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El Jurado declara culpable al hombre que confesó haber matado a su tío asfixiándole en Inca

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La Fiscalía rebaja a diez años de cárcel la petición de condena

PALMA, 25 (EUROPA PRESS)

El Tribunal del Jurado ha declarado este miércoles culpable de homicidio al hombre que confesó haber matado a su tío, de 78 años, asfixiándole en Inca.

El Jurado ha emitido un veredicto de culpabilidad tras dos días de juicio en la Audiencia Provincial de Baleares, donde el hombre mantuvo la versión que dio a la Policía tras el crimen: que durante una discusión, “perdió los papeles” y acometió a su tío, taponándole las vías respiratorias, hasta que lo mató.

El Jurado no ha considerado probado que el acusado tuviera intención de matar a su tío, sino que “su intención era hacerle callar”, pero sí declara que actuó siendo consciente del fatal resultado, por el tiempo que necesitó mantener la presión sobre la víctima para causarle la muerte.

El Jurado también ha acogido la atenuante de confesión planteada por la Fiscalía y la defensa, ya que el hombre llamó a la Policía Local de Inca dando su nombre y dirección y comunicando que había matado a su tío.

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Tras el veredicto, la Fiscalía finalmente ha rebajado a diez años de cárcel la pena de prisión que solicita, originalmente de 12. La defensa se ha adherido a la petición de la fiscal. El juicio ha quedado visto para sentencia.

El crimen tuvo lugar el 23 de febrero de 2021, entre las 10.00 y las 11.00 horas. La víctima era hermano del padrastro del acusado y ambos convivían en un domicilio de Inca desde hacía unos meses. El hombre explicó que se inició una discusión entre ambos cuando su tío empezó a hablarle de religión y política.

“Me decía cosas como que las mujeres han nacido para criar hijos, y que quitan el trabajo a los hombres y que yo tenía que darme cuenta”, declaró en la diligencia de reconstrucción de los hechos, tras el crimen. Cuando el anciano nombró a su madre, casada con el padrastro del acusado –y hermano del fallecido–, perdió los papeles.

De este modo, admitió que en un momento dado agarró al anciano fuertemente por la nuca con una mano mientras que con la otra le tapó la boca y la nariz haciendo presión, al tiempo que le decía “cállate, cállate”.

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Así lo arrastró por la habitación y lo colocó sobre la cama, donde mantuvo la presión hasta que finalmente, le provocó la muerte por asfixia. Tras esto, el acusado quitó las botas al cadáver, le puso una almohada bajo la cabeza y lo tapó con una sábana.

Tras el crimen el hombre fue a sacar dinero a una sucursal bancaria e hizo la compra, dejando el cadáver en la casa. A las 11.50 horas la cámara del cajero le captó retirando el dinero en efectivo. Según su versión, lo hizo porque su tío, antes de la discusión, le había encargado retirar 600 euros con su cartilla y depositarlos en una caja en el domicilio.

En la reconstrucción de los hechos, la juez preguntó al acusado por qué lo hizo, si el anciano ya había muerto. El procesado replicó que cuando su tío “marcaba una cosa lo tenía que hacer”, que era algo que tenía muy interiorizado. No se quedó el dinero y los agentes comprobaron que se encontraba en la caja indicada por el homicida.

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Los indicios recopilados por los expertos forenses y de criminalística revelan que la víctima del trató de defenderse de su sobrino mientras éste le asfixiaba. Lo evidencian los restos de piel del acusado encontrados bajo las uñas del fallecido o las lesiones que presenta el autor confeso.

La patóloga que se encargó de la autopsia destacó la especial vulnerabilidad del anciano, no sólo por su avanzada edad sino también porque en su cuerpo se observaban viejas heridas y secuelas de un accidente sufrido tiempo atrás –un accidente de moto en 1964, según la información aportada por el homicida confeso–. Según la forense, ello pudo contribuir a que la víctima “tuviera menos capacidad de repeler la agresión”.


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