PAMPLONA, 14 (EUROPA PRESS)
El programa Landarte ha iniciado en el mes de septiembre la segunda fase de su sexta edición durante la que varios artistas participantes desarrollan sus proyectos de creación cultural contemporánea, tras una fase inicial en julio y agosto en la que han establecido vínculos con los habitantes de las seis localidades del medio rural de Navarra donde desarrollan sus proyectos.
En concreto, la cineasta Marina Lameiro trabaja en el municipio de Uztárroz; la directora de cine Maddi Barber en Leache; el arquitecto y cineasta Patxi Burillo en Urroz-Villa; la artista visual Greta Alfaro en San Martín de Unx; los creadores escénicos Itsaso Iribarren y Germán de la Riva, en Falces; y la ilustradora Andrea Ganuza y la artista visual Karmele Oteros en Cabredo.
Hasta el próximo mes de octubre se desarrolla este programa impulsado por la Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana que celebra su sexta edición bajo el lema ‘Cultura contemporánea y ruralidad’.
PROYECTOS
Con su proyecto ‘Krutxalteatik Uronarat’, Marina Lameiro realiza en Uztárroz una película colectiva en la que las personas de la localidad deciden cómo quieren que su pueblo sea retratado. El municipio ha acogido el rodaje de tres películas en los últimos 30 años donde participaron algunas personas del pueblo que no se involucraron activamente en la toma de decisiones de dichos films.
En el caso de Maddi Barber, su proyecto, titulado ‘Leache_Atlas de un territorio afectivo’, parte de la idea de que todo territorio tiene inscrito en él historias pasadas, presentes y posibilidades futuras. La creadora trabaja en Leache para encontrar historias en las huellas o rastros que pueblan los territorios; pero también en los relatos, fabulaciones o sueños de las personas que frecuentan los lugares. Y, tras una primera fase en la que las personas participantes han elegido unos lugares significativos y afectivos para ellas, “generarán un atlas colectivo que recoja, relacione y active lugares afectivos del territorio de Leache”, se explica.
Por su parte, Patxi Burillo se plantea con ‘El cine de los cien años’ si es posible realizar una película sobre el campo capaz de aproximarse a su temporalidad y esencia, a sus procesos e historias. De la mano del cine y los conceptos del director japonés Ogawa Shinsuke, este arquitecto y cineasta acomete la realización de una película colectiva, un film-cosecha que pueda ser sembrado y recogido, es decir, pensado, filmado, editado y proyectado, en un proceso transfigurador de carácter cíclico, ha informado el Gobierno foral.
Greta Alfaro desarrolla dos proyectos en San Martín de Unx. El primero de ellos, ‘Casa Muruzabal’, consiste en la documentación del proceso de destrucción previa a la rehabilitación de la Casa Muruzabal, así como de la venta de todos sus muebles y enseres para apoyar que el pueblo decida qué hacer con el espacio y el dinero públicos. El segundo proyecto, ‘Vinalia, o retablo de San Martín de Unx’, es la realización de una pieza de vídeo formado por varias escenas de carácter simbólico o metafórico, protagonizadas por sanmartinejos. El conjunto, a modo de retablo, funcionará como retrato de San Martín de Unx y sus gentes, y de su relación con la viticultura y el vino.
Con el proyecto ‘Falces sonora’ Itsaso Iribarren y Germán de la Riva proponen un acercamiento a la localidad a través del sonido. Es una propuesta que consiste en generar un ambiente sonoro creado a partir de los encuentros, pensamientos y reflexiones que están sucediendo durante las visitas de Germán e Itsaso a este municipio. Un proceso creativo abierto a la escucha y participación de todas aquellas personas interesadas.
Finalmente, Andrea Ganuza y Karmele Oteros desarrollan en Cabredo ‘Entre el León y Las Muelas, La Suerte’, un proyecto que surge de la necesidad de conectar y comprender a la población. A través de la escucha y bajo un formato ‘tocatimbres’ las dos artistas se adentran en la intimidad y en el universo de algunos habitantes, escuchando su relato y recogiendo la información.
LANDARTE 2022
Landarte quiere impulsar “la participación de la población local en todo el desarrollo del proyecto, así como subrayar también la importancia de la evolución del proceso (reflexión, encuentro, diálogo) frente a los resultados finales”, según refieren sus impulsores.
Con el desarrollo de este programa se persigue el empoderamiento de las comunidades rurales a través de la cultura contemporánea, ha detallado el Ejecutivo. Además, “se contribuye a la profesionalización del sector cultural y que éste adapte su mirada al medio rural”, añaden. Y también se busca, concluyen, “el impulso de una acción cultural que ensanche la autonomía y la capacidad de decisión de las comunidades y establezca un diálogo real con su territorio, con su patrimonio cultural inmaterial, con la transmisión de sus formas de vida o con su imaginario colectivo”.
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