También se ha aplicado en Úbeda y en Argentina para ratificar el uso de este gas noble como marcador ambiental hidrogeológico
CARTAGENA (MURCIA), 26 (EUROPA PRESS)
Identificar las zonas de descarga y la cantidad de agua procedente de acuíferos que emana en ríos, lagos, humedales y zonas costeras marinas es posible utilizando un gas noble radiactivo de origen natural, el radón, tal y como ha comprobado la tesis de Lucía Ortega Ormaechea en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).
La utilidad del radón como trazador ambiental para obtener información relevante sobre los procesos hidrogeológicos se ha testado en la cuenca del río Mundo, en la comarca jienense Loma de Úbeda y en el sistema de humedales Esteros del Iberá, en Argentina. El radón se produce por desintegración radiactiva natural del uranio presente en todos los suelos y rocas y, al ser un gas noble, es químicamente inerte.
“El radón ha permitido localizar las zonas de descarga de agua subterránea en ríos y lagunas, ha contribuido a cuantificar la descarga y ha permitido identificar la procedencia del agua que se extrae en pozos profundos”, detalla la directora de la tesis, Marisol Manzano.
“Combinando los datos del radón con otros marcadores ambientales se ha podido conocer mejor la geometría de la red de flujo de aguas subterráneas en centenares de kilómetros a la redonda”, añade la profesora del departamento de Ingeniería Minera y Civil de la UPCT.
“La facilidad y rapidez de medición e interpretación y su reducido coste respecto a otras técnicas, convierten al radón en una herramienta con un gran potencial para obtener información hidrológica clave de forma temprana y orientar así estudios posteriores más detallados en investigaciones a gran escala”, concluye la docente e investigadora de la Politécnica de Cartagena.
La investigación se originó en el proyecto CGL2009-12910 ‘Evaluación de los procesos de recarga y descarga mediante trazado natural: el origen del agua’, REDESAC, financiado por el Ministerio de Ciencia, Investigación e Innovación de España, y continuó en el marco de varios proyectos de investigación en Argentina financiados por la Agencia Internacional de Energía Atómica.
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