MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
Un artículo de ‘The Economist’ señala que llegan “buenas noticias” con el “éxito” de un partido “vinculado al terrorismo” en las elecciones vascas de la semana pasada, ya que los nuevos votantes de Bildu quieren “empleo, hospitales y escuelas”, por lo que la formación puede “mantener a estos votantes o generar confrontación con España, pero probablemente no puede hacer ambas”.
En un artículo titulado ‘¿Se ha extirpado por fin el fantasma del terrorismo en España?’, el diario analiza el resultado histórico del partido dirigido por Arnaldo Otegi en las elecciones vascas, cuando consiguió igualar los 28 escaños del PNV.
El análisis señala que “a veces las cosas buenas vienen en paquetes extraños” al referirse al empate entre el PNV, al que define como “movimiento separatista conservador que ha liderado la región desde 2012” y Bildu, un “partido de izquierda separatista descendiente del ala política de ETA, un grupo terrorista que mató cientos de españoles durante cuatro décadas en España”.
‘The Economist’ indica que Bildu “nunca ha pedido perdón por el terrorismo de ETA” y recuerda que en 2021 solo dijo que “sentía el dolor de las víctimas y que la violencia ‘nunca debería haber ocurrido”. El artículo apunta que ahora son la segunda fuerza política del País Vasco “y muchos españoles están horrorizados”.
Sin embargo, apunta que la formación no formará parte del nuevo Ejecutivo, ya que, casi con toda seguridad, se reeditará la coalición entre el PNV y el PSE. El análisis cree que la referencia del próximo lehendakari, Imanol Pradales al “pluralismo” en la noche electoral es un “código para respetar a la mayoría que se opone a la independencia”. Además, destaca que también elogió la “total normalidad” de las elecciones, es decir, su “carácter pacífico”.
BILDU Y LOS JÓVENES
No obstante, estas palabras no son para el diario británico “la única razón para un optimismo cauteloso”. Destaca que Bildu realizó una campaña basada en “temas cotidianos” como el servicio de salud y la vivienda y apunta que su candidato, Pello Otxandiano, era una “joven cara nueva como muchos de los otros candidatos”.
El artículo recuerda el éxito de la formación abertzale entre los jóvenes y destaca que un “chiste en la región” dice que “cada día nace un votante de Bildu y muere un votante del PNV”. Así, señala que este segmento de la población se ha “cansado” de este gobierno, que está “cada vez más marcado por un supuesto nepotismo y favoritismo”.
Sin embargo, subraya que estos jóvenes “votaron por el cambio, no por la independencia” y hace referencia a una encuesta preelectoral en la que solo el 13% de los vascos están a favor de la independencia, incluida una minoría entre los jóvenes de Bildu. ‘The Economist’ recuerda que Otxandiano se refiere a su formación como “soberanista”, ya que incluye a “partidarios de la independencia como él mismo” pero también a aquellos que solo “apoyan el derecho de los vascos a decidir”.
No obstante, el análisis también señala que, “para muchos”, al candidato de Bildu “se le cayó la máscara” cuando se negó a calificar a ETA como “grupo terrorista” en una entrevista durante la campaña electoral. Así, la indignación que provocaron sus palabras le llevaron a “disculparse en voz baja”.
Para ‘The Economist’, el lío se produjo “no tanto el hecho de haber provocado que los votantes huyeran de Bildu como el de haber movilizado las desanimadas bases de los otros partidos”. El artículo recuerda que la participación aumentó y el PNV y los socialistas obtuvieron “mejores resultados en las encuestas”.
“NOSTALGIA POR LA VIEJA CAUSA”
Además, el artículo hace referencia al secretario general de Bildu, Arnaldo Otegi, señalando que “otros comparten esa nostalgia por la vieja causa”. Se refiere a las palabras del líder de la formación reclamando no solo las tres provincias del País Vasco, sino los siete “territorios históricos”, incluyendo Navarra y tres provincias del sur de Francia.
Según el diario británico, fue una declaración que “simplemente sirvió como recordatorio de lo lejos que está de lograr esos objetivos originales”. Mientras tanto, apunta que “muchos de sus votantes no recuerdan la violencia de ETA” y “quieren empleos, hospitales y escuelas”. “Bildu puede retener a esos votantes o puede sacudir a España con una confrontación, pero probablemente no pueda hacer ambas cosas”, finaliza.
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