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Lalandre señala que más de 30 horas de uso de pantallas a la semana se considera adicción
PALMA, 27 (EUROPA PRESS)
La psicóloga sanitaria Margarita Lalandre ha advertido de las muchas secuelas del abuso de las pantallas en los menores, sobre todo, de entre cero y seis años, y ha subrayado que concienciar a las familias “es lo más difícil”.
Así lo ha explicado la también experta en emergencias y catástrofes del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña este jueves en la reunión de la Comisión de Estudio y reflexión del impacto de la digitalización en la educación del Parlament.
Durante su comparecencia, Lalandre ha explicado las consecuencias de exponer de forma abusiva a los menores a los móviles y tabletas, entre ellas, la falta de interacción, la poda neuronal, la pérdida del juego simbólico y de la creatividad o la afectación a la lectoescritura.
Concretamente, ha indicado, los niños de entre cero y seis años, cuyo cerebro se está desarrollando, que están hiperexpuestos a las pantallas tienen más dificultad para desarrollar la vista con profundidad.
Otra secuela es la poda neuronal, que Lalandre ha explicado como un proceso cerebral en el que todo lo que no se utiliza se va podando como una planta. Así, al dejar utilizar las pantallas a niños tan pequeños hay conexiones neuronales que no son necesarias porque el móvil lo resuelve todo.
Según Lalandre, es necesario tolerar el aburrimiento de los niños. “No se pueden llenar ratos –con pantallas– con la angustia de que el niño se aburra”, ha señalado, detallando que se trata de compaginar ambas cosas.
“Con el abuso de las pantallas estamos malmetiendo cosas en un cerebro que se está fabricando”, ha advertido la psicóloga durante su exposición, remarcando que se trata de un problema de salud pública.
Además de los riesgos que pueden conllevar las redes sociales, como el ciberacoso o el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, la experta ha hecho hincapié en la adicción a las pantallas.
“Más de 30 horas a la semana se considera adicción”, ha señalado, a la vez que ha apuntado a la necesidad de concienciar sobre este tipo de adicción, del mismo modo que se hace con adicciones a drogas o al alcohol.
En este sentido, comparando ambas adicciones, ha puesto de relieve que no está normalizado llevar a un niño al bingo o al casino, pero sí que esté en un carrito con un móvil. “No nos llama la atención todavía”, ha dicho.
“CONCIENCIAR A LAS FAMILIAS ES LO MÁS DIFÍCIL”
La psicóloga ha hecho hincapié en que aquello más importante para prevenir el abuso de las pantallas así como las secuelas que puede provocar es concienciar a las familias que es, a su vez, “lo más difícil”.
“Es muy necesario preocuparse y ocuparse del tema”, ha remarcado, agregando que cada vez hay más conciencia del peligro que suponen las pantallas pero que el riesgo se minimiza.
Por ello, ha considerado importante impulsar normas educativas en los hogares en relación con las pantallas y el aprendizaje vicario. Según Lalandre, cambiar hábitos poco a poco conlleva a interiorizar las normas, en este caso, para limitar el uso del móvil, de modo que son los adultos los que deben dar ejemplo.
A parte de la pedagogía a las familias, para Lalandre, es importante poner límites en la educación, a través de la sanidad ayudar a la comunidad educativa y a las familias, así como impulsar iniciativas legislativas “acordes a las secuelas que todo esto está produciendo”.
A su parecer, la prevención se tiene que hacer desde la sanidad, impulsando campañas de prevención entre menores y jóvenes, así como adultos y comunidad educativa, para advertir de los riesgos del uso abusivo de la tecnología.
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