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Los debates televisados son ganados por el político que habla para la gente, no el que habla para él mismo ni el que más grita

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Experta UNIR defiende que siguen siendo una “herramienta fundamental”

LOGROÑO, 25 (EUROPA PRESS)

Los debates televisados no los gana el político “que más grita”, sino el político “que no habla para él, el que habla para la gente”. Así lo asegura la profesora del Máster en Comunicación Política de UNIR Mar Soria Ibáñez, quien considera que este tipo de foros, especialmente en tiempo de elecciones, “siguen siendo una herramienta comunicativa fundamental”.

En una entrevista mantenida con Europa Press, Soria Ibáñez se retrotrae al que se tiene como el primer debate político televisado, el que mantuvieron en el año 1960 los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos Richard Nixon, que partía como favorito, y el entonces casi desconocido John Fitzgerald Kennedy.

“Fue un debate decisivo para la historia de la comunicación política, porque en él se demostró la importancia de la imagen, de la comunicación no verbal, y también de la comunicación verbal para poder ganar unas elecciones”, explica la experta.

Recuerda, en concreto, que Nixon no dio importancia a su imagen “y se presentó con un traje muy oscuro, que ya da mala percepción a la audiencia, no usó el servicio de maquillaje que ofrecía la televisión, y además, su discurso fue descuidado y hasta agresivo”.

Por contra, Kennedy “cuidó todo al detalle, vestido, peinado, maquillaje, y planteó en sus intervenciones propuestas sin agresividad”. El resultado, ya es conocido: aquel debate fue “decisivo para cambiar el resultado de las elecciones”, de manera que ganó el candidato demócrata frente al inicialmente favorito republicano.

Podría parece que, desde los años 60 del siglo pasado, la comunicación, también la política, ha cambiado de manera sustancial, y más en la época de internet. Algo que, sin embargo, no cree Soria, que sigue defendiendo su influencia “porque ahora se genera una comunicación transmedia de este debate”.

Es decir, como detalla, “que tanto los medios audiovisuales como los propios partidos son los que canalizan los principales mensajes del debate o de sus candidatos en las redes, porque cada una de ellas tiene un micro segmento de votantes”. Por ejemplo, Facebook para personas un poco más adultas; o Instagram con personas de entre 18 y 30 años con cierto predominio femenino.

Con todo, aboga por “estar mucho más presente en redes sociales, en las que encontramos al voto joven”, como TikTok o Twitch. “El debate sigue siendo una herramienta fundamental, pero se deberían de aprovechar muchísimo más las nuevas plataformas en las que traen con el colectivo joven”, insiste la experta UNIR.

Pero en un debate no todo es imagen. Sobre el contenido, Soria reflexiona señalando que “estamos asistiendo en los últimos años a unos debates altísimamente agresivos, en los que a la ciudadanía no le queda claro qué propuestas tienen los partidos, los debates se centran en la ofensiva y muy poco en trasladar a la ciudadanía qué van a hacer por bajar la cifra de desempleo, por aumentar la confianza en un partido político determinado, por rebajar la inflación”.

“Puede que lo mencionen en algún momento, pero al final nadie comenta de forma clara cómo se van a solucionar estos grandes problemas, porque se centra mucho más en la ofensiva política, en la violencia verbal política. Habría que recordar que un debate, obviamente, es una oportunidad para confrontar posturas, pero también para exponer un programa”, señala.

Respecto al formato, entre debates con todos los candidatos o ‘cara a cara’, la experta UNIR aputan que “desde la perspectiva democrática entendemos que los partidos que han tenido representación son los que deben de participar en un debate, pero también es cierto que en un ‘cara a cara’, la comunicación es mucho más directa, mucho más eficaz”.

Por eso, cree, en primer lugar que, pese a la proliferación de formaciones políticas, “España sigue siendo un país bipartidista”, a lo que suma que “ahí sí tendríamos la oportunidad de entender mucho mejor lo que nos quieren decir cada uno, porque cuando ya entran cuatro o cinco agentes, la comunicación se diversifica, se ramifica e incluso la cuestión importante pasa a un segundo plano”.

En definitiva, aunque la representación democrática dicte que todos deben debatir, desde el punto de vista de la comunicación, un ‘cara a cara’ funciona mejor, al no haber otra gente que participe o que interrumpa, lo fundamental se puede ir perdiendo, aunque esté muy bien organizado, muy por temas, por bloques temáticos y por muy buena moderación que haya”.

NO SER AGRESIVO.

Como recomendaciones para los posibles participantes en estos debates televisivos, Mar Soria reseña “eliminar la agresividad, desde el punto de vista de la comunicación, de la percepción y de la eficiencia, el que más grita, no es el que tiene una mejor conexión con el electorado”.

Al contrario, “se ha demostrado que aquella persona que sabe expresarse de forma correcta, que lo hace de una manera organizada, que lo hace apoyándose en gráficas, en datos, en cifras y sabe interpretarlas para que la ciudadanía entienda, es el que gana un debate, es el que gana a la ciudadanía”.

Sería “un líder natural, esa persona que incluso podríamos decir empatiza con sus opositores y que en algún momento también tiene la oportunidad de tener un gesto de humor, de romper el hielo”. Y pese a que reconoce que “los líderes que promueven la polémica, la discusión, o hasta la falta de respeto son los que tienen una mayor viralidad en las redes sociales” subraya que “esto no quiere decir que hayan ganado el debate o que tengan el voto de la ciudadanía”.

“Parece que, al final, en redes lo que tiene siempre una connotación más polémica, más agresiva, incluso más llamativa, comunicativamente funcina mejor. Pero el líder que llega a la escena y cuenta lo que tiene que ofrecer con tranquilidad, con aplomo, de forma organizada, es el que gana”, recalca la experta UNIR.

Porque, en sus palabras, “la ciudadanía necesita saber no solamente que lo que le ofrece un partido, sino cómo lo va a ofrecer”. “Si yo te ofrezco, por ejemplo, bajar la inflación, yo necesito saber cómo lo vas a hacer. Y hay que aprovechar la pantalla televisiva y transmedia para poder ganarte la confianza de la ciudadanía y demostrarle que eso que tú propones se puede materializar y que no le vas a engañar”, incide.

“Por lo tanto, mucha claridad, mucha sinceridad, mucho aplomo y cuando haya que entrar en la contrarréplica, hacerlo con el máximo respeto, no ya al opositor, sino a las personas, que creo que son a las que se deben fundamentalmente. No hablar para ellos, que a veces, muchas veces, los políticos parecen que hablan para ellos, sino hablar para la gente”, concluye Mar Soria.


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