Tras el cierre de la oficina, la empresa encontró documentación en un armario que destapó años de gestiones fraudulentas
PALMA, 9 (EUROPA PRESS)
El Juzgado de lo Social número 5 de Palma ha confirmado el despido de una empleada de banca tras detectar la financiera malas prácticas adoptadas por la trabajadora para cumplir artificialmente la ‘tasa de éxitos’, un indicador que la empresa fijaba para los gestores y que incrementaría su retribución.
La mujer trabajaba en una oficina de Palma y cuando ésta se cerró, los responsables encontraron en un armario asignado a la empleada diversos documentos que destaparon irregularidades que abarcarían varios años.
La documentación, encontrada mientras la empleada se encontraba de baja, puso de manifiesto que la mujer habría estado simulando operaciones a espaldas de los clientes, para computarlas en el sistema que medía el rendimiento de los trabajadores con el objetivo de mejorar sus resultados.
Entre otros documentos, los responsables del banco descubrieron contratos de apertura de una segunda cuenta a clientes ya existentes –pero sin que varias de ellas nunca registraran movimientos hasta ser canceladas–, pólizas de seguros y planes de pensiones sin firmar por los clientes con el importe mínimo requerido (30 euros) para alcanzar la ‘tasa de éxito’ de la empresa.
También encontraron tarjetas de coordenadas con sus correspondientes claves de acceso, que permiten a los clientes operar el servicio de banca online sin firma manuscrita, y solicitudes de banca online sin firmar.
Varias de esas tarjetas se habían empleado solamente para realizar una consulta de posiciones, sin volver a utilizarse. Precisamente, para que el sistema computase un ‘éxito’ dentro de la tasa de objetivos de los empleados, bastaba con realizar una consulta de posiciones.
Además, la empresa detectó que durante casi dos años la empleada había realizado más de 6.000 operaciones fuera de su horario de trabajo, fuera del horario de apertura al público de la oficina e incluso a altas horas de la madrugada, como consultas de posiciones de clientes que no eran de su cartera o solicitudes de alta de tarjetas de crédito.
El banco también constató que la trabajadora había accedido a escondidas a las cuentas bancarias de sus compañeros de trabajo –incluido el director de la oficina–, llegando a entrar hasta en 36 ocasiones a una de ellas.
A raíz del descubrimiento, la entidad abrió una investigación y finalmente comunicó a la empleada su despido disciplinario a finales de 2021 mediante burofax. La trabajadora impugnó el despido ante los Tribunales pero el Juzgado ha avalado la procedencia del despido disciplinario.
El juicio constató que la trabajadora había realizado las gestiones en nombre de los clientes sin que constara su conocimiento ni consentimiento, de manera que se había suplantado su identidad, algo que “infringe de forma palmaria y flagrante la normativa interna de la empresa en materia de protección de datos confidenciales”.
Del mismo modo, el acceso a las cuentas de sus compañeros violaba “el derecho fundamental a la intimidad personal”. El Juzgado entiende que la actitud de la trabajadora es “absolutamente reprobable” haciendo “abuso de la confianza que generaba en el seno de la empresa”, en la que tenía “una respetable antigüedad”.
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