LOGROÑO, 16 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de La Rioja ha puesto en marcha una nueva convocatoria del programa ‘Retos’ con el que invertirá 3750.000 euros en apoyar el desarrollo tecnológico de las empresas, siempre que éstas presenten un proyecto que suponga la unión de tres como mínimo.
El director general de Empresa, Energías e Internacionalización, Amadeo Lázaro, ha ofrecido una rueda de prensa junto a los responsables de dos de las cuatro empresas que participaron en la última de las tres convocatorias desarrolladas, Francisco Flor, de Double Cork; y Javier Tardágila, de Altavitis.
La innovación, para Lázaro, es un elemento “sustancial” de la evolución de los territorios y las empresas, al desarrollar su innovación, “avanzan mucho más rápidamente cuando lo hacen de forma colaborativa”.
Por eso, se lanza una convocatoria que “lo que pretende es, precisamente, trabajar la cooperación, la colaboración interempresarial para desarrollar proyectos de innovación e investigación que resuelvan retos tecnológicos”.
Por tanto, podrán presentarse consorcios que, como mínimo, estén compuestos por tres empresas. La convocatoria, además, se centra en los ámbitos de la internacionalización, la sostenibilidad y las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
Una convocatoria con un importe de 375.000 euros, dirigidos a proyectos colaborativos que resuelvan retos tecnológicos de empresas. Se puede obtener una máxima subvención de 75.000 euros por proyecto.
Las empresas pueden presentarse a esta convocatoria en distintos proyectos. Lo que no podría repetirse es el mismo consorcio; y el plazo de elaboración de los proyectos tiene como plazo máximo doce meses dado que el objetivo es que alguna de las iniciativas comience este año.
La solicitud de las convocatorias se realizará de forma electrónica a través del portal que tiene habilitado el Gobierno de La Rioja, que se abrirá en el momento en que se produzca la convocatoria que, en principio, se publicará este viernes en el BOR.
Además, el lunes 21 de octubre se celebrará una jornada (desde las 9:30 horas en La Fombera) en la que contarán su experiencia los cuatro consorcios participantes en la última convocatoria.
En total, en las tres convocatorias celebraras hasta ahora, se han presentado 59 proyectos, de 102 empresas, de las que 24 fueron seleccionados, con 54 empresas, y más del sesenta por ciento no tenía experiencia en I+D+i.
PRODUCCIÓN DE CORCHO Y EVALUACIÓN DEL VIÑEDO
Flor ha relatado cómo, con su proyecto, lo que buscaban era reducir los impactos asociados a la producción de tapón de corcho natural, principalmente asociados a la utilización de agua.
Más allá de esto, lo que buscaba era, “a través de un tratamiento con ultrasonidos de los tapones ya terminados, una vez se han hecho cilindros, ser capaces de reducir tanto los consumos energéticos como los de agua, así como conseguir algunas ventajas organolépticas y aromáticas”.
El consorcio estaba conformado por tres empresas “muy diferentes y cada una de ellas con unos roles muy contenidos”.
Había una ingeniería de aguas (de Calahorra) y una bodega (de Fuenmayor) encargada de probar el producto para determinar si realmente podía cumplir o no con sus especificaciones y ver si efectivamente suponía una ventaja competitiva. Por último, una empresa de fabricación de tapones de corcho de Arrúbal.
Ha señalado que se ha “avanzado mucho” y, entre los resultados obtenidos, se ha conseguido una reducción de agua estricta en el proceso cercana al cuarenta por ciento en proceso combinado.
Además, se ha determinado “que el tratamiento de ultrasonidos per se, por sí solo, no era suficiente como para garantizar una garantía higiénica del producto, pero sí que era una maravillosa alternativa para combinar con procesos de vapor”.
En cuanto a Tardágila, su responsable ha relatado cómo el proyecto buscaba un sensor que permita la detección de plagas y enfermedades de la vid, así como la detección y la evaluación del estado hídrico del viñedo y, por tanto, manejar de una forma mucho más eficiente el agua y luchar contra el cambio climático.
En este proyecto, el objetivo principal era el diseño de sensores inteligentes capaces de observar y monitorizar el viñedo y hacer que nuestro sector vitivinícola sea más sostenible.
El proyecto ha sido liderado por una empresa de base tecnológica creada a partir de un conjunto de socios de la Universidad de Rioja en 2022 que ha colaborado con una empresa de informática y también expertos de ingeniería electrónica.
De este modo, se ha podido “no solamente diseñar sino construir sensores inteligentes que se puedan montar en vehículos terrestres capaces de monitorear y diferenciar el viñedo”.
A su juicio, ha sido “un hito muy importante de cómo se puede aportar tecnología, cómo se puede contribuir a mitigar los efectos del cambio climático y cómo se puede contribuir al desarrollo más sostenible del sector vitivinícola”.
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