La madre de la acusada confesó a los agentes la “animadversión” y las “amenazas” que su hija vertía sobre la víctima
MURCIA, 14 (EUROPA PRESS)
El acusado del crimen de La Puebla presentaba arañazos en la cara y el cuello en el momento en el que fue localizado por la Guardia Civil al día siguiente de los hechos y “parecía que se acababa de levantar, como si no hubiera dormido mucho esa noche”, tal y como ha relatado el agente que procedió a su intercepción.
Así lo ha hecho saber un cabo de la Guardia Civil que participó en la interceptación de los acusados durante su comparecencia en la cuarta sesión del nuevo juicio que tiene lugar en la sección quinta de la Audiencia Provincial con sede en Cartagena.
En concreto, el guardia civil ha recordado que los dos acusados estaban alojados en un domicilio de Los Alcázares y le llamó la atención que el procesado salió de la casa con marcas de arañazos en la cara y en el cuello. “Parecía que se acababa de levantar, como si no hubiera dormido mucho esa noche”, ha precisado.
Al ser preguntado por si el procesado presentaba síndrome de abstinencia, el agente ha recordado que el acusado no le dirigió la palabra al salir de la casa. Incluso, el guardia civil le preguntó dónde estaba la otra acusada y no le contestó.
“ESTABAN TRANQUILOS, QUIZÁ ALGO CANSADOS”
Otro guardia civil, que en aquel momento trabajaba en el equipo de Homicidios de la Policía judicial, ha relatado que forma parte del equipo que localizó a los dos acusados en una casa de Los Alcázares. Según ha explicado en el juicio, ambos estaban “tranquilos”, “quizás algo cansados”, y ella parecía que se había duchado porque llevaba el pelo mojado.
Preguntado por el Ministerio Público sobre cómo estaban los dos procesados, el agente ha dicho que ella estaba “tranquila” y él en actitud “normal”.
Este efectivo, que participó en el análisis de los teléfonos móviles de la víctima y los acusados, ha considerado fundamental el elevado número de llamadas efectuado por la hermana de la víctima a esta para ubicar geográficamente el dispositivo y realizar una reconstrucción de los hechos.
En una de esas llamadas, registrada a las 3.33 horas, el fallecido avisó a su hermana de que “le están dando una paliza”, según ha afirmado el agente de la Benemérita.
También ha comparecido una agente de la unidad de delitos contra las personas de la Policía Judicial que se encargó de la investigación de la telefonía móvil. En concreto, los agentes tenían conocimiento del terminal móvil de la víctima –que había desaparecido– y el teléfono que usaban los dos procesados.
Por ello, la Guardia Civil pidió información a las operadores de los dos terminales móviles y se remontaron tres meses antes del día de los hechos, teniendo en cuenta que la relación de la víctima y la acusada había terminado sobre esa fecha.
En la noche en la que tuvieron lugar los hechos, la agente ha relatado que hubo ocho o nueve repetidores que dieron servicio al teléfono de la víctima, de lo que se deriva que el terminal estuvo en tránsito.
“NINGUNA DUDA” DE QUE LA VÍCTIMA TRATÓ DE HUIR
En la vista también ha testificado el sargento jefe del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, que fue el encargado de grabar la reconstrucción de los hechos y elaborar el informe de los tres escenarios del crimen.
El agente ha descrito que, según las inspecciones del Instituto Armado, los acusados pararon en un carril de la zona y la víctima trató de huir, de manera que ambos procesados volvieron a salir con el coche a la carretera y “pudo atropellar” a la víctima.
Otro agente de la Guardia Civil perteneciente al grupo de Homicidios tomó declaración a la hermana de la víctima, quien le comunicó que estaba “muy preocupada” porque había recibido una llamada de su hermano alertando que estaba recibiendo una paliza.
El agente transmitió a su jefe que, en base al testimonio de la hermana, “podía haber una línea de investigación relativa a dos personas con las que la víctima tuvo una serie de desavenencias”. “Pintaba todo a que los dos tenían mucha relación con el hallazgo del coche calcinado y el cadáver en su interior”, ha afirmado.
El acusado por homicidio, en su declaración a los agentes, reconoció que “no sucedió todo en el paraje” donde apareció el cadáver, sino que “hubo una pelea y un atropello en otro lugar”. No obstante, confesó que los autores eran los dos acusados y no intentó nunca descargar la responsabilidad en la otra procesada.
Según el relato del enjuiciado, él se peleó con la víctima que, a continuación, huyó corriendo por un camino. Posteriormente, los dos procesados se montaron de nuevo en el coche –conducido por la acusada–, se salieron de la carretera y atropellaron al finado que estaba en el camino. De hecho, en el lugar encontraron restos de sangre y una valla con una estaca dañada por el impacto.
“Creyeron que estaba muerto, lo montaron en el vehículo y se fueron al paraje” donde finalmente apareció el cuerpo dentro del coche calcinado, tal y como ha relatado el agente, quien ha asegurado que “no había ninguna duda” de que la víctima estaba huyendo en el momento en el que fue atropellado.
El acusado confesó a los agentes que fue él quien prendió fuego al coche, aunque fue “consensuado” con la otra enjuiciada.
“AMENAZAS” DE LA ACUSADA A LA VÍCTIMA
Otro agente perteneciente a la Unidad Orgánica de Policía Judicial ha recordado que tomó declaración a la madre de la acusada, quien ya confesó en ese momento la “animadversión” y las “amenazas” que su hija vertía sobre la víctima.
También han testificado uno de los agentes encargados de localizar la ropa de los acusados en un contenedor, donde aparecieron diferentes prendas manchadas de sangre, y otro efectivo adscrito a la Unidad del Departamento de Investigación de Incendios.
Este agente se desplazó desde Valencia hasta el lugar donde apareció el coche, “totalmente calcinado”, y allí tomó muestras tanto del exterior del vehículo como del interior “ante la posible presencia de acelerantes de la combustión”.
Asimismo, ha testificado un agente del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil que se encargó de la elaboración de las actas de inspección oculares del lugar en el que apareció el coche calcinado y de la zona en la que tuvo lugar el atropello.
En uno de los escenarios –donde tuvo lugar la pelea inicial entre el acusado y la víctima– encontraron sangre, una chancla, una botella de agua, unas colillas y también una llave inglesa con restos de sangre y que se encontraba emplazada en la parte superior de unos árboles. En el caso concreto de la botella de agua, los agentes hallaron una huella dactilar de la acusada.
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