MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
CCOO y UGT celebraron este martes una manifestación en Barcelona para exigir el apoyo de los partidos a la reducción de la jornada laboral, una medida que necesita del respaldo de las fuerzas catalanas, entre las que Junts se muestra especialmente distante de la medida, por lo que el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, advirtió de que cuando la ciudadanía quiere rebajar el tiempo de trabajo, “esto es imparable”.
Así se expresó Álvarez en el marco de esta protesta en la ciudad condal, que dijo que se irá produciendo en otros lugares de España, además de las dos desarrolladas ya en Madrid, aunque aclaró que la de Cataluña es “significativamente” relevante en Barcelona.
Recordó que fue en la capital catalana donde se celebró una importante huelga y se logró en el siglo pasado el avance hacia la implantación de las ocho horas diarias. “Aquella huelga lo rompió”, señaló Álvarez, quien comentó que “es absolutamente necesario dar ese paso que nos permita que la reducción del tiempo de trabajo se haga para todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país por la vía de la reforma legislativa”.
Además, apuntó que, “más allá de los dichos, hay que pasar a los hechos” y pidió “a los diputados de Cataluña que sean plenamente conscientes de la opinión inmensamente mayoritaria del pueblo de Cataluña de que queremos reducir la jornada de trabajo”.
Exigió que la rebaja de la jornada se deje al margen del “pin, pan pun” político y apeló a la “conciencia histórica” de los partidos. A su juicio, algunos diputados de los que hoy dudan “se han abrazado a las grandes conquistas sociales del movimientos sindical” el pasado siglo, por lo que exigió que actúen en coherencia.
“No sirve hablar de ninguno de los grandes líderes de aquel momento en términos positivos para después ir al Parlamento y votar contra lo que esos diputados hubieran hecho”, argumentó Álvarez, quien sentenció que “no hay ninguna razón lógica” para rechazar la medida.
BUEN PACTO
Por su parte, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, puso en valor que los sindicatos han actuado bien, al intentar alcanzar un acuerdo con la patronal pero, como no fue posible, se logró un “buen” pacto con el Gobierno.
En cualquier caso, sabedor de que en el trámite parlamentario puede haber dificultades para lograr algunos apoyos, aventuró que la aprobación de la medida pasa por “la movilización sindical y social” ya que “la inmensa mayoría de la ciudadanía, vote a quien vote, ve con simpatía la reducción”.
No obstante, sostuvo que “hay que pasar de la simpatía” a la “exigencia” para que los partido no voten en contra de las necesidades sociales. “No es de recibo que la jornada sea la misma que en 1983. Queremos trabajar menos para distribuir la riqueza, para que la gente pueda tener más tiempo libre, para mejorar la productividad de las empresas y para que la gente viva mejor”, desglosó el líder de CCOO.
Así las cosas, subrayó que la “estrategia sindical pasa por una presión” a los distintos partidos para que no voten en contra de una medida que su electorado comparte, tanto en el ámbito de la izquierda como, al menos, de la “derecha civilizada”.
Igualmente, tanto Sordo como Álvarez exhibieron la creación de empleo y el aumento de la estabilidad laboral en España para desacreditar los “pronósticos errados” que se han ido realizando desde algunas instancias ante medidas como la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o la reforma laboral.
TRAMITACIÓN
El pasado diciembre, tras 11 meses de negociaciones, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, firmó un acuerdo con Pepe Álvarez y Unai Sordo, tras el ‘no’ de CEOE y Cepyme a la medida. Tras ello, las diferencias se trasladaron al mismo Consejo de Ministros, con sonoras discrepancias entre Yolanda Díaz y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo.
La primera acusaba al segundo de tratar de torpedear la medida, hecho negado por Cuerpo, quien dijo que se debía aprobar la reducción de la jornada pero con todas las garantías. Tras tensas semanas en enero, ambos llegaron a un acuerdo y el anteproyecto de ley se aprobó a comienzos de febrero, iniciándose la tramitación por la vía de urgencia.
A la espera de que el texto vea la luz en segunda vuelta en el Consejo de Ministros, la reducción de la jornada fue objetivo la semana pasada del pronunciamiento del Consejo Económico y Social (CES). El dictamen reconoció el interés social y económico de la medida, pero contenía críticas al Gobierno por el modo en que se estaba aprobando la medida y los plazos utilizados.
De momento, el Gobierno no cuenta con los apoyos cerrados para que el texto sea aprobado en el Parlamento y se pueda hacer realidad tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El PNV, pero sobre todo Junts y el PP, no se han pronunciado sobre el fondo de la medida.
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