La investigación concluye que Almeida se sentó en el parque, observó y seleccionó a la víctima más vulnerable
LOGROÑO, 21 (EUROPA PRESS)
El agente que ha dirigido la investigación tras el asesinato del niño Alex, de nueve años, presuntamente a manos de Francisco Javier Almeida, ha afirmado hoy, en base a las evidencias, que fue una muerte “extremadamente violenta” y una agresión sexual “más todavía”.
En la segunda sesión del juicio, en la Audiencia Provincial y con jurado popular, contra Francisco Javier Almeida tras los hechos sucedidos el 28 de octubre del 2021, ha testificado el teniente de la Guardia Civil responsable del Grupo de Delitos contra las Personas.
Fue el primer agente de la Policía Judicial en llegar al escenario de los hechos y ha señalado que el acusado tuvo un “comportamiento normal”. El fiscal le ha mostrado las imágenes del ascensor, tanto cuando baja a la calle como cuando sube con el menor.
Ha negado algún tipo de deambulación, como ha alegado Almeida en su única declaración. De hecho, ha indicado que le da “indicaciones específicas” al menor para que no le vea ningún vecino con él.
El niño “fue engañado” ha dicho explicando que así lo saben por los demás niños que estaban en el parque: “Cláramente le persuade, engaña y convence, pensando va a ir a ver una mascota. Convence al crío para que le siga al acusado hasta su domicilio”.
A las 20:07 del 28 de octubre del 2021, según se ve en las imágenes del ascensor, Almeida se dirige al parque y se sienta en un banco “a observar”.
“Está seleccionando a la víctima más vulnerable, le convence con un lenguaje entendible a un menor y consigue que le acompañe”, ha relatado al tiempo que ha insistido en que no se advierten “sospechas de ningún tipo de sustancia” en Almeida.
En cuanto al escenario del crimen, las señales, ha explicado este especialista, hablan de un estrangulamiento por la espalda, y de que el niño intentó defenderse pero no tenía posibilidad. Fue un “desequilibrio de fuerzas” que “recalcan la indefensión del menor”, ha dicho.
“No tuvo ninguna posibilidad ni capacidad de defensa desde que entra en el domicilio como consecuencia del engaño para ver a un perrito que no existía”, ha dicho.
También hay evidencia, ha explicado, de que la agresión sexual se produjo antes de la muerte por asfixia. La agresión, además, fue “con fuerza”, según se ve en las pruebas. Una muerte “extremadamente violenta” y una agresión sexual “más todavía”.
Además, se ve por las pruebas la “precipitación” con que salió de casa después del hecho, dado que ni llegó a vestir del todo al menor y él se dejó la bragueta abierta.
Por último, bajó por las escaleras, porque, ha entendido, tenía más posibilidades de detectar si se encontraba con alguien que saliendo del ascensor. Además, llevaba las llaves del coche.
Pasaron unos quince minutos. Las evidencias sitúan al menor, sin dudas, ha contado este agente, en el dormitorio de Almeida.
La investigación fue una suma de testimonios, inspección ocular y todas las muestras que se recogieron. “Evidencias, no hay juicios de valor”, ha asegurado.
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