MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confío toda la negociación del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) en la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, para que cerrara el acuerdo en el seno de la coalición.
En esta ocasión, según confirman a Servimedia varias fuentes gubernamentales, el jefe del Ejecutivo no tuvo que intervenir para desencallar ningún aspecto en la negociación entre el PSOE y Unidas Podemos (UP). Una negociación que, pese la “escenificación” de las ultimas horas, aseguran que ya estaba encauzada hasta el punto de que el conocido ‘libro amarillo’, que recoge todos los detalles de los PGE, ya estaba “impreso” a primera hora de esta mañana cuando oficialmente se confirmó el acuerdo.
Así, explican que los escollos que impedían el cierre de la negociación presupuestaria no formaban parte de las cuentas públicas y, por eso, desde Hacienda tenían todo preparado para la presentación del proyecto una vez que el acuerdo en la coalición fuese una realidad.
En el Gobierno admiten que “muchas veces las cosas se magnifican” y las negociaciones entre PSOE y UP se llevan a extremos pese a que desde ambas partes aseguran que “no les gusta”.
El presidente, según fuentes de La Moncloa, estaba al tanto de los pasos que se iban dando y de cómo cumplía con la política fijada para el Gobierno con estos presupuestos, pero no intervino, sostienen, hasta el momento de la escenificación del acuerdo entre PSOE y UP.
Fue ya esta mañana cuando Sánchez mantuvo una “breve” reunión con la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Yolanda Díaz, momentos antes de que el Consejo de Ministros aprobara el proyecto de ley.
Más allá de los “detalles” sobre la negociación entre los socios de la coalición, en La Moncloa ponen el foco en que el Ejecutivo aprueba sus terceros presupuestos y, en ellos, las medidas que marcarán el último año de la legislatura.
Sin embargo, desde Hacienda aseguran que no son cuentas “electoralistas” porque han sido “prudentes” en el equilibrio de ingresos y gastos, adoptando una posición “conservadora” pese al buen ritmo de la recaudación.
En este sentido, fuentes gubernamentales aseguran que no se prevé un exceso de recaudación y que, de producirse una previsible prórroga de algunas de las medidas para paliar la actual crisis, se afrontarán con los ingresos de los nuevos impuestos temporales (energéticas, solidaridad y financieras).
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