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PAMPLONA, 18 (EUROPA PRESS)
Agentes de la Policía Foral han abierto diligencias en calidad de investigados a tres hombres por presuntos delitos medioambientales cometidos en Aibar, Murchante y una localidad de Leizaran.
En el caso de Aibar, agentes de la Comisaría de Sangüesa, en patrullaje por el medio rural, observaron unos burros y un caballo sueltos, sin control ni vigilancia en las proximidades de un corral, en cuyo interior hallaron otro équido con evidentes síntomas de desnutrición. Realizadas las correspondientes lecturas de sus microchips se consiguió dar con el propietario de los animales, un vecino de la localidad que fue citado en Aoiz como investigado por un delito de maltrato animal, según ha explicado la Policía Foral en una nota.
Por otro lado, en Murchante se investiga a un vecino de Tarazona tras la denuncia interpuesta por una mujer, que, paseando a sus perros en las cercanías del pueblo, se topó con otro paseante también con varios perros a su cargo. Uno de los perros atacó a otro de la denunciante, causándole graves heridas que precisaron asistencia veterinaria, falleciendo finalmente.
Con la información obtenida y la descripción de los animales, agentes del Grupo de Medio Ambiente de la Comisaría de Tudela iniciaron una búsqueda por diferentes fincas y granjas próximas, localizando en unos invernaderos de la zona a los animales descritos y a su propietario, que reconocería los hechos.
Finalmente, en una localidad del valle de Leizaran, agentes del Grupo de Investigación Medioambiental investigan a un cazador por un delito de tenencia de armas prohibidas, al portar una escopeta que sufría una modificación sustancial de las marcas de fábrica (números borrados).
El imputado también fue denunciado administrativamente por caza “sembrada” de codornices en una zona no permitida y en época de veda, y por utilizar una escopeta sin guía, teniendo en vigor el permiso de armas. La actuación se produjo al escuchar los patrulleros disparos de escopeta por parte de un cazador que portaba cuatro codornices abatidas. En su argumentación el investigado reconoció haber sembrado una docena de estas aves en la zona para el adiestramiento de sus perros, lo que constituye infracción a la normativa de caza.
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