MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Los cubanos están llamados este domingo a las urnas para renovar la Asamblea Nacional del Poder Popular, un Parlamento unicameral controlado por miembros o aliados del Partido Comunista y frente al que la oposición quiere ejercer un contrapeso en la calle, con llamamientos generalizados a la abstención ante unos comicios que no reconoce como legítimos.
La Asamblea se renueva cada cinco años y en esta ocasión están en juego 470 escaños, para los cuales se presentan 470 candidatos. La designación de estos aspirantes deriva de comisiones locales donde teóricamente están representados diversos sectores, pero el propio método y el rechazo opositor al sistema de designación garantiza un bloque férreo de fieles al oficialismo.
Según los datos publicados por la propia Asamblea, más del 55 por ciento de las candidaturas corresponden a mujeres, con una proporción de educación universitaria que supera el 95 por ciento. La edad media de los candidatos se sitúa en los 46 años, aunque lo cierto es que la lista incluye nombres de veteranos como el del expresidente Raúl Castro, que con 91 años quiere seguir en primera línea.
También aspira a un escaño el actual mandatario, Miguel Díaz-Canel, y se han colado algunos nombres reconocibles no sólo en el país sino también fuera, como el de Elián González, el niño balsero que en 1999 protagonizó un conflicto diplomático entre Cuba y Estados Unidos tras ser interceptado frente a las costas de Florida.
LA LABOR DE LA ASAMBLEA
La Asamblea, con sede en el conocido como Capitolio de la Habana, tiene entre su potestad la labor legislativa dentro de Cuba pero, una vez constituida el 19 de abril, deberá también determinar la cúpula de Gobierno del país. Así, entre sus competencias figura designar al Consejo de Estado, así como al presidente y vicepresidente de Cuba.
La renovación parlamentaria completa también el proceso de renovación política en que se ha embarcado la isla a raíz de la aprobación en 2019 de una nueva Constitución y que ha incluido, entre otras cuestiones, una nueva ley electoral, si bien las principales voces de la oposición siguen denunciando que no hay avances tangibles hacia una mayor democratización.
Para participar en los comicios, los votantes deben tener más de 16 años, estar inscritos en el registro electoral y haber vivido en la isla al menos los últimos dos años, según consta en la ley. El Consejo Nacional Electoral celebró el 19 de marzo un simulacro –una “prueba dinámica” según la denominación oficial– que las autoridades consideraron un éxito.
Este domingo, los electores tendrán ante sí una papeleta con varios candidatos y tienen la posibilidad de respaldar a todos ellos, a varios o sólo a uno. La ley establece que, para superar el trámite, es necesario que los candidatos reciban más de la mitad de los votos válidos en su circunscripción, por lo que si alguno no supera el umbral corresponderá a las autoridades locales nombrar a alguien o incluso podrá quedar el escaño vacante.
LA CLAVE DE LA ABSTENCIÓN
Las autoridades se han esforzado en estos últimos días por llamar al voto e incluso el propio Díaz-Canel lo hizo al recibir a la selección de béisbol de Cuba tras un simbólico partido con Estados Unidos. El propio Díaz-Canel se ha sumado también a los actos electorales convocados en Santa Clara, por donde se presenta.
Este mensaje oficial se contrapone al de la disidencia, habitualmente crítica con unos procesos que no reconoce, a la espera de que el Gobierno acometa reformas y avances democráticos que no parecen factibles a corto plazo. Entre quienes han abogado por no participar están figuras destacadas como el dramaturgo Yunior García, exiliado en España, o la periodista Yoani Sánchez.
“Piensa antes de ir a votar el próximo 26 de marzo de 2023, que el dinero con que te pagan, no vale un carajo dentro de Cuba”, clama en redes sociales el también opositor Guillermo Fariñas, detenido en varias ocasiones.
De hecho, la histórica abstención registrada durante las elecciones municipales de noviembre se ha convertido ya en un elemento clave del argumentario de la disidencia. En dichos comicios, en los que los ciudadanos votan de manera directa a sus candidatos, participó menos del 69 por ciento del electorado, lejos de las participaciones masivas asociadas tradicionalmente a este tipo de procesos.
La cita de este domingo también es vista con recelo por los gobiernos habitualmente críticos con La Habana, como el estadounidense. El secretario de Estado adjunto para asuntos del hemisferio occidental, Brian A. Nichols, ha lamentado que los cubanos no tienen ante sí una “elección real”, ya que “cuando la única elección es el Partido Comunista y comités cerrados que eligen candidatos para presentarse sin oposición no hay democracia, sólo autocracia y miseria”.
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