PALMA, 22 (EUROPA PRESS)
La asociación ciudadana Palma XXI ha lamentado que el diseño de la ciudad responda más a las necesidades del turismo que a las de los residentes y ha expuesto la necesidad de repensar el equilibrio entre el desarrollo económico y la calidad de vida.
Así consta en el Anuario de Palma 2024, presentado la tarde de este miércoles en la biblioteca de Cort y en el que la entidad hace un repaso de algunos de los asuntos más importantes y conflictivos que han sucedido en la ciudad a lo largo del pasado año en materia de urbanismo, movilidad, vivienda, transición ecológica o cultura.
A juicio de la presidenta de Palma XXI, Cristina Llorente, 2024 ha puesto de manifiesto la “desorientación urbanística” en la que está sumida la ciudad al haber “relegado al olvido” el plan general y no haber aprobado un plan de ordenación detallada, lo que deja en el aire la catalogación y protección de edificios históricos.
Eso se suma al hecho de que los grandes proyectos –como la remodelación del Paseo Marítimo o del puerto– se encuentran bajo la batuta de instituciones externas, mientras que los proyectos municipales, como el edificio de Gesa, Son Busquets o la plaza Mayor, parecen estancados “en un bucle sin fin”.
“La realidad es que parece que el diseño de Palma continúa respondiendo más a las necesidades del turismo que a las de su ciudadanía, perpetuando desigualdades entre el centro y los barrios y poniendo en riesgo su modelo de ciudad”, subraya Llorente en la presentación del informe.
En ella, la presidenta de la entidad define el 2024 como un “año clave” en la reflexión sobre el modelo económico de Palma, al haber estado marcado por movilizaciones ciudadanas sobre la vivienda y el turismo. No obstante, contrapone, iniciativas como el Pacto por la sostenibilidad, impulsado por el Govern, ha generado desacuerdos y tensiones más que soluciones.
Palma XXI tampoco se ha mostrado conforme con los resultados de las políticas para paliar la crisis de la vivienda, como el decreto de medidas urgentes. “No ha aportado resultados palpables, dejando a muchas familias sin alternativas ante la especulación inmobiliaria y la presión turística”, ha apuntado Llorente. Los resultados del programa ‘Alquiler Seguro’, ha vaticinado, se irán viendo a lo largo de 2025.
También ha llamado a repensar el equilibrio entre el desarrollo económico y la calidad de vida de los residentes pues, a su parecer, Palma “continúa atrapada entre ser una ciudad para visitar o para vivir mientras sus barrios y la gente que la habita pide una transformación real que priorice sus necesidades”.
Respecto a la movilidad, la asociación se ha mostrado escéptica acerca del alcance que tendrá la zona de bajas emisiones (ZBE) y ha considerado que un segundo cinturón no hará más que fragmentar todavía más la ciudad. Asimismo, ha puesto de relieve la contradicción que supone ampliar la gratuidad del transporte público mientras continúan las “alabanzas” al coche privado por parte del Ayuntamiento.
“Con todos estos frentes abiertos, sería conveniente plantearse si, al ritmo actual, Palma camina hacia el futuro… o simplemente hacia el colapso”, concluye Llorente en su introducción.
LA PRIMERA LÍNEA FRENTE A LA PERIFERIA
Para Palma XXI, uno de los temas del año ha sido el urbanismo y un diseño de la ciudad que, a su parecer, se ve condicionado por la actividad turística, contribuyendo así a la expulsión de la ciudadanía y a la desigualdad entre los diferentes barrios.
De este modo, en el anuario, en el que han participado una decena de personas entre miembros de la entidad –principalmente arquitectos y geógrafos– y otros articulistas, han hecho un repaso por algunos de los proyectos que influyen en la transición urbanística de la ciudad.
Uno de ellos es la remodelación del Paseo Marítimo y del puerto, ambas gestionadas por la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) y que supondrán una “profunda transformación” de la fisionomía de la primera línea de Palma, así como de las dinámicas de la ciudad.
Mientras las obras en el Paseo Marítimo, traerán mejoras pero no “innovaciones significativas”, las del puerto se han planteado sin la necesaria participación de las entidades civiles, según Palma XXI. La compra del edificio de Gesa –que ha sido aprobada por la Junta de Gobierno municipal–, por su parte, ha significado un paso adelante en la dignificación de una de las zonas emblemáticas de la ciudad.
Estas inversiones contrastan con las realizadas en los barrios del Eixample y en otros de la periferia –como la Playa de Palma, Son Sardina, Son Gual o Son Gotleu–, donde han sido más escasas. Estos núcleos, según la asociación, necesitan de un “tratamiento diferencial” que los dote de los equipamientos y espacios públicos y los proteja de amenazas como las grandes instalaciones fotovoltaicas.
UNA CIUDAD DE TURISMO Y CON PROBLEMAS DE CONVIVENCIA
El debate suscitado en 2024 sobre el modelo económico de la ciudad, siempre según el anuario, vino empujado por las sucesivas movilizaciones ciudadanas y estuvo acompañado por iniciativas impulsadas tanto desde el Fòrum de la Societat Civil como desde las instituciones.
Entre otros asuntos, uno de los principales puntos que se han puesto sobre la mesa es la turistificación de la ciudad, que según Palma XXI ya se ha hecho sentir en los barrios, donde han proliferado los pisos de alquiler turístico ilegales.
Esta situación y otras derivadas, como el ruido o la presencia de terrazas, ha llevado a que diversas asociaciones vecinales se vieran obligadas a recurrir a la vía judicial para defender sus intereses, lamentan desde la entidad.
LAS OLAS DE CALOR Y LA CONTAMINACIÓN DE LOS CRUCEROS
En materia medioambiental, la asociación ha celebrado el programa de intercambio de ideas iniciado entre París y Palma para, entre otras cosas, encontrar de qué forma pueden adaptarse a las olas de calor y las altas temperaturas.
Palma XXI ha recordado que el pasado diciembre el pleno municipal aprobó por unanimidad la creación de una comisión de trabajo para abordar los retos climáticos a los que se enfrenta la ciudad, que estará integrada por políticos y expertos.
Por otra parte, los sensores instalados en diversos puntos de la Palma por parte de la Plataforma contra los Megacruceros, según consta en el documento, han revelado que los índices de contaminación durante 2024 han sido mucho menores que antes de los límites impuestos a estas embarcaciones.
No obstante, ha incidido la entidad, los datos recabados por distintas organizaciones ponen de manifiesto los efectos que estos cruceros tienen debido a su elevado consumo de agua y a la contaminación que expulsan en los puertos.
UNA ORDENANZA QUE LIMITA LIBERTADES
La nueva ordenanza cívica, cuya aprobación en el pleno municipal sigue pendiente, ha sido una de las medidas impulsadas por Cort que más polémica ha causado entre las entidades sociales, los partidos de la oposición y determinados sectores económicos.
A juicio de Palma XXI, ésta “ataca derechos democráticos fundamentales, reprime a colectivos en situación de vulnerabilidad, impone el moralismo y censura al pluralidad y la diversidad social, imponiendo soluciones policiales a problemas sociales”.
Además, consideran que con ella el Ayuntamiento pretende “esconder” problemas sociales que son estructurales, como las dificultades para llegar a final de mes de muchas familias, la ausencia de viviendas a precios asequibles o la falta de espacios de ocio para los más pequeños.
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