Pertenecieron a la biblioteca de Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Carlos V, Manuel I de Portugal o el Sultán Murad III
PAMPLONA, 28 (EUROPA PRESS)
Planetario de Pamplona acoge desde esta semana y hasta el 19 de octubre ‘El gabinete de las maravillas’, una exposición que recorre nueve siglos de historia a través de códices “de las mejores bibliotecas y museos del mundo”.
En concreto, la muestra reúne más de una veintena de códices iluminados “que conforman un gabinete de maravillas de ensueño, al estilo de los cuartos en los que desde época renacentista emperadores, reyes y nobles atesoraban y exhibían sus posesiones más preciadas y exóticas”.
El “legado científico, cultural y artístico que contienen estas obras maestras se presenta en cinco apartados”: la percepción del tiempo, el ocio, arte y bienestar, la devoción, el espíritu explorador y, por supuesto, el hambre de conocimiento.
Esta “variedad de temáticas” refleja “las ambiciones, las inquietudes y la complejidad del ser humano en su afán por entender el mundo”. El “paso del tiempo, y cómo lo percibimos”, queda plasmado “a través de suntuosos libros de horas y sus calendarios”, ilustrados con actividades propias de cada mes, como, por ejemplo, el Libro de horas de Enrique IV de Francia y III de Navarra. También hay imágenes del Fin de los Tiempos de algunos Apocalipsis como el de Val-Dieu.
Asimismo, figuran tratados de salud como el Tacuinum Sanitatis, “sorprendentemente moderno, pues su texto, escrito en el Bagdad del s. XI, otorga la misma importancia al bienestar corporal que al mental”; tratados de cinegética como el Libro de la Caza de Gaston Fébus, que “más allá de una lección de caza, ofrece una lección de vida, pues concibe la montería como un ejercicio de redención para acceder al Paraíso”; tratados de sexología como el Lazzat al-nisâ, una traducción persa del Kokashastra indio, etc.
La devoción y la fe “fueron el impulso de grandes creaciones que, por su genialidad y grandeza, han permanecido en el tiempo”, como la Biblia de San Luis, el Breviario de Isabel la Católica, o el Beato de San Pedro de Cardeña.
Por otro lado, destaca el Atlas universal de Fernão Vaz Dourado (Goa, 1571), que “aporta gran precisión e innovación en sus representaciones de la costa de Extremo Oriente y el archipiélago japonés, en una época en que éstas eran, por lo común, aventuradas e inexactas”.
Finalmente, “el deseo humano de entender el mundo, motor de las ciencias, abarca disciplinas como la astrología, la alquimia, la medicina y farmacología”. En este espacio se encuentra el Dioscórides de Cibo y Mattioli (c.1565), “cuyas minuciosas ilustraciones de plantas medicinales supusieron una contribución artística de gran relevancia, tanto para la incipiente ciencia moderna como para la historia de la ilustración botánica y paisajística”.
Aquí se encuentra también “una de las obras más singulares de la exposición”, el Tratado de Albumasar (mediados del s.XIV), “uno de los libros de imágenes más fascinantes de la Edad Media”. Su texto está formado por fragmentos de la obra “del mayor astrólogo árabe de la historia, Albumasar”.
La importancia del Tratado de Albumasar radica en que “por primera vez se compendia la mitología astral de las grandes civilizaciones -la egipcia, la persa, la india y la griega- en un solo libro ricamente ilustrado”.
De hecho, la astrología “dejó su impronta en casi todas las ramas del saber medieval”. Su ciclo iconográfico incluye “no solo singulares representaciones de los planetas y los signos del zodiaco, sino también una serie de desconcertantes figuras de constelaciones ideadas por las diversas culturas para fijar la posición de las estrellas”.
Los “tesoros” que conforman este gabinete de las maravillas pertenecieron a la biblioteca de personajes como Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Carlos V, Manuel I de Portugal, el Sultán Murad III, Luis IX de Francia o Catalina la Grande. Hoy en día se custodian “en las grandes bibliotecas y museos del mundo”.
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