanente revisable que solicita la Fiscalía de Gipuzkoa, intentaron, un mes antes de estos hechos, obligar a otra mujer, “que estaba en un proceso de desintoxicación”, a prostituirse en Errenteria, la cual “libró por poco”.
Así lo ha relatado el ertzaina instructor de la investigación en la tercera jornada del juicio con jurado popular que por estos hechos se desarrolla en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa y en la que han declarado otros ocho testigos.
En esta jornada, que ha comenzado pasadas las nueve y media de la mañana y se ha prolongado hasta pasadas las 13.30 horas, el agente ha asegurado que ésta ha sido una de las investigaciones “más intensas” que se han llevado a cabo en Gipuzkoa.
Según ha relatado, cuando se encontró el cadáver el 4 de enero se desconocía que era el de Pujana, que recibió “nueve puñaladas, siete de ellas en el abdomen, otra en el pecho y una más en la clavícula” y que presentaba la nariz rota y múltiples golpes. Una vez que su novio, ese mismo día denunció su desaparición, la información que dio sobre los tatuajes de la joven permitió confirmar su identidad.
Además, ha indicado que en la madugada del 2 de enero agentes interceptaron el coche en el que viajaban los acusados, entre Getaria y Zumaia, por incumplir el toque de queda por el Covid-19, y encontraron en el maletero al perro de Pujana, bolsas con ropa de la joven y su tarjeta sanitaria debajo de uno de los asientos.
Según ha indicado, los agentes preguntaron al acusado por este hallazgo y les dijo que Pujana se había marchado del agroturismo de Aizarnazabal en el que estaban viviendo los tres y que no querían verla más. Dado que el perro de Pujana estaba “agresivo”, los acusados llamaron a su novio para que fuera a buscarlo. El coche quedó inmovilizado por no tener pasada la ITV.
El agente también ha relatado que el 30 de diciembre Pujana había contactado con su novio, al que “suplicó que fuera a por ella”, porque el ahora acusado le había quitado al perro y lo había metido en el maletero. “Le pidió que fuera a salvarla, pero no pudo porque no tenía forma de desplazarse hasta allí”, ha relatado.
Según ha explicado a continuación, los acusados llevaron a Pujana a Azpeitia para realizar un servicio de prostitución contratado, a lo que ella se negó. “Cuando le llamó a su novio ya estaban en ruta”, ha explicado, para añadir que tardaron 17 minutos en ir del agroturismo a Azpeitia, pero la vuelta la hicieron en 50, porque entonces tuvo lugar “la primera agresión” a Pujana.
El agente también ha indicado que hallaron un ticket de la OTA del vehículo de los acusados cerca del lugar donde apareció el cadáver y otras “evidencias sumamente importantes” en el registro realizado el 5 de enero en el agroturismo de Aizarnazabal, como sangre en las sábanas de la habitación de Pujana y del acusado en la puerta de la lavadora y en el fregadero.
“NO SE PERDÍA NI UN CAPÍTULO DE CSI”
En este punto de la declaración, el agente ha explicado que la acusada, antes de proceder a este registro, les dijo que el acusado, entonces su pareja, “veía mucho CSI, no se perdía ni un capítulo”. “Creímos que era un aviso sobre la limpieza de la casa”, ha dicho.
Por otro lado, ha señalado que en el asiento de atrás del vehículo de los acusados se encontró sangre de Pujana. El agente también ha relatado que la acusada cambió su declaración inicial tras ser arrestada y el 4 de enero “dijo que el ex de Aintzane le maltrataba”, lo cual “no era así”. Posteriormente a otro agente le manifestó que “tenía mucho miedo” del acusado y éste no podía saber “bajo ningún concepto” lo que ella había contado.
La acusada manifestó que éste y Pujana discutieron en Azpeitia, porque ella no quería prestar el servicio de prostitución contratado por un cliente, les quitó los móviles y las encerró en el coche.
