PALMA, 26 (EUROPA PRESS)
El fiscal Miguel Ángel Subirán ha recordado, durante su declaración, las manifestaciones y correspondientes escraches que sufrió durante la instrucción del caso Cursach. “Intentaban acojonarnos”, ha dicho ante el Tribunal.
“Gritaban ‘Subirán, maricón, al paredón’. Recuerdo el terror más absoluto y yo no veía el momento de largarme de ahí. Esos insultos y manifestaciones lo que intentaban era que nos acojonáramos”, ha censurado el exfiscal durante el juicio contra los investigadores del caso Cursach, que también sienta en el banquillo al juez Manuel Penalva y a cuatro policías del Grupo de Blanqueo de Capitales.
En esta línea, ha hecho referencia a otras intimidaciones como llamadas “constantes” al portero automático, al móvil o a su padre. También ha sostenido que durante el día sus bienes no sufrían ningún perjuicio, pero “por la tarde-noche” se encontraba, por ejemplo, “el trastero abierto”. Todo este cúmulo de sucesos motivó la solicitud de poder portar un arma, según ha justificado.
LAS ACUSACIONES CONTINÚAN SU INTERROGATORIO
A preguntas del abogado de Bartolomé Cursach, Enrique Molina, sobre sus funciones, el exfiscal ha explicado que para cada causa necesitaba un decreto que le autorizara expresamente por su condición de delegado provisional.
Después, interrogado sobre el ingreso en prisión de Cursach y Sbert, ha afirmado que estuvieron él y Carrau. “Se decidió, y creo que acertadamente, que la comparecencia no bastaba verbalmente, sino documentalmente, y se bajó al Juzgado de Guardia y se descargó. La leí y me pareció acertada y sustentada en contenido, y la firmamos los dos”, ha manifestado Subirán, aunque desentendiéndose de la redacción.
Por otro lado, preguntado por una declaración posterior en la que Sbert advirtió de presiones en los calabozos, Subirán ha señalado que no la recuerda. “No solamente no la recuerdo, sino que la denuncia de amenazas y coacciones de Sbert ha sido prácticamente de todo el cuerpo policial, judicial y fiscal, la última contra Carrau”.
A este respecto, Molina le ha reprochado al exfiscal que “puede mentir”, pero que su pregunta está relacionada con si actuó de alguna manera a raíz de esta denuncia.
El siguiente en interrogar ha sido el abogado de Antonio Bergas, quien ha preguntado al exfiscal sobre las presuntas amenazas a la que se vio sometido y si eso obligó a que tuviera que ir armado.
“Es una cuestión de seguridad. Entendimos que no se nos dispensaba seguridad ninguna y, entonces, en contra de los más elementales de los principios que me han enseñado en mi casa, lo pedí para que la seguridad me la proporcionara yo”, ha contado al Tribunal.
El abogado, entonces, ha preguntado al exfiscal si hacía los interrogatorios con el arma, a lo que Subirán ha especificado, entre risas, que tenía la pistola en su casa. “En el trabajo me sentía amparado porque en los juzgados hay más policías. Lo malo venía por la noche”, ha dicho.
Posteriormente, el letrado ha acusado a la defensa de Subirán de aportar una declaración “mutilada” que se ha exhibido en la Sala para ser contrastada. En concreto, se trata de la declaración de un testigo protegido que no firmó y sobre la que aseguró que se habían añadido cosas que no había dicho.
Sobre esto, el exfiscal ha declarado que “este señor venía totalmente aleccionado y predispuesto, amaestrado, para contradecir su declaración y sus manifestaciones realizadas en el Juzgado de Instrucción, constante del secreto y, por tanto, sin partes personadas”.
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