MURCIA, 28 (EUROPA PRESS)
Una de las mujeres que trabajó para el capataz acusado de explotar y agredir sexualmente a empleadas en una finca de Torre Pacheco (Murcia) ha afirmado este miércoles, en la segunda sesión del juicio, que el hombre la amenazó con no darle trabajo si no accedía a tener relaciones de índole sexual con él.
La mujer, natural de Marruecos, ha pronunciado estas palabras a preguntas del Ministerio Fiscal, que pide para el acusado una pena de 95 años de prisión por seis delitos continuados de agresión sexual y un delito contra los derechos de los trabajadores.
Ayudada de una intérprete, la mujer ha señalado que las amenazas de tipo sexual eran habituales, y que incluso el entorno familiar del sospechoso llegó a contactar con su madre, que se encontraba en Marruecos, para instarle a que testificará a su favor en la vista oral. “Lo pasó muy mal”, ha comentado.
Asimismo, ha indicado que nunca fue testigo de ningún abuso o agresión contra las empleadas que denunciaron, pero que una de ellas le sugirió acudir a una asociación si había sido agredida o amenazada por el acusado.
Respecto al salario que el sospechoso le abonaba tras la jornada laboral, la mujer ha explicado que, dependiendo de la finca a la que le trasladaba para trabajar, el total ascendía a 20 o 25 euros por ocho horas de trabajo, con un periodo de descanso de 30 minutos. Si la jornada era de cuatro horas, el pago era de 10 euros.
También ha explicado que el acusado era conocido entre las mujeres de su nacionalidad por dar trabajo a personas en situación irregular.
ACTITUD “TEMEROSA”
El teniente de la Guardia Civil responsable del caso ha explicado que fue el sindicato CCOO el que puso en conocimiento de la Benemérita los hechos. A partir de ahí, el Instituto Armado tomó declaración a la primera víctima, que acudió a sus dependencias el 7 de septiembre de 2020 en una actitud “temerosa” y en estado de “pánico”. Posteriormente, otras cinco mujeres denunciaron los hechos, todos con un mismo protagonista, el capataz.
El responsable de la Guardia Civil ha explicado en el juicio que todas las presuntas víctimas guardaban “un mismo patrón”: personas de muy bajo nivel económico y cultural, hasta el punto de que algunas de ellas no sabían leer ni escribir.
Preguntado sobre si, como afirmó el acusado este martes en su declaración, tuvo sospechas de que se trataba de un “complot o trampa”, el agente ha insistido en que “en ningún momento” se barajó esta posibilidad, teniendo en cuenta la información recogida durante la investigación.
Uno de los agentes que efectuó la detención y posteriormente entró a la finca donde se cometieron presuntamente las agresiones ha explicado que en una de las estancias había un colchón sin funda colocado en vertical contra la pared y, sobre él, una toalla. Justo al lado había una zona del suelo con menos polvo que coincidía con las dimensiones del colchón.
Cabe recordar que las víctimas situaron las agresiones en un colchón situado en el interior de una habitación de la finca.
“SON MENTIRAS”
Por su parte, uno de los hombres que ha testificado por ser propietario de varios de los animales que se encontraban en la finca, ha reconocido ser amigo del acusado y ha insistido en que los hechos denunciados por las seis trabajadoras “son mentiras”.
“A este hombre –en referencia al enjuiciado– le pueden denunciar por llevar en el furgón a dos personas sin permiso, pero todo lo demás es un tajo de mentiras”, ha agregado.
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