CARTAGENA (MURCIA), 10 (EUROPA PRESS)
El hombre que murió en el verano de 2021 en la diputación cartagenera de La Puebla tras recibir una paliza y ser quemado vivo en el interior de un vehículo había recibido “durante meses” amenazas de los dos acusados, tal y como ha relatado este viernes la hermana de la víctima mortal.
En concreto, así lo ha hecho saber la hermana del fallecido durante su comparecencia como testigo en la segunda sesión del nuevo juicio por el crimen, que tiene lugar en la sección quinta de la Audiencia Provincial, con sede en Cartagena.
La testigo ha calificado de “normal” la relación que mantenían su hermano y la acusada. De hecho, ha afirmado que la procesada se mudó a vivir a la casa en la que vivían los dos hermanos con su madre y la acogieron como “una más de la familia”.
El padre de la procesada, en cambio, no estaba de acuerdo con la relación porque, en ese momento, ella era menor de edad. De hecho, el padre de la enjuiciada interpuso una denuncia que, finalmente, se retiró porque ella, a pesar de ser menor de edad, quería mantener esa relación sentimental.
No obstante, ha señalado que la acusada fue infiel a su hermano, precisamente, con el otro procesado. En ese momento, la procesada –que vivía con ellos en la casa familiar– abandonó la vivienda, aunque siguió hablando con su hermano.
A pesar de haber roto la relación con la acusada, su hermano le contó que ella quería volver con él y que, por celos, no paraba de amenazarle. “Mi hermano venía muy nervioso, diciéndome que no le dejaban en paz y no paraban de llamarle”, ha señalado, para añadir que la víctima le contó que él solo quería alejarse de ellos.
Ha relatado unos hechos que tuvieron lugar el 22 de agosto, cuando los acusados llamaron a su hermano de nuevo y le amenazaron con “pegarle fuego” a su casa.
El día 23 de agosto, sobre la 1 de la madrugada, el acusado fue a la casa familiar preguntando por su hermano, pero ella le dijo que estaba fuera del domicilio. “Yo pienso que vino para comprobar si mi hermano ya se había ido con la acusada o no”, ha señalado.
Más tarde, sobre las 3.00 horas, su hermano le llamó y le dijo que le estaban “pegando una paliza”. Por este motivo, ella salió a buscarlo por La Puebla acompañada por una amiga pero, como no lo encontraron, fue a denunciar la situación ante la Guardia Civil.
Ha señalado que su hermano era “demasiado bueno” y la procesada “no admitía un ‘no’ por respuesta y se tenía que hacer lo que ella quería”.
EL FALLECIDO RECIBIÓ LLAMADAS Y MENSAJES
A continuación ha declarado un amigo de la víctima, que ha relatado que aquel día comió con el fallecido, su madre y su hermana en la casa familiar, y después los acompañó a ver a un conocido que se encontraba ingresado en un hospital en Cartagena.
Durante la comida y en el trayecto en coche hasta el centro sanitario, el testigo observó que la víctima recibió varias llamadas y mensajes en su teléfono móvil, tanto de la procesada como de un número oculto, según ha explicado.
Ha aseverado que la víctima le contó que, en una de las llamadas recibidas mientras estaban en el hospital, la encausada le amenazó con que si en 5 minutos no estaba en su casa le iba a “pegar fuego” al domicilio con su madre dentro, lo que motivó que el finado llamara a una vecina para que comprobara el estado del domicilio.
Preguntado sobre si la procesada trataba bien a la víctima durante su época de noviazgo, ha dicho que no, que “algunas veces le hablaba mal” y que en ocasiones se comportaba “de manera celosa”.
LA VÍCTIMA ESTABA “INQUIETA”
La tercera en comparecer en el juicio ha sido la entonces pareja del segundo testigo, amigo del fallecido, quien ha recordado que, el día de los hechos, estuvo con la víctima mortal en un bar de copas en Torre Pacheco, entre las 00.00 y la 1.00 horas.
Ha recordado que preguntó a la víctima por la acusada. “Él me dijo que ya no estaban juntos, pero que ella no paraba de insistirle y llamarle porque quería volver con él”, según la testigo, quien ha recordado que el finado le dijo que su expareja estaba con el ahora acusado, a quien calificó como una persona “peligrosa”.
Ha recordado que su expareja tenía miedo de dejar a la víctima sola porque temía que le pasara algo, y ha reconocido que el fallecido no bebió alcohol esa noche y estaba “inquieto”.
“PROBLEMAS CON LAS DROGAS”
El siguiente en intervenir ha sido la pareja de la madre de la acusada, quien ha calificado a la víctima mortal como “un gran amigo, un gran compañero, una buena persona”. En cuanto al acusado, ha explicado que tenía “problemas graves” con las drogas y que iba a su casa a “dar follón por las noches”.
En este sentido, ha señalado que vio muchas veces al acusado amenazar a la víctima, diciéndole: “como te vea por La Puebla te voy a matar, te voy a dar una paliza”. Asimismo, el acusado también habría amenazado a la otra procesada, según su testimonio.
Igualmente, el testigo ha afirmado que tanto la acusada como la víctima se habían proferido amenazas mutuas y ha destacado que la relación acabó porque la víctima fue infiel a la acusada con su exmujer. Asimismo, ha reconocido que escuchó a la ahora procesada decirle a la víctima “puntualmente” que iba a quemar su casa.
El día de los hechos, los acusados le pidieron a él y a su pareja una llave inglesa, pero la que tenían disponible no les servía porque era demasiado pequeña. Por lo tanto, se la pidieron a otra persona.
Por su parte, el novio de la hermana de la encausada ha confirmado que dejó una “pequeña” llave inglesa a ambos procesados por “si se les pinchaba la rueda de la bici”, al tiempo que ha señalado que el día de los hechos vio a ambos “nerviosos”.
“NO TODO ES BLANCO O NEGRO”
José Antonio Casado, el abogado que ejerce la defensa de la acusada, ha afirmado que, en Derecho, “las cosas no son negro o blanco” sino que “hay una serie de matices”. “Que hay un fallecido, nadie lo niega”, ha reconocido el letrado que, no obstante, ha recordado que “hasta las propias acusaciones han tenido duda de si había un delito de profanación de cadáver”.
Por parte de la hija del fallecido, el abogado, perteneciente al turno de oficio, ha explicado que la menor había pasado el verano con su padre y “ya nunca más lo volvió a ver”, y ha defendido que los dos procesados, “a sabiendas de lo que estaban haciendo”, dieron “muerte” a la víctima “durante toda la noche”.
El abogado del acusado, también del turno de oficio, ha explicado que durante el procedimiento intentará acreditar que su defendido sí fue “participante directo en un homicidio”, pero que su actuación no obedeció a “un plan preconcebido” para acabar con la vida de la víctima.
En su intervención, el letrado ha señalado como circunstancias atenuantes que el encausado padece “un retraso mental leve” que “se ha ido agravando” con el tiempo y, además, sufre drogadicción y un grado de dependencia “severo”, superior al 58%, en lo que se refiere a la toma de decisiones.
Ha sostenido que la relación de su defendido y la víctima era “malísima” y que “se odiaban”, pero el primero, que en el momento de los hechos estaba “profundamente enamorado” de la acusada, no planeó el crimen ni uso “ningún método” para dificultar la capacidad de defensa del fallecido.
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