MADRID/BRUSELAS, 24 (SERVIMEDIA)
La líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, pidió este martes “apoyo social” e “inteligencia colectiva” para hacer que el PSOE cumpla y ejecute los diferentes puntos del acuerdo de gobierno presentado hoy, porque, recordando la experiencia de la legislatura anterior, por más que estén en un documento firmado por ambas partes, luego “cuesta sacarlos” adelante.
En una mesa redonda en Bruselas organizada por la delegación de Sumar en esa ciudad y a la que asistieron los eurodiputados Ernest Urtasun, María Eugenia Rodríguez Palop y Sira Rego, las tres próximas a Sumar (no acudió Idoia Villanueva, de Podemos), Díaz atestiguó que, a pesar de que se hayan incluido todos estos puntos en el acuerdo de gobierno, luego “cuesta sacarlos”.
En este sentido recordó que, “a pesar de que lo incluía el acuerdo anterior”, el de 2019, luego ella tardó nueve meses en subir el salario mínimo, y sólo pudo gracias al apoyo de los sindicatos “y la gente de bien”. Por eso, señaló que “ahora necesitamos el apoyo social, la inteligencia colectiva”, y pidió a sus oyentes “que nos ayudéis a convertirlo en realidad”.
Por lo demás, Díaz insistió en su mensaje habitual de que en el acuerdo de gobierno hoy presentado había que ganar muchos derechos pendientes y no sólo consolidar los ya obtenidos, como supuestamente quería el PSOE. Y, a pregunta de los moderadores, señaló los que le parecen los principales puntos del texto.
Enumeró la reducción de la jornada laboral, la ley de usos del tiempo, la de cuidados y la acomodación de la regulación del despido a la legislación europea, ponderando según los daños causados al trabajador concreto. Para ella, era “una incorrección” y “una anomalía” tanto la indemnización de 33 días de sueldo por año trabajado como la de 45, porque ese enfoque “no se acomoda a la lógica restaurativa” que la Carta Social Europea señala que debe tener el despido.
OTRAS MEDIDAS
También mencionó la subida del salario mínimo al 60% del salario medio, la educación como derecho desde los 2 años, que el Impuesto de Sociedades grave el 15% de los beneficios reales y no la base imponible de las empresas y que se mantengan los impuestos a la banca y a las empresas energéticas. No se olvidó de resaltar medidas ecológicas como la supresión de los vuelos que tengan alternativa ferroviaria de menos de dos horas y media y el permiso retribuido de ocho semanas al año para cuidar a familiares.
Al final de su intervención, volvió a referirse indirectamente al acuerdo al afirmar que el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ”no sabía qué decir contra el acuerdo de gobierno”, de forma que su reacción ha sido “todo ruido, insultos, barbaridades”, en lo que le parece “una estrategia que está pensada para que las personas que más necesitan de la política se alejen de ella”.
Fuera del acuerdo de gobierno, la líder de Sumar y ministra de Trabajo en funciones presumió de que la directiva europea de salarios mínimos “ha bebido de la legislación europea”, y defendió que la negociación colectiva ha de ser “verde”. Igualmente, defendió su idea de la democracia en la empresa y que los trabajadores participen en las decisiones ejecutivas de éstas.
En el contexto de un llamamiento a reforzar los derechos ciudadanos que viven en el exterior, Díaz denunció también los “efectos profundamente desiguales, desproporcionales”, que provoca la Ley electoral española, basada en el sistema D’Hondt y en la circunscripción provincial, que tiende a sobrerrepresentar a los grandes partidos, y demandó expresamente: “Hay que modificar la Loreg”. Sumar en ningún momento planteó incluir este aspecto en el acuerdo de gobierno presentado hoy, ni su líder ha hecho nunca bandera de él.
Sobre las elecciones europeas, Díaz volvió a pedir a los progresistas que se crean la posibilidad de victoria, como ocurrió en las generales españolas, un ejemplo que ella ya puso en las jornadas que hace dos semanas celebró en Madrid el grupo de La Izquierda en el Parlamento Europeo. Y afirmó que Europa se está “jugando la democracia” frente a lo que denominó “las gentes del odio”. Aquí abanderó la política como algo útil y desembocó en su crítica a Feijóo.
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