MADRID/CÁCERES, 16 (SERVIMEDIA)
La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, defendió este jueves la continuidad de la central nuclear de Almaraz al tiempo que invitó al Gobierno de Pedro Sánchez a cambiar su “hoja de ruta” y desmantelar primero las plantas de Cataluña, dado que el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha rechazado sumarse a un frente común contra estos cierres.
Tras recibir al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en Cáceres y visitar con él la empresa Incalexa Instalaciones, Guardiola censuró ante los medios que Illa rechace aliarse con las comunidades autónomas que tienen plantas nucleares en funcionamiento frente al Gobierno central, que quiere acometer ya el cierre de Almaraz.
Hace unos días, la presidenta extremeña remitió una carta a Illa y a los presidentes de la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, Carlos Mazón y Emiliano García-Page, para oponerse al plan del Ejecutivo central. Mazón le brindó su apoyo y Page le emplazó a una reunión, mientras que Illa dejó “muy claro que no quiere nucleares y que su apuesta de futuro pasa en exclusiva por las renovables”.
“Pues bien”, replicó Guardiola, “si Cataluña no quiere nucleares, que comience el Gobierno de España cerrando las centrales nucleares de Cataluña”. “Yo no quiero que cierre ninguna central porque estoy con el sentido común y porque esto no va de partidos, esto va de razones. Yo lo que quiero es la soberanía energética para mi país”.
“Pero a la vista de la negativa de dar marcha atrás” y con Almaraz aproximándose a su desmantelamiento, Guardiola defendió que “lo lógico es que no se empiece cerrando una central nuclear en una comunidad autónoma donde su gobierno autonómico y donde la sociedad en su conjunto la está defendiendo”, sino que se empiece por el que se ha puesto de “voluntario”, es decir, de Cataluña.
Con todo ello, Guardiola volvió a defender la continuidad de Almarez porque es “esencial” para Extremadura. Y Feijóo ratificó su oposición al cierre y exigió a Sánchez que no desoiga “el consenso social” y revierta su decisión por las “necesidades objetivas energéticas e industriales” que tiene España.
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