PAMPLONA, 3 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de Navarra, a través de la Dirección General de Justicia y en colaboración con el centro penitenciario de Pamplona, ha concluido un proyecto piloto de intervención asistida con perros para personas reclusas con diferentes problemáticas de salud mental, alineado con el objetivo de desarrollar una ejecución penal “que propicie la reparación a las víctimas, la reinserción de las personas presas y la prevención de los delitos”.
Durante la visita a la última sesión del proyecto, la consejera de Interior, Función Pública y Justicia, Amparo López Antelo, ha destacado el compromiso “histórico” de Navarra con las y los reclusos y su situación, invirtiendo en ellas desde los años 20 del siglo XX. “El esfuerzo en reinserción es muy amplio y clave a nivel social, ya que para tener una sociedad más segura se necesita que quienes hayan cometido un delito no lo vuelvan a hacer”, ha dicho.
El programa, llamado ‘Vidas compartidas’, es resultado del convenio de promoción y atención a personas con problemas de salud mental en prisión, firmado entre la Dirección General de Justicia del Gobierno de Navarra y la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, y cuenta con la colaboración con Bienescan, Llunia y Patitas Unidas, tres entidades que llevan a cabo intervenciones asistidas con animales.
Participan en el programa 8 personas reclusas, 7 hombres y una mujer, y cuatro perros, dos pertenecen a los miembros del equipo de intervención y otros dos están en búsqueda de adopción. Al contar con dos animales en estado de abandono, la intervención adquiere una perspectiva bidireccional: por un lado, se busca “producir un impacto positivo en las personas participantes, que puede observarse a través de la evaluación de aspectos de la personalidad relacionados con la comisión de delitos (impulsividad, autoestima, resistencia a la frustración, entre otros)”; por otro, se pretende “facilitar la rehabilitación y entrega en adopción de los animales”, explica el Ejecutivo foral.
Este planteamiento “responsabiliza y empodera a la persona reclusa y facilita su implicación en el proceso terapéutico”. Asimismo, este vínculo con los animales permite que las personas reclusas “se sienten acompañadas por ellos y, en muchas ocasiones, que manifiesten su emocionalidad y vulnerabilidad dentro de la interacción social que se crea”.
BALANCE “MUY POSITIVO”
La consejera López ha señalado que el balance de este proyecto piloto es “muy positivo”, tanto por parte de las entidades colaboradoras como por las personas reclusas que han participado en el mismo, por lo que el Gobierno prevé que se repita próximamente. “Ver sus sonrisas, lo bien que lo han acogido y el que puedan manifestar esa emocionalidad con un animal es el mejor premio al esfuerzo que hay detrás de este programa”, ha indicado.
El proyecto funciona en “formato espejo” entre las personas reclusas y los perros, “reflejándose en ocasiones las situaciones de vulnerabilidad y desprotección”. Desde ese punto, “se consigue empatizar y avanzar en el trabajo de adaptación personal y social para una mejor reinserción, sin miedos, sin vulnerabilidades y con una total integración”, ha dicho.
La consejera ha recordado también que el desarrollo social es competencia de la Comunidad foral, que gestiona los servicios de reinserción, programas para maltratadores y violadores, tratamientos de adicciones, y programas de nuevas masculinidades, entre otros.
Por su parte, Pedro Lacal Cuenca, el director del centro penitenciario de Pamplona, ha destacado el impacto de este proyecto “humano” y que las y los reclusos “agradecen el poder estar con los animales”.
“MULTIPLES BENEFICIOS” DE LA INTERVENCIÓN CON ANIMALES
Jesús Gil Serrano, psicólogo y educador canino, es una de las personas que lleva a cabo el proyecto, que cuenta con un doble objetivo: “Por un lado, favorecer la reinserción y la entrega de perros en estado de abandono y, por otro, que personas privadas de libertad se beneficien de una actividad que contribuya a su calidad de vida y a su bienestar psicológico, físico, biológico y social”.
Las intervenciones asistidas con animales han demostrado “múltiples beneficios en su aplicación terapéutica”. “Los animales ofrecen una experiencia única de interacción social, la relación que establecen con las personas han demostrado un gran potencial a la hora de generar espacios de confort y confianza, y supone un elemento motivador”, destacan.
Asimismo, “aportan contacto físico y bienestar emocional, facilitan la expresión de emociones, estimulan las relaciones interpersonales y ayudan a reducir el aislamiento”. “Los animales permiten que se caigan las caretas que nos ponemos en nuestro día a día; las personas juzgan, los animales no”, ha indicado.
Este tipo de proyectos “mejoran las posibilidades de reinserción de las personas presas, impulsando la capacidad de afrontar de forma más efectiva la adaptación personal, social, laboral y familiar de la persona interna en el entorno penitenciario y en el exterior y, por otro lado, potenciando el autocontrol ante situaciones conflictivas, como pueden ser el consumo de drogas y las conductas violentas e intolerantes”.
Las intervenciones con animales son “muy positivas” para personas con problemáticas de salud mental. Según un informe de Instituciones Penitenciarias del año 2022, casi el 35% de las personas privadas de libertad en España habían sido diagnosticadas alguna vez con un trastorno mental.
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