PAMPLONA, 23 (EUROPA PRESS)
La vicepresidenta segunda del Gobierno de Navarra y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera, Ana Ollo, ha visitado este viernes los trabajos de localización y recuperación de los búnkeres del franquismo que 25 jóvenes están llevando en Orbaizeta (junto a la antigua fábrica de armas) en el marco del proyecto ‘Fronteras de hormigón’.
La frontera navarra está salpicada de 2.000 fortificaciones -más de 10.000 en toda la cordillera pirenaica- levantadas por el régimen franquista en prevención de una invasión aliada o republicana por los Pirineos que nunca llegó.
Desde su puesta en marcha en 2017, el trabajo voluntario de más de 300 jóvenes de diferentes autonomías y países ha permitido la recuperación de 28 fortificaciones en Burguete, Igal, Erratzu, Bera, Lesaka, Eugui o Isaba, entre otros emplazamientos. El proyecto -en el que también colabora, desde 2022, la Secretaría de Estado de Memoria Democrática- incluye estos campos de trabajo de voluntariado organizados y cofinanciados entre el Instituto Navarro de la Memoria de la Dirección General de Memoria y Convivencia y el Instituto Navarro de Juventud del Departamento de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias y el apoyo también de entidades locales, en esta edición los valles de Salazar, Aezkoa y Baztan. Con la recuperación de este búnker y su puesta en valor, se completa también la red de trece ‘Rutas de Hormigón’ consideradas también como ‘espacios con memoria’ .
Los búnkeres, que incluían los elementos para ametralladora, para cañón anticarro, mortero o refugios, se construyeron en el territorio foral en dos tandas. En la primera fase, hasta 1940, se hicieron un total de 115. En la segunda fase (hasta 1955 aproximadamente), se construyeron 1.836. De esta segunda fase se planificaron 2.884 por lo que 1.047 se quedaron sin construir.
En esta nueva edición, entre los días 16 y 30 de agosto, además de una reciente intervención en Otsondo (Baztan) se está llevando a cabo un campo de voluntariado de similares características en Izalzu, valle de Salazar (además del barracón de Igal), y en Aezkoa.
El presidente de la Junta del Valle de Aezkoa, Carlos Bueno, y la alcaldesa de Garralda, Begoña Munárriz Guezala, han asistido también a la visita de este viernes y han resaltado la importancia para estas zonas de estos trabajos y en la sensibilización de las nuevas generaciones sobre la memoria histórica. De hecho, el Instituto de la Memoria también trabaja con los centros educativos de estas zonas.
Ana Ollo, por su parte, ha transmitido a los jóvenes participantes en este campo de trabajo “la importancia del compromiso de la juventud para mantener viva la memoria de la violencia injusta del régimen franquista, en un contexto como el actual de auge de fascismos y posfascismos que pretenden legitimar en nuestros días aquellas políticas del terror”. “La convivencia en nuestra sociedad no puede basarse en el olvido ni la negación, sino en la memoria crítica”, ha afirmado durante su visita.
La vicepresidenta ha afirmado que “la historia ha demostrado la inutilidad de este tipo de edificaciones megalómanas que además detrajeron recursos económicos y humanos (en ocasiones en forma además de trabajos forzados) muy necesarios para la sociedad civil en la dura época de la posguerra”. “La mejor barrera contra la intolerancia y el fascismo -antes y ahora- es la construcción de un mundo basado en la democracia, los derechos humanos, la justicia y la libertad”, ha asegurado.
Esta iniciativa de recuperación de búnkeres forma parte de una estrategia más amplia por parte del departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera con una doble vertiente, que tiene que ver con la sensibilización y el trabajo con las nuevas generaciones en la que se propicia una transmisión dialogada de la memoria (Escuelas con Memoria) que se desarrolla en los propios espacios de represión (Lugares con Memoria).
El proyecto ‘Fronteras de hormigón’ es un cruce de caminos de ambas líneas y donde se enmarcan estos campos de trabajo de voluntariado que se desarrollan en colaboración con el Instituto de la Juventud desde hace años. En las dos primeras ediciones (2017 y 2018), los campos de trabajo acogieron a jóvenes de entre 15 y 29 años originarios tanto de otras autonomías como también de diferentes países (Corea del Sur, Italia, Francia, Bélgica, Rusia). A partir de 2019, además de una tanda con mayores de edad, se incorporó un grupo de menores de entre 15 y 17 años de otras comunidades.
En 2020, debido a las restricciones por la pandemia del Covid 19, sólo hubo un campo con jóvenes de entre 18 y 24 años procedentes de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca. En 2021 se organizaron dos tandas de jóvenes voluntarios de ámbito estatal, el primer grupo compuesto de 25 personas con edad comprendida entre los 15 y 17 años y el segundo grupo compuesto por otras 25 personas de 18 a 24 años.
En 2022 se llevaron a cabo tres tandas, una de ellas dirigida a jóvenes de la Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Navarra de entre 15 y 17 años; otra con menores también de 15 a 17 años de diferentes autonomías; y, finalmente, una tanda con jóvenes de 18 a 24 años con participación también internacional (Francia, Italia, México y Turquía). En 2023 se realizaron dos ediciones, ambas con menores de entre 15 y 17 años de procedencia estatal, a las que se han sumado el medio centenar de participantes de 2024.
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