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Investigadores de la UIB señalan que las altas temperaturas del Mediterráneo jugaron un papel “crucial” en la tormenta Daniel

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PALMA, 21 (EUROPA PRESS)

Un estudio en el que han participado investigadores del Instituto Mediteráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha señalado que las altas temperaturas del Mediterráneo en 2022 y 2023 jugaron un papel “crucial” en la formación de la tormenta Daniel, que afectó a Grecia y Libia en 2023 con entre 4.000 y 10.000 víctimas mortales.

La tormenta Daniel, formada a partir de un sistema de baja presión el 4 de septiembre de 2023, evolucionó rápidamente en el corazón del Mediterráneo hasta convertirse en un ‘medicane’, un ciclón mediterráno con características tropicales, según han explicado los científicos en un comunicado.

Durante su trayectoria, dejó a su paso precipitaciones “sin precedentes”, puesto que en Grecia se acumularon más de 700 mm en apenas 18 horas, mientras que en Libia se registraron 414 mm en un solo día en Al-Bayda. Estas lluvias extremas provocaron el colapso de infraestructuras críticas desencadenando una “catástrofe humanitaria”, además de daños económicos que superan los 20.000 millones de dólares.

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El estudio, publicado en la revista ‘npj Climate and Atmospheric Science’, ha identificado que las elevadas temperaturas del mar Mediterráneo, que alcanzaron anomalías de hasta 5,5°C por encima de la media histórica en algunas zonas, como el “principal factor que intensificó la tormenta”.

“Estas temperaturas proporcionaron energía y humedad adicionales que potenciaron la intensidad del ciclón y sus precipitaciones extremas”, han añadido.

Para entender el impacto de las altas temperaturas del Mediterráneo en la tormenta Daniel, los científicos usaron un modelo climático avanzado llamado ‘Weather Research and Forecasting (WRF)’. Este modelo permitió simular dos escenarios, uno con las condiciones reales de 2023 y otro que elimina el efecto del calentamiento global en la temperatura de la superficie del mar.

Entre los hallazgos del estudio, se ha observado que las altas temperaturas del mar añadieron más humedad al aire, lo que generó lluvias “nunca antes vistas”. En Grecia, las precipitaciones rompieron récords históricos, mientras que en Libia, donde la tormenta alcanzó características tropicales, las lluvias fueron “aún más destructivas”, donde se registraron la mayoría de víctimas mortales.

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Los investigadores han confirmado que el calentamiento global fue un factor “determinante” en las temperaturas extremas del Mediterráneo, al intensificar tanto la fuerza como los daños de la tormenta. “Sin estas anomalías de temperatura, la tormenta habría sido mucho menos severa”, han resaltado.

El modelo climático también ha logrado reproducir con exactitud los patrones de lluvia registrados durante la tormenta, lo que “valida la metodología y destaca la importancia de estas herramientas para anticipar fenómenos extremos”.

Los investigadores han remarcado que el Mediterráneo ha experimentado un aumento sostenido en los últimos años, con récords consecutivos durante los meses cálidos de 2022 y 2023.

“Este calentamiento no solo intensifica las tormentas tropicalizadas como Daniel sino que también amplifica otros fenómenos extremos, como olas de calor y precipitaciones intensas en Europa central. Sin unas temperaturas del mar tan altas, la tormenta Daniel no habría generado las lluvias tan extraordinariamente intensas”, ha apuntado uno de los autores del estudio Daniel Argüeso.

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En cuanto a los siguientes pasos en la investigación y respuesta climática, los científicos han incidido en la mejora de los modelos climáticos para incluir interacciones aire-mar en tiempo real y validar con datos de alta resolución.

Asimismo, han pedido incrementar la cooperación internacional para compartir datos meteorológicos y mejorar la previsión y la respuesta a eventos extremos.

También plantean profundizar en la investigación sobre el papel de las Temperatura de la Superficie del Mar (por sus siglas en inglés, Sea Surface Temperature) en otros fenómenos similares, como las lluvias extremas en Europa central o ciclones tropicales en otras regiones.

“A medida que las temperaturas del Mediterráneo suban debido al cambio climático, es probable que la región experimente tormentas más intensas. En este contexto, la región se enfrenta a retos significativos para adaptarse a este nuevo paradigma climático. Invertir en sistemas de alerta temprana, infraestructura resiliente y políticas climáticas basadas en la ciencia será clave para mitigar los impactos de estos eventos”, han puntualizado.


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