MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra asegura que la “calidad de nuestra democracia ha descendido varios peldaños” hasta situarse a “nivel de guardería”.
Guerra lo llama “democracia tautológica” para explicar que los argumentos se han sustituido por “eslóganes de repetición: No es no. Sí es sí. Nivel de guardería, vamos”. El dirigente hace esta reflexión en el prólogo del libro ‘En defensa de la Transición’ que escribe la catedrática de Derecho Constitucional Teresa Freixes.
El exvicepresidente culpa a parte de la élite política y social que actúa “con indiferencia y desprecio” respecto a la Constitución. Guerra incide en que “actúa y se manifiesta con indiferencia y, aún con desprecio,” respecto a la Carta Magna.
Asimismo, el socialista pone en valor los 45 años de España bajo el texto que regula la convivencia. Un escrito “aceptado por todos con entusiasmo”, pero ante el que ahora surgen “actitudes contrarias”, advierte. “Hoy las posiciones de ambos lados del espectro ideológico se han radicalizado, mostrando nulo respeto a la norma y a la institucionalidad”, esgrime Guerra.
LOS POPULISMOS Y LA CONSTITUCIÓN
En su libro, Freixes describe el proceso que llevó a la consolidación de la democracia en España y defiende la vigencia del consenso del 78 frente a los desafíos que afronta, cinco décadas más tarde, el Estado de derecho.
La catedrática reflexiona sobre cuál es la mejor opción para actualizar la Carta Magna, si reforma, ruptura o mutación constitucional.
Aquí menciona a los populismos que “ni siquiera se plantean un programa de reformas constitucionales concretas”, al considerar que se irán haciendo progresivamente “mediante una praxis que incluiría reformas constitucionales encubiertas”.
Según Freixes, el carácter “integrador” de la Carta Magna permite que se puedan prever distintas materializaciones en su concreción legislativa evidenciando una significativa muestra de la “no existencia de una única respuesta” constitucionalmente válida.
De este modo, considera que “mientras la interpretación sea suficiente para realizar la adaptación de la Constitución a las necesidades sociales, no es necesario desencadenar los mecanismos legales de reforma constitucional”.
La reforma, piensa Freixes, sólo será necesaria cuando “con la interpretación” no se consigan los objetivos finales de adecuación entre derecho y sociedad.
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