MADRID, 01 (SERVIMEDIA)
El Gobierno de coalición lleva meses sondeando a las distintas formaciones para presentar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) en la Cámara Baja, aunque ve “complicado” el apoyo de los independentistas.
El Ejecutivo inicialmente tiene hasta el próximo 30 de septiembre para presentar en el Congreso de los Diputados un proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE), tal y como se ha comprometido, al asegurar su portavoz, Pilar Alegría, que se hará “en tiempo y forma”. Por este motivo, fuentes socialistas confirman que “se está sondeando a todos los partidos, excepto a Vox” para ver qué prioridades exigen que el Ejecutivo incluya para su aprobación.
Sin embargo, el Ejecutivo es consciente al mismo tiempo de que no tiene los apoyos asegurados. La duda viene principalmente de los dos partidos independentistas, Junts y ERC. “Somos conscientes de que todavía no tenemos los apoyos”, sostienen fuentes gubernamentales. Otras fuentes de La Moncloa ven “difícil” y “complicado” que estas dos formaciones les den su apoyo cuando ahora mismo están centrados en los congresos internos que celebrarán en septiembre y noviembre, respectivamente, para renovar sus direcciones.
A esto se añaden una serie de desplantes por parte de las dos formaciones, como el voto en contra de Junts en julio a la senda de estabilidad presupuestaria, que marca los objetivos de deuda y déficit, y que representa la antesala para la aprobación de las cuentas públicas. Por ello, el Gobierno deberá registrar de nuevo este primer paso en la Cámara Baja y negociar con el resto de grupos parlamentarios para que, esta vez sí, logre su aprobación.
A esto se suma también el desplante por parte de Junts al Gobierno con su voto en contra, junto a PP y Vox, de la modificación del artículo 35 de la Ley de Extranjería por la que el Ejecutivo pretendía establecer por ley el reparto entre las comunidades autónomas de menores migrantes no acompañados.
La diputada de Junts en el Congreso Marta Madrenas i Mir quiso dejar constancia de que no son socios del Gobierno de coalición, tal y como el PP les reprochó este pasado martes en la Cámara Baja. “No somos socios de este Gobierno. Solo nos interpelan Cataluña y los catalanes. No sé a qué se debe esta vocación suya de siempre irnos uniendo cuando saben que no es así”, afirmó la dirigente.
En el Gobierno son conscientes y esgrimen que en Junts están pendientes de su congreso interno, donde el expresidente catalán Carles Puigdemont busca alzarse de nuevo con el liderazgo, según apuntan cargos del partido cercanos a su figura.
Los convergentes celebrarán a finales de octubre su cónclave en Calella (Barcelona) y no se descarta la presencia del propio Puigdemont, pendiente de una orden de arresto nada más que pise suelo español tras la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, puesto que aún no se le ha aplicado la amnistía promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez.
El expresidente catalán tiene su escaño como diputado en el Parlamento autonómico, pero no ocupa ningún cargo en el organigrama de Junts. Una situación que podría variar a partir del próximo congreso de la formación independentista.
La hipotética dupla formada por el presidente del Parlament de Cataluña, Jordi Turull, y Puigdemont para controlar Junts “podría cambiar el escenario político de la formación” que mantiene hasta el momento, según apuntan fuentes del partido, con “una línea todavía más dura ante promesas que no se han cumplido”, en alusión a la ley de amnistía y que Puigdemont no pueda regresar a España sin ser detenido.
Por su parte, los republicanos tampoco garantizan su apoyo, tras el desacuerdo por la interpretación que hacen los socialistas del pacto fiscal que sirvió para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat.
Para los socialistas es una financiación singular y para ERC es un concierto económico y, hasta el momento, nadie ha abandonado sus posiciones. Al igual que Junts, en ERC también consideran que el escenario político podría variar en función de quién ostente la nueva dirección de la formación tras el congreso.
El pasado miércoles, la cúpula del partido que dirige Marta Rovira se reunió para acordar una fecha para este cónclave que, en un principio estaba prevista su celebración para el 30 de noviembre. Sin embargo y desde la candidatura de Oriol Junqueras se solicitó que se adelantase la fecha.
La reunión fijó aplazar esta decisión para asegurarse de que la militancia también participa en este sentido. El exlíder de ERC promete devolver el partido a las esencias, “como ya hizo en 2011”, dicen sus allegados.
Entre las caras más conocidas se encuentran la del exconsejero Raúl Romeva; la eurodiputada Diana Riba; la diputada del Parlament de Cataluña, Ana Balsera; el exconsejero Bernat Solè o el diputado Gabriel Rufián.
Frente a este proyecto se encuentra otro, sin todavía ningún líder claro, que fomenta, precisamente, huir de los hiperliderazgos que puede representar Junqueras. Aquí se encuentran caras como la del alcalde de Manresa, Marc Aloy; la exconsejera y diputada, Teresa Jordà o la exdiputada Alba Camps.
Desde la formación no descartan que se presenten nuevas candidaturas en estos días y desde el Ejecutivo sostienen que “se está hablando con todos los protagonistas” para destacar que no están con ninguna corriente y que profesan un “profundo respeto” a estos procesos internos, “como el PSOE o Sumar también tienen los suyos”, indican.
Desde el Gobierno asumen que “no pasa nada” si se prorrogan los actuales Presupuestos, ya que “los de 2023 son nuestros”, esgrimen fuentes de Moncloa. Sería la segunda prórroga consecutiva y la sexta en diez años.
Según el Ejecutivo, los Presupuestos vigentes ofrecen margen de gasto al contar con el apoyo de los fondos europeos y desmienten que “se acabe el Gobierno, como quiere hacer ver el PP”. Sin embargo, las mismas fuentes insisten en que “nosotros lo vamos a intentar” y, entonces, “la pelota estará en el tejado del resto de grupos, que tendrán que explicar el sentido de su voto”, zanjan.
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