MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Guardia Civil, han desarticulado el grupo de aluniceros más activo en el sur de España con la detención de ocho integrantes de la organización que, dirigida desde Sevilla, cometían sus acciones delictivas en las provincias de Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga. Jaén y Badajoz.
Según informó el Ministerio del Interior la investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 3 de Algeciras (Cádiz), se inició en junio de 2023 cuando los agentes tuvieron conocimiento de una serie de robos con fuerza en dos establecimientos en Palmones- Los Barrios (Cádiz). Tras las primeras indagaciones se logró identificar a los autores de estos hechos, así como los vehículos utilizados para perpetrar los robos.
Los movimientos de los integrantes de la organización durante varios meses, así como de los diferentes vehículos utilizados durante la comisión de sus actividades ilícitas, permitió a los investigadores concluir que estaban tras un grupo criminal responsable de llevar a cabo delitos similares en diversos lugares de las provincias de Cádiz, Córdoba, Sevilla, Granada, Huelva, Málaga y Badajoz.
El grupo criminal poseía un alto nivel de profesionalidad, llevando a cabo sus acciones delictivas con gran rapidez y con una capacidad de realizar hasta diez robos en apenas seis días, que ejecutaban ocultando su identidad con pasamontañas, gorros y guantes. En algunos de los robos, uno de los miembros portaba un extintor para usar contra el personal de seguridad en caso de ser sorprendidos, dándoles el tiempo suficiente para darse a la fuga.
MÁS DE 100 ROBOS
Los detenidos se dedicaban al robo con fuerza en establecimientos públicos, mediante el método del alunizaje, robo y hurto de vehículos a motor, falsedad documental y tenencia ilícita de armas. Se les atribuye más de 100 robos con los que habrían sustraído efectos valorados en medio millón de euros.
Sus acciones supusieron grandes pérdidas para los propietarios de los establecimientos en los que cometían los asaltos. Los establecimientos estaban dedicados a la venta al público de todo tipo de género, desde secaderos de jamones, estancos, tiendas de telefonía, de moda y material deportivo, hasta cadenas de perfumería, bazares orientales o pequeñas tiendas de ultramarinos.
A esta cantidad habría que sumarle los gastos ocasionados en la reparación o sustitución de los daños provocados. La reiteración de los robos al mismo establecimiento obligaba, en algunos casos, al cierre del comercio por no poder afrontar los elevados gastos ocasionados, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
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