MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Era Digital y comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, utilizó este jueves en el Fórum Europa en Bruselas la paradoja del gato de Schrödinger, uno de los principios de la física cuántica, para explicar el motivo que, según su punto de vista, está detrás del auge de las fuerzas populistas en las últimas elecciones europeas.
En su discurso en este evento organizado por Nueva Economía Fórum en la capital comunitaria, Vestager sostuvo que el voto a las formaciones ultras se produce porque “es más fácil pensar en oponerse a las cosas que aceptar las paradojas que se producen”. “Vivimos en un mundo complejo, un mundo de paradojas y a veces es realmente difícil pensar en ellas”, añadió.
La paradoja de Schrödinger consiste en que si se mete a un gato en una caja sellada con un frasco de veneno el animal está a la vez vivo y muerto hasta que se abre la caja para comprobarlo porque depende de si se rompe o no el frasco.
“Ambas hipótesis son igualmente posibles pero en el minuto en que alguien abre la caja una de las hipótesis desaparece”, apuntó Vestager, quien añadió que “es realmente desconcertante esta idea de que el gato puede estar vivo y muerto”.
Por ello, comparó las ideas populistas con abrir la caja “porque en estos tiempos polarizados oponerse suena bien” y hay que tener una posición única. “Son ellos y nosotros y eso es muy pegadizo para los titulares de los últimos días”, apostilló.
Sin embargo, sostuvo que este punto de vista único “lo que pasa es que es incompleto, es inevitablemente parcial”, por lo que abogó por “hacer todo lo posible para dejar de lado la oposición y abrazar la paradoja”.
“Hay que resistir la tentación de abrir la caja porque es mejor no saber y entrenar cómo lidiar con las paradojas que tener el conocimiento porque mientras la caja esté cerrada todas las opciones son reales por igual y todo sigue siendo posible”, prosiguió.
En contraposición, concluyó que “cuando las cajas se abren pasamos a la oposición porque solo puede existir una opción y eso, por supuesto, es más simple y nos sitúa en una zona de confort. Pero estoy profundamente convencida de que en este mundo en el que vivimos, basándome en los últimos 10 años de trabajo en la Unión Europea, debemos estar preparados y dispuestos a aceptar la complejidad como ciudadanos, como votantes, como legisladores porque ninguna política funciona si no se hace cumplir”.
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