MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
La soldado Isabel Fernández ingresó en el Ejército en junio de 2015, donde pertenecía al Regimiento de Infantería Mecanizada ‘La Reina’. Sin embargo, a los cuatro meses pasó de ser “cabeza de pelotón” cuando salía a correr en los entrenamientos a quedarse la última por una discapacidad sobrevenida que la conduciría finalmente a sentarse sobre una silla de ruedas. Isabel continua en servicio activo en el Ejército declarada ‘Apta con Limitaciones’ (AL).
Con su silla de ruedas y un inigualable espíritu de superación, ha vuelto a ser la primera erigiéndose campeona del mundo, de Europa y de España de parakárate. “Yo no veo los límites ni la silla, solo me he ido adaptando a mi nueva situación”, asegura esta toledana de 35 años.
En la vida de Isabel la disciplina siempre ha estado presente desde la infancia. Hija de militar vivió hasta los ocho años en la Casa Cuartel de Medina del Campo de Valladolid y lleva practicando su deporte preferido desde los cuatro. Tras opositar para el Cuerpo Nacional de Policía y el de Bomberos se dijo: “Voy a seguir los pasos de mi padre”, reconoce, “incluso tenía pensado presentarme al examen de escala de suboficiales”, recuerda la joven en una entrevista a Servimedia.
“Los cuatro meses de instrucción fueron los más divertidos de mi vida”. Esos días se vieron empañados por los dolores en una rodilla provocados por una antigua lesión de karate. “Una mañana me quedé rezagada en el entrenamiento. Aguanté como pude hasta el final de la instrucción y cuando fui a levantarme se me bloqueó la articulación y tuvieron que trasladarme urgentemente al hospital”. Los médicos le comunicaron que tenía la rodilla de una persona de 65 años con artrosis. Aún rememora ‘con dolor’ las palabras de aquel traumatólogo: “Isabel, se acabó el deporte”.
DISCAPACIDAD SOBREVENIDA
Durante los seis meses de baja médica la toledana trataba de salir a correr a diario. “Un día aguantaba diez minutos, entonces la articulación se bloqueaba y me caía”. “Me resistía a aceptar que no iba a volver a practicar deporte”. Tras consultar a distintos especialistas decidió desplazarse hasta Madrid para visitar una clínica donde fueron muy claros: “Tienes una enfermedad degenerativa e irreversible, es decir, que va a ir a peor y no se cura”.
“Al principio lo llevé al principio muy mal, me pasé todo un mes llorando, pero todo cambió cuando un amigo del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo me dijo: ‘¿Cómo que no puedes hacer deporte? No puedes hacer deporte convencional, pero sí deporte adaptado’”. La primera vez en que Isabel se sentó sobre una silla de ruedas fue precisamente para jugar un partido de baloncesto adaptado. “Según me senté me tiraron al suelo para que aprendiera a levantarme”. Ésta bien podría ser la metáfora de su vida: el arte de una buena caída y saber levantarse con arte. La soldado no esperó y solicitó el alta, pero los fuertes dolores no le permitían ni mantenerse de pie durante largo tiempo.
APTA CON LIMITACIONES
Ante la imposibilidad de desempeñar con normalidad las tareas diarias “me abrieron un expediente de aptitud psicofísica”, relata Isabel. “Cuando no eres apta físicamente tienes que pasar por el tribunal médico y ellos determinen si eres apto o no para seguir trabajando”. Los jueces dictaminaron que efectivamente tenía artrosis y le concedieron un ‘AL4’ (Apta con Limitaciones Grado 4). Es decir, podía seguir en activo, pero no ir al campo de maniobras o a formaciones.
Desde entonces se encarga de las labores administrativas en la Escuela Central de Educación Física de Toledo. Esta es la situación en la que encuentran algunas de las mujeres con discapacidad de la Asociación de Militares y Guardias Civiles españoles con Discapacidad (Acime). Muchas de ellas ocupan cargos de responsabilidad en la organización de la entidad y otras, como Isabel, siguen en activo.
En las Fuerzas Armadas españolas existe un total de 15.948 mujeres militares. Según los datos del último ‘Mapa de la Discapacidad Militar’, que se elabora analizando la base de datos del personal militar que percibe una pensión de retiro de Clases Pasivas como consecuencia de pérdida de condiciones psicofísicas, se registra un total de 11.741 personas beneficiarias de algún tipo de prestación por discapacidad entre el personal de las Fuerzas Armadas. De estas casi 12.000 personas, solo el 3,84% son mujeres.
Por otra parte, el ‘Mapa de la Discapacidad Militar’ indica que más del 70% de la población estudiada supera los 50 años, siendo la edad media de 57,58 años. Aunque en el caso de las mujeres, la edad media es inferior, ya que el 3,45% tiene entre 30 y 49 años. En esa horquilla de edad se sitúa Isabel Fernandez, cumpliendo con rigor la estadística porque en lo personal y profesional esta mujer no ha hecho otra cosa que romper con la norma superando todo tipo de marcas.
La toledana ha sido dos veces campeona del mundo de parakárate, tricampeona de Europa y tetracampeona nacional, aunque asegura que el premio más valioso es continuar en servicio activo en el Ejército y compartir su experiencia vital en encuentros con jóvenes. “Yo siempre lo digo en las charlas que la discapacidad me ha abierto más puertas de las que me ha cerrado. “Gracias a la discapacidad he conocido gente que jamás habría conocido y he conseguido mi sueño que es estar en la Selección Española”.
La soldado Fernández reconoce que no todo es positivo y “últimamente mi enfermedad me está afectando a los brazos y hay cosas que ya no puedo hacer para las que tengo que pedir ayuda”. Pese a ello, esta inquieta mujer no se pone límites. Además de destacar en parakárate también lo hace en ‘parapowerlifting’, que es halterofilia adaptada.
Actualmente se está preparando para el Campeonato de Europa de parakárate que se celebrará del 20 al 26 de marzo en Guadalajara. “En verano tengo el Campeonato del Mundo para parapowerlifting en Dubái y en octubre el Campeonato del Mundo de parakárate en Hungría”, añade esta mujer, militar y con discapacidad, una triada victoriosa.
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