MADRID, 16 (SERVIMEDIA)
El uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la UE estará regulado por una norma que será la primera ley integral sobre IA del mundo.
Como parte de su estrategia digital, la UE quiere regular la IA para garantizar mejores condiciones de desarrollo y uso de esta tecnología innovadora que puede aportar beneficios para lograr una mejor asistencia sanitaria, un transporte más seguro y limpio, una fabricación más eficiente o una energía más barata y sostenible. Pero cuyo uso también emplica riesgos.
El pasado miércoles los eurodiputados adoptaron su posición negociadora sobre la ley de IA. Ahora comenzarán las conversaciones sobre la forma final de la ley en el Consejo, junto a los países de la UE. El objetivo es alcanzar un acuerdo a finales de este año.
En abril de 2021, la Comisión propuso el primer marco regulador de la UE para la IA. Propone que los sistemas de IA que puedan utilizarse en distintas aplicaciones se analicen y clasifiquen según el riesgo que supongan para los usuarios. Los distintos niveles de peligro implicarán una mayor o menor regulación. Una vez aprobadas, serán las primeras normas del mundo sobre IA.
La prioridad del Parlamento es garantizar que los sistemas de IA utilizados en la UE sean “seguros, transparentes, trazables, no discriminatorios y respetuosos con el medio ambiente”. Considera que los sistemas de IA deben ser supervisados por personas, en lugar de por la automatización, para evitar resultados perjudiciales. El Parlamento también quiere establecer una definición uniforme y tecnológicamente neutra de la IA que pueda aplicarse a futuros sistemas de IA.
OBLIGACIONES
La nueva normativa establecerá obligaciones para proveedores y usuarios en función del nivel de riesgo de la IA. Los sistemas de IA de riesgo inaceptable son los que se consideran una amenaza para las personas y serán prohibidos. Incluyen la manipulación cognitiva del comportamiento de personas o grupos vulnerables específicos, por ejemplo, juguetes activados por voz que fomentan comportamientos peligrosos en los niños; una clasificación de personas en función de su comportamiento, estatus socioeconómico o características personales; o sistemas de identificación biométrica en tiempo real y a distancia, como el reconocimiento facial.
Aunque existen algunas excepciones a esta calificación. Por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica a distancia, “a posteriori”, en los que la identificación se produce tras un retraso significativo, se permitirán para perseguir delitos graves y sólo cuando haya previa aprobación judicial.
Los sistemas de IA que afecten negativamente a la seguridad o a los derechos fundamentales se considerarán de alto riesgo y se dividirán en dos categorías: los sistemas de IA que se utilicen en productos sujetos a la legislación de la UE sobre seguridad de los productos y que incluye juguetes, aviación, automóviles, dispositivos médicos y ascensores, y los sistemas de IA pertenecientes a ocho ámbitos específicos que deberán registrarse en una base de datos de la UE (identificación biométrica y categorización de personas físicas; gestión y explotación de infraestructuras críticas; educación y formación profesional; empleo, gestión de trabajadores y acceso al autoempleo; acceso y disfrute de servicios privados esenciales y servicios y prestaciones públicas; aplicación de la ley; gestión de la migración, el asilo y el control de fronteras, y asistencia en la interpretación jurídica y aplicación de la ley). Todos los sistemas de IA de alto riesgo serán evaluados antes de su comercialización y a lo largo de su ciclo de vida.
IA GENERATIVA
La IA generativa, como ChatGPT, tendría que cumplir requisitos de transparencia: revelar que el contenido ha sido generado por IA; diseñar el modelo para evitar que genere contenidos ilegales, y publicar resúmenes de los datos protegidos por derechos de autor utilizados para el entrenamiento
Los sistemas de IA de riesgo limitado deben cumplir unos requisitos mínimos de transparencia que permitan a los usuarios tomar decisiones con conocimiento de causa. Tras interactuar con las aplicaciones, el usuario puede decidir si desea seguir utilizándolas. Los usuarios deben ser conscientes de cuándo están interactuando con la IA. Esto incluye los sistemas de IA que generan o manipulan contenidos de imagen, audio o vídeo (por ejemplo, ‘deepfakes’).
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