El catedrático de Filología Catalana de la UIB y doctor en Historia Medieval, Gabriel Ensenyat, relata en un libro algunas de las controversias alrededor de la cuestión identitaria que surgieron a finales de los 60 y principos de los 70 en Mallorca tras la publicación de una de las principales obras de Joan Fuster
PALMA, 28 (EUROPA PRESS)
La obra ‘Nosaltres els valencians’, de Joan Fuster, impulsó y estimuló en el contexto del boom del turismo en los años 60 y 70 el debate identitario en Mallorca, según el catedrático de Filología Catalana de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y doctor en Historia Medieval, Gabriel Ensenyat.
Ensenyat publicó el pasado mes de abril ‘Fuster i els mallorquins. El debat identitari a la Mallorca tardofranquista’ (Edicions 3 i 4), premio Octubre Joan Fuster de Ensayo 2021.
En él relata algunas de las controversias alrededor de la cuestión identitaria que surgieron a finales de los 60 y principios de los 70 en un momento de profundos cambios económicos, sociales, culturales, lingüísticos y demográficos y al calor de la obra de Joan Fuster.
En una entrevista concedida a Europa Press, Ensenyat (Andratx, 1961) sostiene que además del efecto directo que fue la publicación en 1967 de ‘Els mallorquins’, de Josep Melià –“una versión mallorquina de la obra de Fuster con prólogo del escritor de Sueca (València)– la aparición en 1962 de ‘Nosaltres els valencians’ propició el clima adecuado para el despliegue del debate identitario.
En este sentido, el autor de ‘Fuster i els mallorquins’ hace hincapié en el impacto que tuvo el boom turístico, la aparejada inmigración peninsular y la progresiva castellanización, que generó en los intelectuales de la época el “temor” a una pérdida identitaria.
“Los intelectuales ven que la situación cambia rápidamente y de manera irreversible por lo que empiezan a plantearse no sólo hacia dónde van sino también de dónde vienen y la necesidad de definirse”, explica.
Estos debates acabarían propiciando en el futuro otras polémicas como la conocida como ‘cuestión xueta’ o el lugar que en la catalanidad de Mallorca ocupa el periodo musulmán, que también “tocan de manera indirecta el debate identitario”.
De este modo, el autor sitúa el impulso del debate identitario en la “confluencia” de la edición de la obra de Fuster en el contexto de una sociedad cambiante desde el punto de vista económico y social.
Sin embargo, el autor matiza que las sociedades en las que aparecieron ‘Nosaltres els valencians’ y más tarde ‘Els mallorquins’ no eran del todo idénticas.
Aunque en algunos aspectos como el cultural, apunta Ensenyat, eran “un desierto”, mientras que en la València de Fuster la burguesía “ya había desertado de la cuestión identitaria”, Melià sí que contemplaba la posibilidad de que los hijos de una burguesía que nacía al calor del boom del turismo “jugara la carta de la identidad” como sucedió con la burguesía catalana. Este escenario, lamenta, no llegó a producirse.
En relación a la pervivencia de aquel debate de carácter básicamente identitario, Ensenyat opina que a partir de la Transición adquirió un mayor componente político y que hoy por hoy ha dejado de tener lugar.
“A estas alturas, un debate de aquellas características es impensable. Es una época en que la república popular de la red lo canaliza casi todo y permite a cualquiera decir las mayores estupideces que uno se puede imaginar, con toda la impunidad del mundo”, concluye.
Según el catedrático, aquel primer debate fue el resultado de unir el “estímulo fusteriano”, los cambios drásticos y acelerados que provocaron la inquietud identitaria, la perspectiva del final del franquismo que permitió un resurgir identitario y la confluencia de un grupo de personas jóvenes receptivos a la cuestión.
FUSTER Y LA INTELECTUALIDAD DE MALLORCA
Sobre las relaciones de Joan Fuster con la intelectualidad de Mallorca, el autor destaca el hecho de que la gran influencia de Fuster tuviera lugar incluso sin haber un especial contacto directo ya que, según argumenta, “era una persona poco dada a viajar”.
En todo caso, Ensenyat insiste en subrayar el impacto de Joan Fuster y su trabajo y añade que, además, a lo largo de su trayectoria publicó muchas obras con la editorial Moll.
“Joan Fuster fue un referente en los círculos intelectuales en la Mallorca de aquel momento”, apunta. A nivel historiográfico, su influencia, admite Ensenyat, fue menor que la que tuvo en València, donde sí dinamizó este ámbito con sus propuestas.
Así, destaca la coincidencia de la publicación de ‘Nosaltres el valencians’ en 1962 con la fundación de la Obra Cultural Balear a finales de aquel año.
“La publicación de la obra de Joan Fuster estimuló aún más el nacimiento de una entidad que llegó para llenar un vacío absoluto en este sentido”, indica.
En términos generales, Ensenyat argumenta que mientras que en València el ‘fusterismo’ propició un gran debate a favor y en contra, en Mallorca, el autor de Sueca es visto como un referente especialmente para la izquierda soberanista y la intelectualidad catalanista.
Ensenyat recuerda también el intento de reproducir en Mallorca la ‘batalla de València’ que, por suerte, tuvo un carácter menos violento y quedó enmarcada en el llamado ‘gonellisme’.
ANY FUSTER
El Govern, la Generalitat Valenciana y la Generalitat de Catalunya se han unido para celebrar el Any Fuster, cuando se cumplen 100 años del nacimiento del escritor de Sueca, 60 años de la publicación de ‘Nosaltres els valencians’ y 30 de su muerte.
El objetivo de esta iniciativa, según explica la directora general de Política Lingüística, Beatriu Defior, es reconocer la aportación al enriquecimiento de la cultura catalana de un “referente” del movimiento de normalización como fue Joan Fuster.
Defior coincide con Ensenyat a la hora de considerar que Fuster y su obra ‘Nosaltres els valencians’ tuvieron una gran repercusión en el conjunto de la cultura de los territorios catalanoparlantes.
“Es una obra clave, que dibuja los Països Catalans a muchos niveles. El mallorquín Josep Melià publicó ‘Els mallorquins’ siguiendo los pasos de Fuster, que también tuvo una gran influencia sobre el historiador menorquín Andreu Murillo”, explica la directora general.
Sobre la relación de Joan Fuster con la intelectualidad de las Islas, Defior resalta que el escritor de Sueca se relacionó con personajes como Francesc de Borja Moll, Aina Moll, Josep Maria Llompart, Miquel Dolç o Llorenç Villalonga.
Asimismo, escribió en publicaciones locales como la revista ‘Raixa’ o la colección del mismo nombre de la Editorial Moll. Así, según subraya Defior, el primer ensayo que Joan Fuster publicó, ‘El descrèdit de la realitat’, se editó con la Editorial Moll en 1954.
En todo caso, la directora general insiste en que la relevancia de la figura de Fuster más allá de la cultura catalana y alcanza el espacio cultural europeo.
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