PALMA, 4 (EUROPA PRESS)
El abogado de Bartolomé Sbert durante el caso Cursach ha relatado que el subinspector del grupo de Blanqueo de Capitales Miguel Ángel Blanco, actualmente acusado, le pidió a su defendido “la cabeza de José María Rodríguez” o, sino, se “chuparía cinco meses de cárcel”.
“Estaba roto, lloraba, estaba destrozado”, ha revelado el testigo al Tribunal, contando a preguntas del fiscal Tomás Herranz los “sucesos de intimidación y violencia” que sufrió su representado, “principalmente por el señor Blanco”.
Así, ha considerado que “se jugó con él al frío y calor, porque se le sacó de los calabozos, se le subió a un cuartito y se le ofreció tabaco”. “De una forma suave, pero muy dura y temible en el contenido, se le dijo que tenía que colaborar con ellos”, ha continuado el abogado de Sbert, a quien, según ha reiterado, le trasladaron que “se iría a su casa de rositas” si entregaba a Rodríguez.
A este respecto, el testigo ha recordado que su defendido se quedó “absolutamente bloqueado” y que fue una situación “que se repitió luego”. Además, aludiendo a la versión de Sbert, el letrado ha destacado que Blanco “siempre le hacía el gesto de ponerle la mano en la cara”.
Preguntado, en esta línea, si denunció estas presiones que supuestamente sufrió su defendido, ha explicado que en ese momento Sbert estaba en prisión y bajo tratamiento psiquiátrico. “Se decidió conjuntamente no hacerlo porque tenía miedo atroz a salir a la calle, un miedo que yo compartía. Miedo al juez, al fiscal, a los policías y a los testigos ocultados bajo números como testigos protegidos”.
“SITUACIÓN DE DESESPERO POR LAS CONTINUAS FILTRACIONES”
Al inicio de su declaración, este martes durante el juicio contra los investigadores del caso Cursach, el abogado ha criticado la “situación de desespero” ante las “continuas filtraciones” de la causa.
“Era una constante, llevaba la causa infinidad de tiempo con continuas filtraciones. Estábamos ante una situación de desespero ante la impotencia de ver que se venían filtrando de manera constante diligencias de la instrucción”, ha insistido el testigo.
A este respecto, ha manifestado que su sensación fue “que no se querían investigar las filtraciones” y ha descrito la situación de “perversa”. “Creía que era una estrategia para apartarnos de la investigación del caso Cursach”, ha reiterado el abogado.
Durante su declaración, el testigo ha explicado que se encontró con un conocido que trabajaba en la Policía Nacional y le expresó que quería ponerse en contacto con los agentes que investigaban las filtraciones “porque no se hacía el trabajo que se había que hacer”.
En esta línea, también ha destacado, pese a que fuera “absolutamente secreto”, los “fogonazos” que salían en los medios de comunicación en relación a la causa Cursach. Más en concreto, el abogado se ha referido a una noticia en la que se decía que Sbert traficaba con droga.
Por ello, ha continuado, pidió en el juzgado una prueba toxicológica que demostrara la inocencia de Sbert. Después, salió de los juzgados y se encontró con un periodista en un bar que le avanzó que le habían desestimado la prueba.
“Me fui directo a mi despacho y ese mismo día hice un escrito pidiéndole a Penalva, por favor, dado que un periodista me había dicho que se había denegado la solicitud, que se me notificara porque era de mi interés y de mi cliente recurrirlo”, ha puntualizado el abogado, recordando también que en ese momento “era secreto todo”.
Por otro lado, sobre el registro que se realizó en la Conselleria de Turismo, el letrado ha afirmado en la Sala que le quedó “automáticamente claro” que era Iván Bandera “quien estaba filtrando”. “Antes de hacer un registro es muy difícil que haya periodistas”, ha evidenciado el testigo.
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