MADRID, 22 (SERVIMEDIA)
El Pleno del Congreso de los Diputados dará su puntilla este miércoles al real decreto ley que recupera el impuesto a las energéticas, gravamen que dejó de estar en vigor a finales de 2024 por el rechazo del PP, Vox, Junts y PNV en el Congreso de los Diputados y que afronta hoy su debate de convalidación.
Todo indica que el anunciado rechazo del PNV y Junts se confirmará en unas horas. Aún así, el Gobierno aprobó el impuesto para cumplir con ERC, EH Bildu y el BNG.
En el improbable caso de que se convalidase el decreto, el impuesto se cobraría a las energéticas de forma retroactiva a 1 de enero. Además, el Gobierno contemplaba convertirlo en permanente a través de su desarrollo como proyecto de ley.
Como novedad, el gravamen temporal energético a satisfacer en el año 2025 permitía que las compañías se pudieran deducir hasta un 60% del impuesto en función de la dotación que realicen para inversiones dedicadas a la transición energética.
En concreto, la deducción era de un mínimo del 10%, porcentaje que se incrementaba hasta el 60% si la dotación excedía la cuantía de la prestación, que se correspondía con el 1,2% de la cifra de negocios del año 2024.
Como ejemplo, si una compañía debía pagar 100 millones por el impuesto, se podría reducir el pago un 10% si la dotación no supera los 100 millones que debe abonar. Además, todo lo que destine a la dotación por encima de los 100 millones permitía una deducción del 30%, con el límite de que en su conjunto no superara el 60% del impuesto a pagar.
A estos efectos, se considerarían inversiones estratégicas aquellas que sean esenciales para la transición ecológica y descarbonización y que por su magnitud contribuyan al crecimiento económico y el empleo, realizadas en activos fijos y tecnologías que se comprometan en proyectos industriales para la producción de hidrógeno renovable, la transformación de residuos en productos secundarios o en componentes de combustibles y gases renovables como el biogás o el biometano.
También en el almacenamiento energético, y sus posibles infraestructuras de red asociadas, las inversiones asociadas a la cadena de valor nacional y europea, para contribuir a la autonomía estratégica, así como los proyectos de eficiencia energética que permitan la consecución de objetivos tales como los incluidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), así como en el Plan Repower EU.
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