A continuación, habrían vuelto al agroturismo en el vehículo, desviándose antes de llegar en una pista donde sacaron a Pujana y “la golpearon, dándole patadas”, para llevarla “moribunda” después al agroturismo donde, según el relato de la acusada tras su detención, el acusado la ató con bridas y cogió un cuchillo obligándole a blandirlo sobre la víctima.
El agente ha puntualizado que no se encontró el arma, que al parecer habrían tirado al mar los acusados, pero sí la funda que tenía ADN de la víctima en el interior y en la parte exterior, del acusado. También ha relatado que una vez que se percataron de que Pujana estaba muerta procedieron a deshacerse del cadáver, “arrojándolo” por una ladera en Aizarnazabal y de los objetos de Pujana, pero fueron interceptados por la Ertzaintza entre Getaria y Zumaia.
Tras dejar la grúa el coche ante el taller, volvieron con bolsas a cogerlo y depositaron las cosas en un periplo por diversas localidades de Gipuzkoa, incluida Tolosa, donde compraron amoniaco, toallitas y limpiaron la parte trasera del coche”. Además, el 3 de enero la acusada realizó varias llamadas “distractoras”, según el agente, al móvil de Pujana, ya inoperativo, dejando mensajes en el buzón preocupándose por ella.
Por otro lado, el agente ha destacado que el acusado tiene “11 antecedentes por situaciones con armas blancas de por medio” con “cinco cuchillos que estaban en su vehículo”, así como “antecedentes por violencia de género muy potentes”. Asimismo, ha sostenido que “ambos intentaron prostituir”, un mes antes de los hechos, a otra mujer que se encontraba en “un proceso de desintoxicación”, la cual “libró por poco”.
En esta jornada también han declarado el taxista que llevó a la acusada a buscar al novio de Pujana para que recogiera al perro de ésta, que ha señalado que no le comentó “nada de que estuviera secuestrada”, más allá de que “había tenido una discusión” con el acusado; el operario de la grúa que se llevó el vehículo de los acusados una vez inmovilizado por la Ertzaintza el 2 de enero hasta las puertas del taller de Aizarnazabal; un trabajador de una sucursal bancaria que abrió una cuenta a nombre de la acusada y la alcaldesa de la citada localidad guipuzcoana, Mari Carmen Arregi.
“PENSÉ QUE ERA UN MUÑECO”
Ésta última ha explicado que el 4 de enero acudió junto a un operario de la brigada de limpieza a una zona del municipio donde la gente suele depositar furtivamente basura. Según ha declarado, desde arriba de la ladera vio un cuerpo, pero pensó que “era un muñeco”. “Bajé y me dí cuenta de que no era algo normal, estaba boca abajo”, ha señalado, para añadir que, a continuación, llamó a la Ertzaintza.
“Llevaba una camiseta rosa que llamaba la atención desde la carretera y estaba semidesnuda, con la camiseta a medio subir y los pantalones a medio bajar”, ha recordado, para señalar, a continuación, que también vió que el cuerpo “tenía agujeros”. “Me asusté un poco”, ha reconocido, al tiempo que ha dicho que “no había sangre” pero estaba lloviendo.
Además de otros dos ertzainas también han declarado una psicóloga y un médico psiquiatra que atendió en 2013 a la víctima y también a la acusada. De la primera ha señalado que tenía un trastorno de personalidad y que ingresó, enntre noviembre y junio de 2020, en el hospital psiquiátrico Aita Menni.
Aunque “la evolución del ingreso fue buena” y se “logró controlar sus alteraciones de conducta con tratamiento farmacológico”, luego “se torció todo” y tras salir Pujana, que “había sufrido abusos de personas de su entorno”, volvió a las andadas, desde su “vulnerabilidad”, incluso encontrándose en situación “de calle”, ha manifestado.
De la acusada ha relatado que la trató con 16 años cuando estaba interna en un centro de acogida para menores y presentaba “alteraciones de conducta de tipo impulsivo”.
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