La escritora llama a los creadores a “rebelarse” ante el “miedo” a la inteligencia artificial o la “moda revisionista”
PAMPLONA, 3 (EUROPA PRESS)
La escritora Dolores Redondo, que este sábado ha recibido el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2023, ha llamado a los nuevos creadores a “rebelarse” ante el miedo a las “amenazas a la creatividad” que suponen la inteligencia artificial y la “moda revisionista”. Y ha defendido que la creación artística “supone el más auténtico grito de rebeldía del ser humano”.
Redondo ha recogido el galardón de manos de la presidenta en funciones del Gobierno de Navarra, María Chivite, en un acto que se ha celebrado en la antigua iglesia de San Pedro de Viana. También han estado presentes el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti, los consejeros del Ejecutivo foral y representantes de los diferentes partidos políticos.
El catedrático de Historia del Arte por la Universidad de Navarra Javier Azanza, impulsor de la candidatura de Redondo, ha sido el encargado de glosar los méritos de la premiada, de quien ha destacado que la vinculación de la escritora con Navarra, no sólo en sus novelas de la trilogía del Baztan sino también con su participación en diversos eventos culturales y literarios como el Festival de Literatura y Cine Pamplona Negra. Un compromiso con la Comunidad foral que lleva “a cualquier lugar del mundo”.
En su intervención, tras recibir el galardón, Dolores Redondo ha aceptado con “profundo agradecimiento” el premio que, ha destacado, es un premio a su obra, al “empeño observador que ya desde niña revestía mi mirada de inconformisma”, a la “pulsión irrefrenable de una adolescente a poner sobre el papel un pensamiento tras otro”.
Ha aprovechado su intervención para dirigirse a los creadores “que se dedican a la misma lucha y afanes que yo, que han sentido el impulso creativo en su interior”. Ha recordado las palabras de William Faulkner, quien advertía del miedo por la amenaza nuclear tras la II Guerra Mundial que “aterraba a toda una generación de creadeores convencidos de que el fin estaba muy cerca”. Unas palabras “tan nuevas y actuales como las mías”, ha afirmado Redondo, quien ha lamentado que “son malos tiempos para la lírica”.
“Las amenazas a la creatividad nos llueven con tanta frecuencia” que “incluso podemos soportarlo”, ha señalado la escritora. “Las crisis económicas, la piratería sobre los libros, una pandemia mundial, una guerra en el corazón de Europa y, en los últimos meses, la inteligencia artificial, y su cacareada llegada, vuelven a poner en entredicho el trabajo creativo, la originalidad y el impulso que en nuestra parte creativa nos acerca a lo más divino que hay en nosotros”.
Así, ha destacado que le “aterroriza” que los jóvenes escritores “olviden buscar en su interior, renuncien a escribir sobre los problemas de los sentimientos contradictorios del corazón humano” como el amor, la vida, la muerte y las “contradicciones del espíritu”. Ha expresado su preocupación por una “plagiadora artificial” que “amenaza millones de puestos de trabajo a los que la IA sustituirá: maestros, periodistas, guionistas, escritores…”.
De la misma manera, ha rechazado la “moda revisionista” que ha llevado a “eliminar, sustituir o suavizar expresiones, descripciones o pasajes enteros que resultan políticamente incorrectos para una parte de la sociedad que, con la mejor de las intenciones decide por nosotros qué es lo que nuestros castos ojos están preparados para leer o no”.
Frente a esta situación, se ha dirigido a los creadores a que “no escuchéis las trompetas de la muerte, no cedáis ante el desánimo de escribir sobre lo mismo, de censurar vuestras pasiones”. “Si el impulso creativo se impuso sobre la lepra, sobre la peste, sobre la guerra y la amenaza nuclear, sobre la esclavitud, las hambrunas y las plagas, escucha la fuerza de la creatividad que brota de tu espíritu y rebélate creándo”, ha animado.
Dolores Redondo ha defendido que la producción artística “supone el más auténtico grito de rebeldía del ser humano que no se somete ni a la esclavitud, ni al hambre, ni a la guerra, ni a la peste, pero, sobre todo, que no se somete a ese miedo ladino y silencioso que habita entre nosotros, vestido de desánimo, que nos enreda en míseras preocupaciones cotidianas sobre nuestras posibilidades de supervivencia”.
“En un mundo en el que todo se pueda imitar, en el que todo se pueda plagiar y recrear una y mil veces”, el miedo “nos hace olvidar lo importante, eso sobre lo que vale la pena escribir, el amor, la vida, la muerte, la pasión y la prevalencia y el trascender”, ha indicado. “El ser humano no ha de sobrevivir, el ser humano está llamado a prevalecer”, ha defendido.
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