LOGROÑO, 4 (EUROPA PRESS)
La directora del Máster de Formación Permanente en Medicina Estética y Antienvejecimiento de UNIR, Cristina de las Heras, ha afirmado que “el rejuvenecimiento tiene que ser tan progresivo como el envejecimiento”, de modo que “lo que hagamos no pese a la larga”.
En una entrevista a Europa Press, ha asegurado que “si llenamos una cara en unos años va a perder tensión, por lo que terminará abajo lo que antes hemos puesto arriba”, por lo que “el impacto que nosotros hagamos sea con una estrategia importante a la hora de abordar un tratamiento que no va a ser puntual, sino por muchos años”.
“Hay que consensuar con la historia médica, y con la primera visita que haga el paciente, que éste se reconozca en uno de los perfiles que tenemos identificado”, así como que “entienda muy bien los pasos que tiene que seguir para tenga después un rejuvenecimiento saludable”, ha detallado la doctora.
Todo ello para evitar lo que se conoce como ‘huella estética’, que es “algo de lo que se viene hablando en los últimos dos o tres años”, porque “existe ya algo de inquietud y detenermos para ver qué estamos haciendo en nuestros pacientes; es decir, no solo queremos corregir los defectos que vamos viendo, como el paso del tiempo, la edad, los malos hábitos, sino que todo ello va generando un impacto en el rostro”.
De las Heras ha señalado que “cuando nosotros corregimos un problema estético al final va a tener una consecuencia no solo en el punto que inyectamos, sino también la mímica, en la expresión o en la estructura definitiva de ese rostro que tendremos que seguir tratando, porque va a seguir envejeciendo y, por tanto, viniendo a nuestra consulta”.
En este sentido, ha reconocido que “como todo tiene una repercusión, un impacto, que es lo que denominamos huella, vamos a intentar generar una buena huella”. “Queremos que las cosas, independientemente de los materiales que utilizamos, que son biodegradables, biocompatibles, que se reabsorben en un tiempo, y nos ofrecen una seguridad, que no van a dejar restos”, ha añadido.
La directora del Máster de UNIR, no obstante, ha apuntado que “aunque esos materiales se biodegraden, hemos visto en los últimos años, que en ecografías o resonancias pueden verse restos de ese implante más allá de lo que el laboratorio nos dice, por lo que vamos a tenerlo en cuenta a la hora de realizar otros tratamientos para que no generan, entre otras cuestiones reacciones inflamatorias”.
PACIENTE “MÁS JÓVENES”
De las Heras también ha apuntado que últimamente “estamos viendo pacientes cada vez más jóvenes, guiados por los influencers”. De hecho, “empiezan como a los 25 o 26 años cuando antes era sobre los 40; cuando se decía que habían perdido la frescura en el rostro”.
En este punto, ha destacado que “existe como una especie de propósito personal de elaborar tu propia imagen, y tener tu propia identidad, porque te lo ofrece la medicina estética”. No obstante, ha apuntado que “tenemos que hacer prevalecer nuestro criterio que es anatómico, y teniendo en cuenta que hay materiales que dejan huella”.
“La consecuencia de todo esto -ha añadido- es que estamos viendo rostros, que técnicamente están muy bien tratados, pero se aleja de la imagen real de lo que es un rostro en todas las etapas de su madurez”, hasta el punto de “ver rostros que impactan”.
Por ello, la también licenciada en Medicina y Cirugía ha abogado por tratar los rostros “con terapias que sean regenerativas, preventivas del envejecimiento” con lo que “las estructuras más superficiales que ligan la piel a la grasa, al músculo o al hueso tengan la suficiente viscoeslaticidad para que soporten las estructuras más profundas”.
También ha indicado que hay un sistema que es el “panículo reticularis, que es una estructura que está entre la dermis y la grasa, por lo que ya tenemos un conocimiento importante para poder actuar a esos niveles para que la firmeza de la piel sea lo suficientemente buena, y además esa fuerza de contención pueda viajar por las estructuras para contener el tejido, en vez de rellenar, rellenar y rellenar”.
Finalmente, De las Heras ha reconocido que con la edad “se van perdiendo parte de la grasa facial, en la zona central sobre todo, por lo que hay que devolver esa plenitud al vacío que ha ocurrido, y hacerlo de manera progresiva y con sentido común”.
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