MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
El compañero de piso del yihadista que el pasado mes de enero mató a un sacristán en Algeciras e hirió a otras dos personas ratificó este viernes ante el juez que su radicalización se produjo en apenas un mes y medio.
El juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea tomó este viernes declaración como testigos al compañero de casa y al hermano del hombre que protagonizó el ataque yihadista de Algeciras el pasado mes de enero en el que resultó asesinado el sacristán de la iglesia de la Palma, Diego Valencia, y heridas dos personas, entre ellas el párroco de San Isidro, Antonio Rodríguez. Fuentes jurídicas aseguraron que ambos ratificaron la declaración que hicieron en comisaría tras su detención.
Estas citaciones fueron acordadas el pasado 31 de enero y tendrán continuidad en próximas semanas con el interrogatorio del acusado y de los testigos presenciales de los hechos. En concreto, el 21 de marzo, están citados ocho testigos, entre los que se encuentran varias personas presentes durante el ataque, un policía que también fue testigo, los dos agentes que detuvieron al investigado y otro policía que presenció las circunstancias que rodean la detención. Las declaraciones están programadas a partir de las 10.00 horas por videoconferencia. Ya el día 24, declararán las dos víctimas del ataque que sobrevivieron.
El juez había solicitado un examen psiquiátrico del atacante, Yassine Kanjaa, para saber si es imputable. Los forenses de la Audiencia Nacional han recomendado su ingreso en una unidad psiquiátrica para observar su evolución. Las declaraciones fueron aplazadas, ya que en un primer momento se programaron para los días 15 y 17 de febrero.
El juez Gadea tomó declaración a Kanjaa el pasado 30 de enero y decidió enviarle a prisión provisional sin fianza. El presunto yihadista está investigado por delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas. En su auto, el magistrado consideró que se los actos fueron un ataque yihadista.
A tenor de su declaración, el magistrado concluye que el hombre era consciente de sus actos y tenía definidos sus objetivos. Sus convicciones yihadistas se dirigían tanto a los católicos como a los musulmanes que no observaran estrictamente los preceptos de El Corán. Así, intentó matar a todos los sacerdotes de la iglesia en la que entró y también a un marroquí converso.
Su compañero de piso declaró ante la policía que el proceso de radicalización de Kanjaa fue muy rápido. Ambos vivían en una casa abandonada y en ruinas en las inmediaciones de la calle Sevilla, en Algeciras.
En un momento dado, apreció que el hombre dejó de beber y fumar hachís, comenzó a escuchar audios sobre el Corán y a tener comportamientos agresivos. El testigo estima que todos estos cambios se produjeron en no más de mes y medio antes del ataque.
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