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Incluso en niveles bajos, la contaminación atmosférica ha empeorado la condición de pacientes y hospitales afectados por el Covid

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MADRID, 21 (EUROPA PRESS)

La exposición a la contaminación atmosférica supuso una media de unos cuatro días extra de hospitalización para los pacientes con COVID-19, lo que aumenta aún más la carga de los sistemas sanitarios, según un estudio publicado en el ‘European Respiratory Journal’.

Según los investigadores, el efecto de la contaminación sobre el tiempo de hospitalización de los pacientes equivalía a tener una década más. Por el contrario, el efecto de reducir la exposición a la contaminación era entre un 40 y un 80% tan eficaz para reducir el tiempo de hospitalización de los pacientes como algunos de los mejores tratamientos disponibles.

En un segundo estudio, también publicado en el ‘European Respiratory Journal’, los investigadores han utilizado datos de los 3,7 millones de daneses de 30 años o más para establecer el impacto de la contaminación atmosférica en el COVID-19. Descubrieron que la exposición prolongada a la contaminación a niveles muy inferiores a los límites actuales de la UE aumentaba el riesgo de contraer COVID-19, ser hospitalizado y morir por la enfermedad.

El primer estudio fue dirigido por el profesor Tim S. Nawrot, de la Universidad de Hasselt (Bélgica). En él participaron 328 pacientes hospitalizados por COVID-19 entre mayo de 2020 y marzo de 2021.

El equipo de investigación utilizó datos sobre los niveles de tres contaminantes -dióxido de nitrógeno, hollín y partículas finas (PM2,5)- en los domicilios de los pacientes antes de ser hospitalizados con COVID-19. También midieron la cantidad de hollín en la sangre de los pacientes.

Los investigadores compararon estos datos con los resultados clínicos, como el tiempo que los pacientes tuvieron que permanecer en el hospital antes de recuperarse lo suficiente para volver a casa y si fueron tratados en cuidados intensivos. También tuvieron en cuenta otros factores que se sabe que afectan a la infección POR COVID-19, como la edad, el sexo y el índice de masa corporal.

Los resultados mostraron que las personas expuestas a niveles más elevados de partículas finas y dióxido de nitrógeno en la semana anterior a su hospitalización tuvieron que permanecer ingresadas más de cuatro días más de media. Sin embargo, todos los niveles de exposición estaban por debajo del umbral de la UE.

La magnitud del efecto de la contaminación atmosférica sobre el tiempo de hospitalización fue equivalente al efecto de un aumento de diez años en la edad. Los resultados también sugirieron que la exposición media a niveles más altos de dióxido de nitrógeno y hollín durante los cuatro años anteriores implicaba que los pacientes de COVID-19 permanecían más tiempo hospitalizados de media.

Los investigadores descubrieron que unos niveles más altos de hollín en la sangre de los pacientes aumentaban en un 36% la probabilidad de necesitar tratamiento de cuidados intensivos.

“Nuestros resultados indican que las personas expuestas a la contaminación atmosférica, incluso a niveles relativamente bajos, estaban más enfermas y necesitaban más tiempo de hospitalización para recuperarse –destaca el profesor Nawrot–. La pandemia supuso una enorme carga para médicos, enfermeras y demás personal sanitario. Nuestra investigación sugiere que la contaminación atmosférica hizo que esa carga fuera aún mayor”, añade.

Los investigadores del segundo estudio utilizaron datos del Sistema Nacional Danés de Vigilancia de COVID-19 de los primeros 14 meses de la pandemia, combinados con información detallada sobre los niveles de contaminación atmosférica en los domicilios de las personas durante los 20 años anteriores.

Descubrieron que el aumento de la exposición a largo plazo al dióxido de nitrógeno y las partículas finas, incluso a niveles muy inferiores a los límites actuales de la UE, aumentaba el riesgo de contraer COVID-19, ser hospitalizado y morir a causa de la enfermedad. Las personas con determinadas afecciones médicas, como cardiopatías, asma, diabetes y demencia, y las de entornos más desfavorecidos eran aún más susceptibles a los efectos combinados de la contaminación atmosférica y el COVID-19.

La doctora Zorana Jovanovic Andersen, autora del estudio y profesora de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), destaca que “estos resultados muestran cómo la contaminación atmosférica puede comprometer nuestro sistema inmunitario y dejarnos vulnerables al COVID-19 y otras infecciones respiratorias.

“La reducción de la contaminación atmosférica debería estar en el centro de las medidas preventivas de las pandemias actuales y futuras, así como de una estrategia para hacer frente a las pandemias de gripe estacional –prosigue–. Un aire más limpio haría a las poblaciones más resistentes a las infecciones respiratorias, las epidemias estacionales y las grandes pandemias del futuro”.

Igualmente, la profesora Charlotte Suppli Ulrik, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), qie dirige la Asamblea de Medio Ambiente y Epidemiología de la Sociedad Respiratoria Europea y no participó en la investigación, asegura que “cada vez encontramos más pruebas de que respirar aire contaminado contribuye a las enfermedades pulmonares, incluidas las infecciones”.

“Estos estudios muestran cómo la exposición a la contaminación atmosférica a niveles habituales en las ciudades europeas aumenta el riesgo de contraer COVID-19, enfermar gravemente y morir –continúa–. La investigación también indica cómo la contaminación exacerbó la presión sobre nuestros hospitales y servicios sanitarios. Aunque la emergencia sanitaria mundial del COVID-19 ha terminado, el impacto de la contaminación en nuestra salud continúa y necesitamos que los gobiernos tomen medidas por el bien de nuestra salud y nuestros servicios sanitarios”, concluye.


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