MADRID, 02 (SERVIMEDIA)
La jugadora de la selección española Jenni Hermoso declarará este martes ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga si hubo agresión sexual y coacciones a raíz del beso que le dio el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales durante la celebración de la victoria española en el mundial de Australia y Nueva Zelanda. La deportista ratificará que el beso no fue consentido.
La comparecencia de la jugadora, fijada a las 10.00 horas, se produce horas después de que haya protagonizado la retransmisión de las campanas de fin de año en Televisión Española, donde compartirá las tareas con el veterano Ramón García y la presentadora Ana Mena.
El titular del Juzgado Central de Instrucción Número 1, Francisco de Jorge, la citó inicialmente para el 28 de noviembre, pero la defensa de Rubiales solicitó el aplazamiento por coincidir la comparecencia con otro proceso judicial.
Hermoso será la última en declarar en una causa en la que se investiga a Rubiales por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones. La jugadora ya declaró ante la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durantez, antes de que se incoasen diligencias. A ella le dijo que no se sintió respetada. “Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice nada para encontrarme con esa situación”, dijo entonces.
“Lo primero que le digo al abrazarle fue ‘la que hemos liado’. Él pega un salto sobre mí, yo me mantengo firme para sostenernos. A la que baja me dijo que ‘este Mundial lo hemos ganado gracias a ti’. Lo siguiente que recuerdo son sus manos en mi cabeza y no recuerdo haber escuchado nada más”, explicó.
“NO SE ME RESPETÓ”
Y añadió: “En ningún momento fue consentido. Me sentí no respetada, no se me respetó ni como jugadora ni como persona. Yo estaba viviendo algo histórico y pensé que algo así iba a acarrear consecuencias. Yo no hice nada para encontrarme con esa situación”.
Tras la celebración y todavía en el estadio la directora de Fútbol Femenino, Ana Álvarez, habla con ella, también lo hace la responsable de prensa Patricia Pérez. El revuelo por el beso ya empezaba a tener repercusión y la RFEF prepara un comunicado descargando de responsabilidad a Rubiales. Pérez la hace bajar del autobús que traslada a la selección y se lo muestra. Hermoso le acaba pidiendo su aprobación y la jugadora le responde que hagan lo que quieran, ante la imposibilidad de oponerse a su publicación.
Rubiales, en su declaración ante el juez, aseguró que el beso no fue más que “una muestra de afecto” que surgió de manera “natural” ante “millones de ojos” y “con consentimiento”. Insistió en que le preguntó “antes”, por lo que concluyó: “¿cómo no le voy a respetar?”. Además, relató ante el juez que después del beso, Hermoso “se fue muerta de risa” y dándole “dos cachetes en el costado”.
Jenni Hermoso tendrá que ratificar ante el juez si es cierto que, como explicó ante la fiscal, Rubiales fue a buscarla al vestuario, todavía en Sídney, y si después también la abordó en Doha, donde el equipo hizo escala antes de llegar a Madrid desde Australia para pedirle que saliera con él en un vídeo explicativo. Además, se explicará sobre si hubo presiones por parte del entorno y trabajadores de la federación, que intentaron convencerla para que saliera en defensa del presidente, que finalmente fue suspendido por la FIFA y dimitió tres semanas después.
“TIENES QUE AYUDARME”
Según la declaración de la deportista ante la fiscal, las presiones de Rubiales se sucedieron en el vuelo de vuelta a España, donde Rubiales le pidió que saliera en un vídeo exculpatorio para él. “Tienes que ayudarme, y hacerlo por mis dos hijas que están ahí llorando en el avión” le dijo el expresidente de la RFEF. “Él me estaba pidiendo que le ayudara a solucionar un acto que él provocó. Yo no sentía que tuviera que ayudar a nadie”.
A partir de ese momento, ya no la volvieron a presionar, pero entonces otros responsables de la RFEF se dirigieron a sus familiares y amigos. El ya exseleccionador Jorge Vilda, habló con el hermano de Hermoso, con su prima y con el novio de esta: “A mi hermano le dejaron caer que si yo le ayudaba, me iría bien”. Tanto Vilda, como el director de la selección masculina, Albert Luque, están imputados en la causa.
La futbolista Laia Codina, que declaró como testigo, dijo al juez que el beso no fue consentido y respaldó la versión dada por su compañera de selección. Corroboró que existieron presiones tras la polémica para que la futbolista respaldara la versión que en un primer momento dio la RFEF en su comunicado de prensa.
Por su parte, el director del Comité Nacional del Fútbol Femenino, Rafael del Amo, negó ante el juez instructor que se produjeran presiones a la futbolista. Sin embargo, admitió que durante los días posteriores a la victoria en el Mundial de Australia hubo conversaciones con ella para tratar de llegar a un acuerdo sobre la versión que daría la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sobre el beso.
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