MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebra el “paso” dado con la aprobación de la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados en un contexto en el que, con adelanto de las elecciones autonómicas, vislumbra una “nueva etapa” en Cataluña.
En la Moncloa destacan a Servimedia que el presidente ve que “paso a paso” la legislatura va transitando y avanza con el respaldo parlamentario evidenciado en la amnistía y, aunque las elecciones catalanas han sacudido “el tablero político”, “nadie” debe poner “en duda la estabilidad” del Ejecutivo.
Reconocen que la idea era la de presentar Presupuestos para este ejercicio y que prueba de ello era que ayer mismo estaban en reuniones y había “cerrados” algunos “preacuerdos” con algunas fuerzas políticas, pero que la decisión del presidente autonómico, Pere Aragonès, de convocar elecciones en Cataluña llevó a actuar al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Leyó “el momento” y optó por renunciar a las cuentas para este año en aras de un “realismo político”, ensalzan.
Ante las críticas desde Sumar a que se trató de una decisión “unilateral” del ala socialista, especialmente del presidente, en La Moncloa apuntan que “no es tema de deslealtad” sino de “decisión política” y de tomar decisiones, y evitan ahondar en las “responsabilidades” de Sumar por el hecho de que sean los Comunes los que han negado el apoyo a Aragonès.
En el Gobierno restan importancia a este asunto aseverando que se manejan “muy bien” en los vigentes presupuestos prorrogados porque ahí ya metieron, dicen, políticas como la subida del salario de los empleados públicos, aunque también reconocen que sin presupuestos hay cosas que no pueden acometer, principalmente en clave de inversiones, y que esas son las que trasladarán a las fuerzas parlamentarias para la negociación del próximo ejercicio que empezarán en mayo.
En este sentido, destacan en el Ejecutivo que los socios, especialmente las fuerzas catalanas, no les han trasladado que no cuenten con ellos pero que todos son conscientes de que un escenario electoral dificultaba los acuerdos. Un hecho que no sucede en clave vasca con PNV y EH Bildu pese a que en Euskadi también hay elecciones autonómicas el 21 de abril.
En La Moncloa reconocen que el adelanto no les ha pillado por sorpresa ni “descolocados” porque veían cierto el riesgo de que Aragonès no lograse los apoyos a los presupuestos. Y creen que el hecho de que este acuerdo no se haya dado por los Comunes y el proyecto del Hard Rock no les perjudica porque el vigente es un momento en el que el candidato socialista, Salvador Illa, tiene un proyecto “muy sólido” y el PSC tiene “testado” que ese proyecto no les lastra.
Además celebran que el momento no les va mal porque también coge al Partido Popular sin candidato y al PSC “preparados” y con “ganas” tras años trabajando la oposición, e incluso el perfil institucional de Illa, después de que fuera quien venciera en las últimas elecciones de 2021 por encima e ERC, que fue el que terminó gobernando con el respaldo de Junts.
Sobre esa unión de los independistas, en las filas socialistas creen que ahora está en horas bajas y más después de la aprobación de la ley de amnistía, por lo que, sumado a la división en ese mundo, creen que se da un “escenario en donde la mayoría independentista se puede romper ahora”.
Con todo ello, vislumbran un horizonte donde se puede abrir una “nueva etapa” en Cataluña porque los socialistas querían estas elecciones, les pilla “con muchas ganas” y les “va bien” porque entienden que es “el momento” en el que “hay que jugar con las cartas que hay” sobre la mesa.
En ese escenario juega su papel la ley de amnistía que, tras el visto bueno en el Congreso, pasa a iniciar su trámite en el Senado. Pero, descontando su paso por la Cámara Alta y los posibles cambios que allí pueda realizar la mayoría absoluta del PP, el texto volvería al Congreso para su aprobación definitiva en los términos aprobados hoy.
Una texto cuya aprobación, como destacó el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, supone “un paso definitivo para la normalización política y la convivencia en Cataluña”. “Pronto, quienes han votado en contra reconocerán su aportación a la reconciliación” y “se arrepentirán de las barbaridades que hoy nos dicen”, sentenció.
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