MADRID, 24 (SERVIMEDIA)
ETA y el nacionalismo han provocado la merma de un 9% de población vasca entre 1977 y 2022, un total de 180.000 españoles nativos, a lo que hay que añadir la pérdida demográfica adicional de varias decenas de miles de habitantes más, que son los hijos e incluso los nietos de aquellos que tuvieron que salir del País Vasco.
Así lo refleja ‘El éxodo vasco como consecuencia de la persecución ideológica’, un informe publicado este miércoles por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social del CEU (Cefas), coordinado por María San Gil, expresidenta del PP vasco y miembro de CEFAS, y elaborado por José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo; Carlos de Urquijo, director de Proyectos de la Fundación Villacisneros; y Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico del CEU. El objetivo de este informe es analizar y contrastar con datos las consecuencias del terrorismo y el nacionalismo excluyente en el ámbito demográfico, económico y social en el País Vasco.
El estudio se hace eco de que a partir de 1977 comenzó el éxodo de parte de la población hacia otras zonas de España (e incluso el extranjero), “provocado por los asesinatos y las amenazas de ETA y la hostilidad hacia todo aquel que no fuera nacionalista, sumado a las dificultades económicas derivadas de la crisis industrial vizcaína”. También se produjo, principalmente en las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, “un hundimiento abrupto de la natalidad -fenómeno que ocurrió en toda España-, pero en ninguna región de manera tan acentuada”.
Ese descenso del 9% se calcula al comparar la población nacida en España que vivía en el País Vasco en enero de 2022 con la de 45 años antes, y descontando el saldo entre nacimientos y muertes acumulado en ese lapso.
TESTIMONIOS
Además, CEU-Cefas ha querido dotar al informe de testimonios personales, a través de más de 30 entrevistas realizadas durante el pasado mes de marzo, a personas de distintos colectivos que se vieron afectados por ETA y su entorno: familiares de asesinados, periodistas, jueces, empresarios, entre otros.
En palabras de María San Gil, coordinadora del estudio, “resulta significativo que, trece años después del último asesinato por ETA, doce tras su anuncio del alto el fuego definitivo y cinco de su disolución, varios de los encuestados prefieran todavía mantener el anonimato. Es más, también es esclarecedor la unánime decepción con el gobierno vasco por no haberse preocupado nunca de su situación ni sus necesidades, más allá de las indemnizaciones que les pudiesen ofrecer como consecuencia de las leyes de víctimas de terrorismo”.
Para tener una visión más completa de la sociedad vasca se ha querido conocer también la opinión de los jóvenes, menores de 30 años, que permanecen allí y de su visión sobre el País Vasco como potencial tractor de talento. En este sentido, la mayoría han considerado que, a pesar de que el País Vasco parte de una posición económica y empresarial privilegiada si se compara con la mayoría de las regiones del resto de España, no es un factor suficiente para atraer talento e iniciativa empresarial de otras zonas.
Asimismo, la gente emprendedora y con talento tiene la capacidad de poder elegir dónde establecerse y lo normal es que opten por hacerlo en sociedades abiertas, en las que las cuestiones políticas no sean un factor relevante para prosperar. “Para prosperar es necesario ser del PNV, del partido de la ETA o mostrar cercanía hacia el nacionalismo”, dice uno de los encuestados.
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