MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
Eurodiputados de variados grupos parlamentarios de la Eurocámara, incluyendo liberales, socialistas y de la izquierda, han dirigido una carta Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Unión Europea, Josep Borrell, subrayando lo que consideran una severa crisis de derechos humanos en Argelia.
La carta, fechada el 10 de noviembre, refleja una condena enérgica hacia las tácticas represivas del régimen argelino, destacando la eliminación sistemática de la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación. El texto señala específicamente incidentes como la disolución de más de 20 organizaciones de derechos humanos, el cierre de múltiples medios de comunicación independientes y la detención arbitraria de periodistas y activistas políticos, ilustrando una clara violación de las libertades civiles.
Esta misiva se suma a una serie de más de cinco iniciativas emprendidas este año por el Parlamento Europeo, que incluyen debates en la subcomisión de derechos humanos de la Eurocámara y una firme resolución de condena emitida en mayo, destacando la preocupación por el deterioro continuo de los derechos humanos en Argelia.
Consideran que esta escalada de represión en Argelia es especialmente alarmante dada la visita del Relator Especial de las Naciones Unidas, Clément Nyaletsossi Voule, en septiembre, cuyo llamado a las autoridades para reducir restricciones a organizaciones civiles ha sido evidentemente ignorado. Algunos eurodiputados consideran que en lugar de atender estas recomendaciones el régimen argelino ha intensificado su asalto a los derechos fundamentales.
Los eurodiputados condenan inequívocamente la violación por Argelia de los principios del Acuerdo de Asociación UE-Argelia, que establece el respeto a los derechos humanos como esencial. Instan al Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad a emprender acciones diplomáticas urgentes y contundentes contra el régimen argelino por estas transgresiones.
La misiva concluye exigiendo una postura firme y un compromiso renovado de la Unión Europea para que asuma un papel activo y decidido en la defensa de los derechos humanos y los principios democráticos, no solo en Argelia sino en todo el mundo.
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