MADRID, 25 (SERVIMEDIA)
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, defendió este miércoles que es necesario modificar por ley la jornada laboral, dado que “la patronal no quiere ni oír hablar” de esta cuestión y, por consiguiente, las posibilidades de avanzar en esta línea en el seno del diálogo social bipartito “están agotadas”.
Así lo manifestó Álvarez durante la apertura de unas jornadas sobre negociación colectiva en la sede central del sindicato, en Madrid, donde agradeció, ante el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, el acuerdo al que Sumar y el PSOE han llegado y que contempla reducir la jornada laboral a 37,5 horas y modificar la regulación del despido.
Álvarez explicó que durante la negociación del último acuerdo general de convenios colectivos, firmado entre CCOO, UGT y CEOE, se planteó la importancia de reducir la jornada laboral pero no fue posible incorporarlo al texto, al igual que sucede en la negociación de los convenios sectoriales.
“Es necesario que haya una rebaja legal de la jornada laboral porque en las empresas donde tenemos fuerza y donde podríamos avanzar más, nos lo impide la subrogación de parte de la actividad”, declaró Álvarez, quien dijo que en ocasiones se externalizan servicios en pymes donde hay otras condiciones de trabajo diferentes con “poca fuerza sindical”.
Asimismo, comentó que también se decía por parte de algunos sectores que se iba a destruir empleo si se subía el salario mínimo interprofesional (SMI) y, en cambio, este ha crecido un 47% en cinco años y no ha sucedido.
FRUTO REPARTIDO
Además, sostuvo que es necesario reducir la jornada laboral para avanzar en innovación y digitalización de los procesos productivos. Eso sí, advirtió de que “queremos que el fruto de ese avance se reparta en los salarios, en las condiciones de trabajo y en la jornada laboral”.
“Por eso, reducir el tiempo de trabajo va a ser, sin lugar a dudas, un instrumento para poder aumentar la productividad de nuestro país”, añadió Álvarez, quien reconoció que con las nuevas tecnologías se perderán algunos empleos pero aparecerán otros nuevos.
Recordó que hace 40 años que no “se toca la jornada laboral” y subrayó que “ha llegado el momento” de volver a hacerlo. “Hace 25 años fabricar un coche costaba en torno a 60 horas y hoy cuesta 16. Todo eso, ¿Dónde ha ido? ¿Qué parte de eso se tienen que llevar los trabajadores de nuestro país?”, se preguntó el líder de UGT.
En su intervención, destacó también que ahora hay “menos tiempo de disfrute” que hace 40 años, dado que ahora “la formación permanente es una exigencia” y en la mayoría de casos se tiene que hacer fuera de la jornada de trabajo. Y todo ello, según dijo, sin “hablar de la esclavitud que representa” la falta de desconexión digital.
Igualmente, hizo extensiva esta situación al sector servicios y cargó contra quienes hacen bromas diciendo que la media jornada en la hostelería es de 12 horas, en alusión al presidente de la patronal Hostelería de España que, eso sí, rectificó posteriormente.
DESPIDO
Por otro lado, Álvarez señaló que no cree que “tarde más de tres o cuatro meses” en que se produzca la sentencia acerca de la demanda que su sindicato primero y CCOO después interpusieron ante la Justicia europea por el “bajo coste” del despido en España.
Auguró que la sentencia será favorable para los intereses de los trabajadores, dado que ya ha sucedido antes en Francia e Italia y detalló que ello supondrá que los jueces podrán fijar otros criterios en la indemnización del empleado despedido para que se tenga en cuenta su edad o su situación familiar.
Con todo, volvió a pedir que se establezca un coste mínimo del despido que sea de seis meses del salario del trabajador, a fin de que romper la relación laboral con una persona con poca antigüedad no sea tan barato para las empresas.
“No pedimos nada nuevo. Es lo que hicieron los italianos tras la sentencia”, agregó Álvarez, que aprovechó su intervención para contraponer que ahora Sumar y PSOE sean “transparentes” y planteen públicamente qué aspectos de sus programas electorales pactan, frente a lo que hizo Feijóo en su intento de investidura, que no explicó que pactó con Vox a cambio de su apoyo.
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