MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
La pandemia de covid-19 incrementó las desigualdades previas existentes en el mundo en cuanto al acceso a la salud, a la educación y a la alimentación, que en este último caso empeoró para más de la mitad de la población de los países en desarrollo.
En dichos Estados, una de cada tres personas pasaron hambre y más del 60% redujeron la cantidad de alimentos consumidos durante el tercer trimestre de 2022. Mientras, los países ricos ya se habían recuperado en gran parte de la crisis, gracias a las vacunas y a sus sistemas de salud y de protección social.
Así lo denunció este martes Acción contra el Hambre, que recordó los datos del informe ‘La resiliencia comunitaria y las repercusiones presentes de la covid-19 en hogares vulnerables de la plataforma Alliance 2015’, cuando se cumplen tres años del primer caso de covid-19 en España.
Según dicha investigación, una de cada tres personas encuestadas afirmó que hubo miembros de su hogar que se fueron a dormir con hambre durante el último trimestre de 2022. Más de la mitad señalaron que la calidad de los alimentos que consumían había empeorado y el 62% precisó que la cantidad había disminuido.
Según la ONG, los principales factores que limitaron el acceso a los alimentos de calidad fueron el aumento de su precio y las restricciones de circulación y transporte.
De hecho, más de la mitad de la población encuestada señaló que el precio de los alimentos básicos se había duplicado como mínimo desde el inicio de la pandemia.
ABANDONO ESCOLAR
Del mismo modo, la crisis de la covid-19 agudizó las diferencias educativas. El cierre de las escuelas profundizó las desigualdades previas de la pandemia y las familias con menos recursos no pudieron mantener la continuidad de la educación de sus hijos e hijas. En más de la mitad de los casos (57%), el motivo del abandono escolar fueron las dificultades económicas.
Otro 17% de menores sin escolarizar no asistían a la escuela antes de la pandemia; un 12% abandonaron porque empezaron a trabajar, y el 9% (sólo niñas en este caso) dejaron de estudiar porque se casaron.
Además, el 7% de las niñas indicaron que el motivo de su abandono fue que se quedaron embarazadas o fueron madres. Según Acción contra el Hambre, la salida del sistema educativo no provoca sólo una pérdida de aprendizaje. “En muchos países la educación es la única oportunidad que tiene la infancia y la juventud de conocer sus derechos sobre sanidad, salud reproductiva, alimentación, agua o higiene”, agregó.
A su juicio, ignorar estos derechos puede provocar “un aumento del matrimonio infantil, de los embarazos no deseados o de las tasas de mortalidad infantil”.
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