LOGROÑO, 29 (EUROPA PRESS)
La Reserva de la Biosfera de los Valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama abre hoy, día 29, una nueva etapa en la que, además de la necesaria conservación del patrimonio natural y la biodiversidad, “se apuesta por una gestión que permita mantener las actividades tradicionales, garantizando el desarrollo del turismo y un uso público sostenibles, así como potenciar el conocimiento científico como motor de desarrollo económico”, ha destacado la consejera de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural y Medio Ambiente, Noemí Manzanos, tras asumir la presidencia de la junta directiva.
‘El Barranco Perdido’ en Enciso, que alberga el Centro de Actividades de la Reserva, ha acogido una jornada de participación abierta a todos los municipios y principales agentes que se integran en el territorio, donde se ha presentado a los miembros de la directiva que estarán al frente del órgano gestor durante la próxima década. También se ha dado a conocer el balance de las inversiones realizadas el año pasado, y se ha avanzado una propuesta de las actuaciones previstas para este 2025.
A la consejera le acompañan en la renovada junta de la Reserva el director general de Medio Natural y Paisaje, Ignacio Sáenz de Urturi, como vicepresidente; y los directores generales competentes en materia de Medio Natural, Calidad Ambiental, Desarrollo Rural, Agricultura y Ganadería, Turismo, Política Local, Ordenación del Territorio y Patrimonio, en calidad de vocales.
Asimismo, en la junta están representados los cuatro valles, a través de sus ayuntamientos y asociaciones más representativas. La jornada se ha completado con la celebración de un foro en el que se ha defendido la necesidad de conocer, conservar, investigar y divulgar el patrimonio paleontológico de La Rioja, que en gran parte se concentra en esta área protegida de la Comunidad. El consejero de Cultura, Turismo, Deporte y Juventud, José Luis Pérez Pastor, ha inaugurado esta cita ya que la puesta en valor de estos recursos será una de las áreas sobre los que se quieren centrar los esfuerzos en los próximos años.
En este sentido, desde la Reserva se han respaldado diferentes iniciativas en este ámbito como la puesta en marcha del proyecto de recuperación de ‘Garras’ en Igea. Tras un largo proceso, en octubre de 2024 el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) informó de que el Consejo Internacional de Coordinación de la UNESCO (CIC) había aprobado la renovación de la Reserva de la Biosfera de La Rioja por periodo de diez años.
“Debemos confiar en que, entre todos, se va a diseñar un nuevo plan de acción y a poner en marcha actuaciones que permitan mejorar las expectativas de este territorio para que podamos disfrutarlo durante mucho tiempo”, ha declarado Manzanos.
RETOS Y DESAFÍOS
La Reserva de la Biosfera se consolida como una herramienta más para dar respuesta a desafíos globales en el camino hacia la sostenibilidad y la protección del territorio como son el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el reto agroalimentario y el reto demográfico. Este último es el más relevante para este territorio y su conservación.
La Reserva de la Biosfera ocupa un 24 por ciento de la superficie de La Rioja y presenta una densidad media de población de 5 habitantes por kilómetro cuadrado, una importante masculinización y una población envejecida en la que una de cada tres personas tiene más de 65 años.
También se quiere involucrar a los municipios, de la mano de sus habitantes y de sus agentes económicos, sociales y culturales, en la gestión de esta figura de protección, mediante la activación de nuevos procesos de participación pública que les permitan tener un papel más protagonista. El Consejo Internacional del Programa Hombre y Biosfera (MaB) de la UNESCO declaró Reserva de la Biosfera los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama, el 9 de julio de 2003, previa solicitud del Gobierno de La Rioja.
La designación como Reserva de la Biosfera fue un reconocimiento inédito al valor de los recursos culturales, naturales y patrimoniales de las sierras más desconocidas de La Rioja, con el que este organismo internacional quiso también poner de manifiesto el papel fundamental de sus habitantes en su conservación.
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