LOGROÑO, 7 (EUROPA PRESS)
El síndrome de ‘boreout’ se consolida ya como “la nueva variable psicosocial del trabajo” y nos explica los límites que puede alcanzar el aburrimiento en los adultos, pero también en los más pequeños, los cuales, tal y cómo ha explicado la docente y coordinadora del área de Psicología y Educación en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Monserrat Amorós Gómez, “pueden sentirse desmotivados” y, en el peor de los casos, “sufrir marcos depresivos o ansiosos”.
“Se trata de un término que hace referencia al ámbito laboral” ha explicado Amorós en una entrevista a Europa Press, y ha destacado el carácter novedoso del mismo ya que “hará unos diez años o pocos más” desde que se empezó a estudiar y analizar.
Su nombre, ha detallado Amorós, “hace referencia a la palabra inglesa de aburrimiento (bored)” y se refiere concretamente “a la desmotivación en el puesto de trabajo y entorno laboral” e impulsado, sobre todo, “por el interés de empresas y trabajadores para conocer las condiciones más óptimas de trabajo con empleados”.
No obstante, el ya acuñado como ‘síndrome de boreout’, “se puede extrapolar al entorno de niños y adolescentes por cierto aburrimiento o apatía que puedan tener” especialmente, ha señalado Amorós, “ahora en verano, cuando no hay colegio, actividades extraescolares o cualquier otro tipo de actividad que realicen durante el curso académico”.
“LA PANDEMIA Y LA INMEDIATEZ DIGITAL”
“La pandemia ha afectado en el sentido de que no se han podido realizar las actividades del día a día fuera de casa o fuera del entorno digital” ha explicado la docente de UNIR, resaltando cómo “sobre todo, en niños o adolescentes, afectó mucho”.
Fueron ellos quienes, sobre todo, se enfrentaron a “la mayor sensación de aburrimiento o apatía” y es que, aunque seguían vinculados al curso académico, “tampoco les apetecía las clases online”.
Y aunque fue en la pandemia dónde se dio de manera más generalizada esa situación, a día de hoy se mantiene esa tendencia, ante lo que Amorós ha propuesto “disfrutar de los tiempos muertos”.
“Tenemos que darnos cuenta de que no pasa nada si nos aburrimos” y ha subrayado. “Queremos todo ya, rápido e inmediato” y como alternativa a esa inmediatez señala “disfrutar de los ratos libres con cosas a las que no estamos acostumbrados, o incluso apreciar las pequeñas cosas del día a día”, ha añadido.
Como ejemplo, la docente de UNIR ha mencionado las plataformas de streaming y series online, sobre las que ha señalado cómo reflejan que: “No sabemos esperar, ya no esperamos a la siguiente semana para ver un capítulo, lo vemos todo seguido, consumimos a una velocidad brutal”.
“Tenemos que pensar que, a lo mejor, jugar juegos de mesa, o dar una vuelta con nuestros niños por el monte, no está mal” y con ello, ha añadido, “ampliamos ese tiempo muerto y desconectamos”.
“UNA INMEDIATEZ QUE AFECTA TAMBIÉN A LOS MAYORES”
“Todo lo del aburrimiento tiene que ver también con ellos, con esos trabajadores que no están conformes, que han estudiado mucho y no sienten que sus trabajos les compensen, que tienen tareas muy monótonas y que quieren más acción o rapidez” ha explicado Amorós, a lo que ha añadido cómo “todo eso frustra”.
Sobre esto, ha señalado que “los trabajos aún no están preparados para esa inmediatez” una inmediatez que, tal y como ha indicado Amorós, desencadena de igual manera “una frustración por no poder conseguir lo que queremos de inmediato” y que, en consecuencia, “lleva al trabajador a estar desmotivado”.
¿CÓMO ESCAPAMOS DE LA DESMOTIVACIÓN Y EL ABURRIMIENTO?
“Es bueno reflexionar por qué estamos aburridos o desmotivados, y ver qué podemos poner en marcha para combatirlo” ha indicado la docente de UNIR.
Así, en la “frecuente” situación del trabajador desmotivado, que Amorós ha definido como “claro ejemplo de este síndrome” ha señalado que “la clave estaría en postergar las metas”.
La docente ha subrayado la importancia de “tener una actitud proactiva” algo que, ha indicado, “juega mucho a nuestro favor” señalando que “una actitud negativa hará que nos desmotivemos, nos aburramos” con la consecuencia de que, incluso, “llegue a repercutir en nuestra familia y en nuestro entorno”.
“Son situaciones que pueden llegar incluso a provocar marcos depresivos o ansiosos” lo que Amorós ha clasificado cómo “situaciones más complejas” en las cuales la diferencia la puede marcar “ver el vaso medio vacío, o verlo medio lleno”, ha concluido.
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